A despecho de los opositores y de aquellos aliados circunstanciales (MAREADOS Y TRASNOCHADOS, CONFUSOS Y VACILANTES), los venezolanos tenemos millones de razones para ratificar el liderazgo del compañero Nicolás Maduro y seguir construyendo el país que Chávez nos legó.
En ese sentido una aproximación a los elementos básicos para un balance de sus gestión, rápidamente nos demuestra, la intensidad de los ataques recibidos y su capacidad de respuesta, la cual ha sorprendido con satisfacción a propios y extraños y para bien de las mayorías, ha marcado un estilo particular que en poco tiempo le ha posicionado como un líder fundamental del proceso.
En consecuencia, más que el hijo de Chávez, epíteto asumido como consigna para ratificar la continuidad del proceso, el Presidente Maduro es un jefe de Estado con conciencia plena del papel histórico que le toca vivir y con el liderazgo suficiente para comandar la patria por la senda de la revolución al ritmo de su demostrada capacidad para analizar y vencer cada obstáculo. Guerra económica, guarimbas, ataques mediáticos, tentativa de guerra en las fronteras, amenazas del imperio entre otras de diario acontecer y para las cuales, el compañero presidente ha tenido una respuesta eficaz y contundente.
Nicolás Maduro, sabe que la marcha de los pueblos va a contra corriente de sus dificultades, del deseo malévolo de sus detractores y de las vacilaciones de sus seudos aliados. Desde que asumió la presidencia él ha apostado a la concreción de un estadio social superior, que presente a la revolución con mayúscula, el socialismo sin dogma y con su ejemplo revolucionario y cabal, se pueda poner en la conciencia individual y colectiva, la aspiración por un mundo sin hegemonías supra planetarias, sin estafas macro económicas y sin gobiernos complacientes con los intereses de quienes históricamente saquearon hasta el vientre de sus madres.
No olvidemos que Nicolás Maduro es parte de una generación de mandatarios nacidos en este siglo, cuyo objetivo histórico central (la construcción del socialismo) se planta frente el derrumbe de las economías capitalistas como única salida política, social, económica y cultural en América Latina y la vieja Europa con sus referentes en España y Grecia.
En ese orden de ideas, podemos asegurar que las contradicciones de este siglo XXI, las cuales bajo la conducción de hombre como el Presidente Maduro y el equipo que le acompaña, estoy seguro desbordaran en amplios beneficios en pro del objetivo histórico del buen vivir y vivir bien. Pero la tarea no es nada fácil y más allá de lo reivindicativo, (educación, trabajo, salud y vivienda) se impone como urgente el despertar de la hipnosis que produce el capitalismo, sus encantos y su aparente confort, para centrar nuestra atención como especie en peligro de extinción, en el desmontaje de la trama ideológica con la que la industria, los medio de comunicación masa, la iglesias y la escuela, acallan nuestras voces.
Nadie dijo que era fácil camaradas. Tampoco nadie dijo que con la toma el poder del estado (atrasado y burgués) se acabaría con la irradiación maligna de las ideologías, los dogmas y sus credos. Pero es el comienzo, el inicio del proceso, el despeje de la contradicción principal entre los que siendo microscópica minoría se apropian del esfuerzo y el trabajo de las mayorías en detrimento de sus más elementales condiciones de existencia; y los que luchan por un estadio social donde se privilegie lo colectivo y el bienestar común.
En ese sentido es menester que el sujeto pueblo se reconozcan como fuerza social, se asimilen como sujeto histórico, dinámico, participativo y concreto. Es la hora de asumir para sí el saber y el trabajo como herramientas imprescindibles para ver y mirar el horizonte más allá las maniobras imperialistas con las que nos seguirán atacando.
En consecuencia, ante la agresión del cipayos gobernante que gobierna Guyana y defiende los intereses de Exxon, nuestra respuesta debe apuntar al fortalecimiento del gobierno del Presidente Nicolás Maduro, y para ello la convocatoria es a todas y todos los venezolanos. Requerimos unidad perfecta, para ir a la batalla armado de paz y así obtener la victoria. Pero cuidado, nuestra revolución es pacifica pero esta armada. Que nadie se equivoque. Viva la patria, viva la Revolución.