Mas que salutífero y seráfico, arkhosaggelos: José Francisco Torrealba González

Ha pasado tanto tiempo –desde que, cuando con mis apenas 2 años de edad, en San Juan de los Morros, fui salvado de un grave envenenamiento de cambur con iodo por el Sabio Torrealba– en el que siempre he querido guardar homenaje a tan santo sabio venezolano. Hoy lo hago a 119 años, un 26/junio/1896, cuando nació este venezolano más que de a pie, más que campesino ordeñador en quesera que fue, más que santo elegido por Dios por su moralidad, más que gran científico en ejercicio, un sabio militante, José Francisco Torrealba González: eminencia del país y del universo y uno de los sabios más grandes del mundo. Su grado de inteligencia estaba entre Kim Ung-Yong (210) y William James Sidis (250/300). Es el sanroqueño y guariqueño de mayor dimensión universal. Cuando el primer primate-hombre (Homo rudolfensis, Homo habilis, Homo ergaster, Homo erectus, Homo georgicus, Homo antecessor, Homo cepranensis, Homo heidelbergensis, Sinanthropus pekinensis, Pithecanthropus erectus, Homo rhodesiensis, Homo sapiens, Homo sapiens sapiens) empezó a fabricar Dioses, estos eran verdaderos, tangibles, de la vida real; pero cuando llegó a su conocimiento la tecnología, los fabricaba etéreos, intangibles, de la vida irreal, hasta que se llegó al actual y único ¡tremendo descubrimiento que hizo el hombre!. Con Torrealba la cosa es que se le veía y consideraba como a un Dios, pero tecnológico y tangible, de tú a tú ¡qué cosa tan increíble! Y así se le recuerda. Todo lo que se pueda decir de Torrealba se le acomoda, hasta en lo más inaudito: era Dios mismo en la tierra, ¡ah, que no…! Averígüenlo. Con Torrealba, Hipócrates tiene razón cuando señala que, "el médico-filosofo es igual a Dios. Son pocas las diferencias entre la sabiduría y la Medicina". ¡Y de que sabía de todo, sabía! Una vez estando Torrealba descansando de tantos pacientes en su consultorio del Instituto de Investigaciones para el Mal de Chagas que funcionaba en San Juan de los Morros, en la Urbanización La Tropical, haciendo yo las veces, cuando me desocupaba del Liceo, de su ayudante-escribiente de recetas por no poder hacerlo normalmente el mismo por su penosa enfermedad reumática en sus manos engurruñadas, bajo una pregunta mía sobre su conocimiento de tantos idiomas, me contó: "En el examen final con el Doctor José Benito de la Consolación Izquierdo Esteva, ‘Pepe Izquierdo’, quien era muy exigente en la materia de Anatomía, después de pasar éste lista de presentes y no estando Torrealba en el Aula, al tratar de comenzar el examen entró Torrealba a la misma con una carretilla cargada de libros. Izquierdo pregunta –Bachiller Torrealba ¿qué es ésto?; a lo que Torrealba contesta –¡Esto es para que se ponga al día en la materia, profesor! Al terminar el examen y tener el profesor Izquierdo que corregir el examen de Torrealba, se encontró que estaba escrito en alemán. Después de tener que mandarlo a traducir, la nota que se ganó fue la de sobresaliente: eximido".

Fue un experto en tratar epidemias como Brucelosis, Buba, Mal de Pinto o manchas en la piel o Vitíligo, Fiebre Amarilla, Gastroenteritis, Lepra, Mal de Chagas, Micosis, Peste, Rabia, Sífilis, Tuberculosis, etc. Nunca dejó de investigar todas las ramas de la Medicina.

Como resultado de sus investigaciones publicó 40 trabajos sobre el Tripanosoma americano y sobre el Mal de Chagas; también sobre Alastrim o Variola minor; Cáncer en Zaraza; Disentería; Divulgaciones sobre Afecciones Venéreas; el peligro de las máquinas de gas pobre, del Oxicarbonismo y del Piroleñismo, así también como el del Alquitrán y otras sustancias; Enfermedad de Littre’s o Rigidez Espasmódica Congénita o Diplejia; Hemoglobinuria o Hemólisis Intravascular; Paludismo o Malaria; Parásitos Intestinales; Patología Regional Venezolana; Reservorios; Rubéola y Rubéola Congénita; Síndrome de Frohlich o Distrofia Adiposo Genital; Viruela o Variola major; Zoología Médica; etc. Torrealba realizó su enorme actividad científica en forma incansable, como corresponde a un gran investigador. Entre sus obras publicadas se encuentran: "Investigaciones sobre el Mal de Chagas", "Otras Notas Científicas", "La Enfermedad de Chagas, vida y sufrimiento. Análisis de su dinámica e interpretación", "Voces para sordos", "Pequeños apuntes para la Geografía Médica del Distrito Zaraza". La mayoría de las fotografías en donde aparece Torrealba, su familia y en los trabajos científicos son de autoría de Temístocles Salazar Ramírez o de cualquiera de sus hijos fotógrafos. Tanto Torrealba como Salazar fueron candidatos al Congreso Nacional por el PCV del Estado Guárico, Torrealba como Senador y Salazar como Diputado. El Pueblo guariqueño en esa oportunidad no los escogió a ellos, votó por unos adecos y copeyanos que tenían la costumbre política de ser sindicalistas cabilleros y maltratadores de ese pueblo.

