Mi confesión de como me convertí en contra revolucionario

Todo comenzó el día que decidí engañar a mi propia palabra, me inicie con pequeñas tretas, que llamaba; "acciones tácticas". Cosas que parecen insignificantes, las justificaba como procedimientos revolucionarios ordinarios, rutinarios; como por ejemplo maniobrar las decisiones de un colectivo de base, atribuirme logros que eran producto de todo una organización y como en el ámbito político esas cosas eran aceptadas, las asumí como bueno, sin percatarme siquiera que era lógico que el ambiente político las viera como bueno, porque ese ambiente estaba regido por un tipo de ética que una revolución verdadera esta obligada a destruir. O sea me regí por los principios éticos que me enseño la escuela burguesa.

Asumiendo la practica política burguesa pero con un ropaje rojo, comencé mi carrera de contrarevolucionario. Primero junto con mis viejos compañeros de estudios y luchadores de toda la vida nos insertamos en el vendaval revolucionario. Allí empezamos a detectar a las fuerzas oportunistas que siempre fueron de derecha pero que se vestían de revolucionarias solo con el deseo de vivir de la revolución. Debíamos fortalecernos para evitar que esa derecha corrupta avanzara, pero esa acumulación de fuerzas, la hacíamos con la misma práctica de esa misma derecha corrupta.

Es necesario organizar a la gente, es necesario organizar el pueblo, el poder popular debe asumir espacios de poder político y debe ir estructurando el nuevo estado; esa era la palabra, esa era la justificación, pero la verdad era que ese poder giraba en torno a mí y en la medida en que yo alcanzara poder en la estructura del viejo estado en esa medida había mas posibilidades que la gente, el pueblo; se acercara a las decisiones de gobierno.

Después fue como el que primera vez consume droga, o el que comete el primer hurto, de ahí en adelante desarrolle mis acciones estableciendo una relación con mis viejos camaradas y con las bases políticas y comunales que dependieran de mí, de manera que retenía información, no era conveniente que las bases conocieran de todo, temía que las bases manejaran demasiada información porque de allí podrían salir las y los lideres que me desplazarían; temía que mis compañeros me desplazaran también, así que cuando tenia oportunidad de montarle la piedra con algún dirigente influyente se las montaba; poco a poco me fui rodeando de personas incondicionales, de personas que celebraran mis chistes malos, que fueran capaces de defender mis decisiones sin reflexionar sobre razones. Para esto necesitaba repartir algunas prebendas que los mantuviera fieles y agradecidos.

Tampoco me convenía que mis compañeros de toda la vida se enteraran de mis practicas, así que deje conmigo a los que se adaptaron a las nuevas circunstancias y a los puritanos, los pendejos de siempre que viven soñando con la revolución bolchevique, o con la clase obrera, los fui dejando en el mismo circulo del que salí, en el circulo que ahora despectivamente califico de los soñadores, de los utópicos, de los de la "izquierda trasnochada"; sin percatarme que en verdad, estaba desertando de la tierra de los íntegros y honestos.

Ahora era una persona candidateable. Sugerían mi nombre para diputado, para alcalde, para un cargo publico importante, hasta para gobernador, claro todo esto se debió a que mis aspiraciones supe masificarlas a través de mis siempre agradecidos incondicionales y esa habilidad que desarrollé para codearme con funcionarios influyentes del gobierno y de aparecer en cualquier gráfica periodística a lado de tales personeros.

Desde mi nueva posición creí entender con más claridad la política. El discurso y la practica no podían andar muy juntos, eso era peligroso, era subversivo; podía hablar de poder popular, de democracia participativa y protagonica; ese es el discurso que le agrada a la gente y hay que darle cierto recurso para que lo ejerzan, pero en definitiva quien mata la partida son los grupos de poder en el partido y en el gobierno, de manera que tuve la visión de arrimarme a uno de esos grupos con vocación de poder.

Pero además entendí que política no se hace limpio, sin plata, sin recurso que manejar; ¿Cómo pagaba el trabajo de mis incondicionales? Ah en este aspecto quiero hacer un paréntesis para compartir una táctica que exitosamente apliqué en la relación con mis operadores políticos, utilizando la misma lógica del capitalismo; hubo una plantilla de esos operadores que aunque me lo rogaban nunca los ubiqué en algún trabajo fijo, porque los podía perder, me interesaba mantenerlos desempleados, como decía Karl Marx; "en el ejercito de reserva", porque cuando los requería para un evento electoral les daba algún dinero, les colocaba un vehículo y así me hacían el trabajo. Cuando más, los ayudaba con un hijo, una hija o un familiar pero a él o a ella no, los necesitaba siempre listos para que me hicieran el trabajo que el momento requería.

