Uno no acaba de entender como es que pululan por ahí seres como el inefable Juan Barreto. Alguien que llegó a ser Alcalde de una ciudad como Caracas debe presumir pergaminos de buen sentido común y excelente bagaje sociopolítico y cultural. Ante Vladimir Villegas este caballero que dice ser revolucionario y de izquierda, dejó en evidencia lo chapucero de su andar político. Decir sin desparpajo y sin que se le caiga un diente que Leopoldo López es un PRESO POLÍTICO es como decir que este gobierno es una DICTADURA. Porque sólo en dictaduras un ciudadano es objeto de privación de libertad por su pensamiento político. Sería bueno que sin tantos circunloquios nos explique este “camarada” cómo se digiere eso. Sólo para un minúsculo sector de la oposición López es un preso político, y es que ni eso que llaman la MUD le para a sus arranques de presidiario trasnochado.
Otra cosa es un POLÍTICO PRESO, porque ejercer derechos políticos no significa tener patente de corso para la impunidad y menos para atentar contra la paz ciudadana generando caos, muerte y destrucción. La perpetración de ciertos delitos genera autoría material y autoría intelectual, en el caso de este político preso, al igual que Daniel Ceballos, ésta última es pública y notoria. Que ellos no asuman su responsabilidad más que un acto de cobardía, es sinónimo de patologías psicopáticas que requieren tratamiento médico especializado. Lo suyo, señor Juan Barreto, más que una confusión es una soberana FALTA DE RESPETO a los hombres y mujeres que a sangre y fuego defendemos una Revolución que libra una guerra a muerte contra poderes fácticos y círculos de poderes neofascistas que han asumido que su supervivencia pasa por la aniquilación del legado de Hugo Chávez y de los que lo defienden.
Un revolucionario a estas alturas de la pelea no se puede dar el lujo de esos errores interpretativos, menos ante las cámaras de televisión y personajes tan perspicaces como Vladimir Villegas. Cuando la vaya a volver a poner, póngala en la sala de su casa por favor, “camarada” Juan Barreto.
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