Sentía hondo respeto por la Medicina Tradicional y sus Terapias Complementarias, sujetas a Principios Bioéticos, especialmente la de los pueblos indígenas y la practicada por el pueblo llano ¡de allí venía su sabiduría, no del "más allá"! Su mayor anécdota –en este sistema precapitalista, hijo del siniestro imperialismo mundial dolarista e hitleriano, que ha vivido Venezuela–en su noble y altruista ejercicio fue que no hacia diferencia entre pobres y ricos, el trato era igual, pero con el dinero que cobraba a los pudientes lo distribuía a los necesitados para que adquirieran medicinas y alimentos. Cuando auscultaba a sus pacientes ya sabía si cargaban encima los recursos necesarios para pagar la consulta; además tenía un Método Clínico-Psiquiátrico propio para conocer el alma del paciente: Cuando le preguntaban –¿Cuánto le debo Doctor por la consulta?; les respondía –¡qué vas a pagar si no tienes donde caerte muerto!, toma estos 200 Bolívares para que puedas llegar a tu casa, si estaban en la inopia; o, –¡50 Bolívares, pero como tienes recursos, hecha unos 200 más para los necesitados!, si estaba en prosperidad. Otra singular anécdota: cotidianamente a muy tempranas horas de la mañana salía de su casa en la Avenida Sucre vestido de kaki para atender a los canapiales de San Juan de los Morros, regalándole a cada uno de los que se le acercaban, cinco bolívares para su mulita de caña y luego salía a pasear y revisar las noticias –como asiduo lector que era de la prensa regional y nacional–, en el catanare Ford negro con chofer pagado por la Gobernación del Estado Guárico. Cuando a alguien se le ocurría reprocharle sobre esta costumbre con los beodos, Torrealba les daba una perorata sobre su Teoría del Olvido: –el etilismo les sirve como capacidad que se tiene para olvidar vivencias, hechos y cosas. Es la propiedad necesaria de la materia pensante para desechar los momentos amargos, aceptar los errores y tratar de borrar las frustraciones. Si no fuese así sería imposible, por ejemplo, llevar toda una vida con una pena de amor, por decir lo menos. El olvido involucra el elemento cultural. Con Torrealba eso no existe ya que lo que sembró quedó para siempre en el pensamiento del que lo conoció o del que está por conocerlo.

Tuve la inmensa suerte de que mi padre nos llevó a vivir de Caripito a San Juan de los Morros en 1950, al sector donde vivía el Sabio Torrealba (Calle Los Puentes con intersección Avenida Sucre con Calle Ribas, Puente del Río San Juan, subida La Mulera) el que se conoce como "el triángulo de la sabiduría", por haber pernotado en el mismo las familias Torrealba Tovar, Araujo Pérez, Salazar Rodríguez, Medina Torrealba, Ranuárez Zapata. A este hombre sensible, creador, talentoso, salido de una familia muy pobre y campesina, jamás pudieron hacerlo caer en las garras de los negociantes de Partidos Políticos, mafiosos y lacayos miserables enquistados en los mismos, que siempre han querido hacer de Venezuela un infierno, en ambientes culturales dominados por intrigantes y mantenidos de dichos Partidos. Torrealba siempre estuvo despojándose de esas dosis amargas con las que envenenan las letras, la cultura, la política, los deportes y siempre defendiéndose de tantos "hijos de puta" que se le acercaron. Torrealba en su vida de sabiduría fue acusado por muchos "Francisco Javier Gutiérrez Noriega", pero fue defendido por innumerables "abogados de José Romualdo de Silva Arrechadera".

La crianza de los hijos propios y los de la calle como nosotros, era peculiar. Para que no pudiéramos olvidarnos del llano compró un burro que paceduraba en el garaje-jardín destechado de su casa: allí, enjalmado, aprendió la muchachada a montar en bestia. –¡Todos los padres debieran hacer lo mismo! decía.

Así como el 25 de julio de cada año se conmemora la siembra de José Francisco Torrealba, también los 14 de julio se recuerda un año más de la siembra del hijo pródigo José Witremundo Torrealba Tovar, otro gran sabio ¡a buena concha de palo tenía Torrealba! ¿O la raza fue de la "gallina"? De ésta trataremos en otra oportunidad. Si así fue la raíz que no serán los frutos: hijos, nietos, bisnietos, tataranietos, trastataranietos. En Junio de este 2015 se cumplieron 119 años de su nacimiento y en este julio 42 años de su siembra; a la espera de llevarlo al Panteón Nacional, donde están algunos que no son y otros que son no están. El Doctor Temístocles Salazar Rodríguez dice: "en el Panteón Nacional faltan muchos venezolanos ilustres por ser elevados a ese recinto sagrado; sin embargo, en el Panteón Nacional hay muchos personajes que, a pesar de sus méritos, no tienen la suficiente envergadura histórica para estar en el mismo". Cuando se tenga que ubicar a José Francisco Torrealba González en el Panteón Nacional, se tiene que hacer en uno nuevo a construir, donde solamente con criterio socialista sean escogidos a quienes se coloquen, por una comisión permanente de sabios que dictaminen la escogencia.

