A esta hora, las agencias de la desinformación habrán exterminado con el brillo de la noticia fresca, la buena noticia que nos trajo nuestro indiscutible triunfo en el encuentro entre la CELA y la U.E. Igualmente, acallaran los elogios recibidos en la FAO y resaltaran los derecho imperiales de la Exxo para explorar petróleo en nuestra zona limítrofe en reclamación, además seguirán diciendo que el Presidente Maduro está muy enfermo y Diosdado es el culpable.
Ahora bien, lo lamentable no es que los enemigos jurados del proceso nos ataquen y tejan interminables elucubraciones sobre la caída del gobierno, sino que algunos personajes que ayer vitorearon los triunfos de la revolución, hoy con una cara de tabla del tamaño del cielo, disparen su veneno inclementemente contra el gobierno tras la mascarada de llamarse chavistas auténticos, críticos de izquierda, entre otros epítetos que apenas les sirven de enunciado para sus tristes vidas.
En ese marco de ideas, más allá de la eterna discusión en los foros inter-lectuales de la izquierda de cafetín (inútil para la lucha y eficaz para desconocer avances y triunfos en el gobierno de Maduro), están las razones históricas y por ende dialécticas, que hacen al socialismo del siglo XXI blanco de todo aquel que no admita la coyuntura en la cual estamos inmersos.
En ese sentido es importante recordar que luego del fallecimiento del comandante supremo, se desataron las ambiciones y aspiraciones en la ultra derecha y en un microscópico grupo que validos de su experiencia en el gobierno revolucionario, intento desde su atalaya tomar el control del estado y del país. Tal situación sin lugar a duda nos debilito, al punto que las elecciones presidenciales las ganamos con un margen estrecho (si las comparamos con las elecciones que ganaba el presidente Chávez) pero suficiente para ratificar que somos una fuerza concreta, disciplinada e indomable.
Acto seguido, la ultra derecha convoca a sus secuaces a la calle para imponer el caos y la desesperanza, propician el asesinato, la guarimba y el saqueo, mientras que en el seno de la organización revolucionaria, "los micro líderes" escudados en la presunta sana critica, descalifican al gobierno de Maduro tildándolo de social demócrata, capitalista, entre otros adjetivos propios de quienes al no tener pueblo se solazan con la arrogancia frente al espejo de sus complejos.
Resultado, ganamos por abrumadora mayoría las elecciones municipales, se tomó control del gobierno y por si fuera poco, aunque el decreto de Obama está vigente, derrotamos en todos los foros internacionales las pretensiones imperiales. Ahora bien, la historia nos presenta un nuevo desafío, vientos de guerra vienen del Oeste, la Exxon con anuencia del gobierno de Georgetown, invade el territorio en reclamación y desafía abiertamente a nuestra patria.
No hay dudas que el Esequibo es nuestro y tenemos la obligación y el derecho de defendernos, pero cuidado, la Exxon y él Gobierno guyanés de turno, está desafiando a Venezuela, violando su territorio y pisoteando la soberanía, con el fin único de provocar una respuesta militar y legitima, la cual sirva ante la comunidad internacional, como pretexto para una acción bélica a la usanza de Libia, Siria, Irak, entre otro países.
Parafraseando al Quijote: "Dejad que los perros ladren, eso quiere decir que estamos vivos". Todos con Maduro es todos con la revolución, que nadie se equivoque. Viva Chávez, viva Maduro, vivan los hombres y mujeres de la revolución, viva Venezuela en Paz.