El dinero no solo era indispensable para hacer política, también era necesaria para cubrir los gastos de mi estatus de vida, necesitaba guardaespaldas, choferes, gastos de representación y porque no, también para costearme mis momentos de recreación, porque mi carisma fue creciendo tantos que muchas chicas encontraron en mi un atractivo no antes visto al cual tenia que darle respuesta, cosa que me acarreo mi ruptura matrimonial con la mujer que se comió las verdes conmigo, en la época del multigrafo, la batea y el buril.

Mi primera gran experiencia de poder fue cuando resulté electo alcalde; allí termine de romper con los izquierdosos trasnochados, comenzaron proponiéndome presupuestos participativos, obras por acción directa, alianzas con las comunidades organizadas para la autogestión, control de las minas de arena, campaña de pavimentación de calles con asfalto frío que es sumamente mas barato y de fácil elaboración, entre otras cosas; ¡¡y entonces!! ¿De donde iba a sacar recursos para desarrollar mi estrategia política? ¿De donde cubría mis gastos? ¿De donde pagaba la deuda con contratistas que financiaron mi campaña? ¿De donde pagaba los favores a los dirigentes influyentes que representaban el grupo de poder a la cual pertenecía? Y para ñapa, desde la presidencia de la república se propuso una reforma constitucional para darle mas poder a las comunidades organizadas, en ese tema coincidí con casi todos los alcaldes y gobernadores en ver eso como una amenaza de quitarnos el control de recursos para entregárselo al pueblo y optamos aún sin enfrentar esa línea de acción no hacer lo que se debía hacer y efectivamente se predio el referéndum donde se consultaba tal reforma.

Concluido mi período como alcalde, tuve la visión de no encláustrame en un municipio, de allí que sabiamente negocié mi declinación para la reelección a cambio que se me asignara una responsabilidad en algún ente del ejecutivo nacional, así que pase a ser asesor de un ministerio y con el tiempo y mis contactos y en fin el lobby político, logre que me designaran en la estructura de un ente desde donde manejaba los procesos de importaciones. Como pueden ver esta era una gran responsabilidad; se necesitaba garantizar el abastecimiento del país ante la arremetida imperial con el contubernio de la derecha criolla.

En esa nueva responsabilidad descubrí enormes posibilidades de fortalecimiento de mi tendencia en las filas de la revolución, aunque nunca lo hice publico, ya tenia planeado una vez que las condiciones me fueran favorables independizarme de quienes al inicio me apadrinaron y así poder negociar de tú a tú con ellos. Aun era prematuro pero ese era el propósito de mi tendencia que ya contaba con diputados regionales, concejales, alcaldes, líderes regionales del partido y una basta base de operadores políticos. Claro que en honor a la verdad hoy entiendo que eso no era ninguna tendencia política eso era un vulgar grupo de poder económico.

En fin en mi relación con proveedores internacionales acudí a las empresas intermediarias, hábiles gestores que además me ofrecían jugosas comisiones por cada convenio de compra. Pronto comprendí que acelerar un proceso de soberanía productiva atentaba contra mis intereses económicos además ya estaban conformadas mis empresas importadoras y de otros servicios.

Todo iba bien hasta que en el partido y el gobierno tomo cuerpo eso de la revolución por dentro, se enguerrillaron las bases y el Presidente se montó en las apariciones de una militancia que exigía auditoria pública, depuración, castigo a los corruptos y radicalización revolucionaria. Pronto vi cercado mis espacios de influencia, vi eso como una casería de brujas, comenzaron las dudas sobre mi funciones como alto empleado del ejecutivo, eso me llevo a hacer una declaración pública, donde expresaba mis desacuerdo al rumbo que había tomado este procesos transformador, comencé diciendo que esta no era la revolución a la que se me había invitado, que esta no se diferenciaba en nada del totalitarismo soviético, y que no quería ser representante del castro comunismo y que por lo tanto me consideraba un perseguido del régimen y este era el motivo por el cual me iba del país en espera de una transición democrática donde realmente se siga por la senda de la reconciliación nacional.

Hoy cuando mis intereses creados a la sombra de la corrupción chocan con los postulados revolucionarios, hoy me declaro contra revolucionario y enemigo del socialismo, pero realmente soy contra revolucionario desde el primer acto inmoral, como el de maniobrar a un colectivo en función de mis ambiciones políticas justificando una presunta posición revolucionaria. En ese instante fue como subirme a lo alto de un tobogán y lanzarme; iniciando así mi irremediable camino a la mierda.

NOTA: Cualquier relación de lo expresado en esta narración con la realidad es mera, pero mera coincidencia, porque hasta la fecha no se del primer converso que reconozca su traición.

Abrebrecha y después hablamos



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José Ovalles


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