Torrealba de Zaraza se quedó en San Juan de los Morros para asistir sanitariamente a esta población de mal recuerdo enraizado, dejado por el imperio español con su "mejor" representante, Eusebio Antoñanzas, en sus viles y crueles maneras de vivisección de teocentrismo, antropocentrismo, especismo humano. La invasión europea-española a la América no solo se contentó con diezmar físicamente a los naturales de estas tierras con la pólvora, sino también y peor aún, con las fatales enfermedades tropicales de todo tipo, calidad y cantidad hasta más no poder, traídas por los invasores sin acompañamiento de médicos, ni medicinas: la muerte era sin anestesia. Como también los invasores comenzaron a morirse con los contagios, fue solo a los 80 años después de haber llegado y tomado por asalto a estas tierras, que construyeron, en muy malas instalaciones, el Hospital San Pablo y las "Degredas": pero siguieron muriéndose a montones. Es así que, desde tiempos pasados, en San Juan de los Morros por ningún lado se hablaba de la existencia de médicos para socorrer, asistir, medicar sanitariamente a los heridos y enfermos y de la falta de medicinas en el lado de sus habitantes patriotas. Torrealba conocía la terrible realidad descrita por Andrés Eloy Blanco: "Los niños comiendo tierra y la tierra comiendo niños"; y algunos funcionarios sanitarios, no el gobierno, los de antes y los de ahora, siempre en lo mismo, enviando telegramas que dicen y ordenan: "No intensifique lucha anti le protica", "No reporte comprobaciones de Enfermedad de Chagas, eso no interesa al Ministerio", "No debe publicar nada por la prensa sin antes no ser censurado en el Ministerio". Situación que Torrealba nunca aceptó y por ello perdió todo puesto público y oficial asignádole. Lo que nunca dijo ni hizo el Sabio Torrealba, como ejemplo, es el ocurrido el viernes y sábado 7 y 8 de marzo de 2008 en el Hospital de Altagracia de Orituco, el que lleva su epónimo, donde se produjo una protesta dirigida por el galeno Félix Palacios, médico residente de aquel entonces de dicho Hospital, por la que no brindaron asistencia a los pacientes que acudieron a este Centro por la falta de personal médico y de enfermería. A este galeno lo acompañó en su protesta la enfermera Neudi Medina, quien fungía de Secretaria General del Colegio de Enfermería, Seccional Altagracia de Orituco. Por cierto ¿dónde estarán y cuánta capacidad "torrealbera" tendrán hoy día los ciudadanos médico Felix Palacios y enfermera Neudi Medina, después de dirigir esta protesta?

Ya cuando "iban" los médicos Eduardo Carbonel Izquierdo, Fernando Rubén Coronil, Miguel Pérez Carreño y Ricardo Baquero González entre muchos buenos, y se hacían famosos en Caracas bajo la enseñanza del cirujano español Manuel Corachán i García en los años cuarenta, Torrealba "venía de regreso" de esos montes lejos. No pudo alcanzar ser el mejor escalpelo de Venezuela y el mundo por la terrible afección de Artritis Reumatoide que le pegó justamente en esos montes lejos. Entonces se dedicó con ahínco a salvar vidas de desvalidos y cuanta gente llegara a sus manos: ¡le echaba palo a todo mogote! Brillantes médicos como Antonio Guzmán, Antonio Mota Salazar, Antonio Sanabria Arcia, Antonio Turco-Rivas Rendiles, Bernardo Gómez, Carlos Alberto Moros Ghersi, Carlos Camejo Troconis, Carlos Castillo, Carlos Gil Yépez, Carlos Julio Alarcón, Carlos Nouel, Domingo Enrique Márquez Iragorri, Elías Toro, Enrique Benaín Pinto, Enrique LaGrange, Enrique Vivas Salas, Ernesto Vizcarrondo, Espíritu Santo Mendoza, Fernando Rubén Coronil, Francisco Andrés Gutiérrez Solís, Francisco Ramírez, Franz Conde Jahn, Gabriel Trómpiz, Gilberto Morales Rojas, Guillermo Hernández Zozaya, Guillermo Rangel, Gustavo Henrique Machado, Gustavo Plaza Izquierdo, H. S. Malaret, Heberto Cuenca Carruyo, Hector Landaeta Payares, Herman Wuanni, Jesús Enrique Luciani, José Antonio Tagliaferro, José Ignacio Baldo, José Manuel Ruíz Rodríguez, Juan José Gutiérrez Osorio, Julio De Armas Mirabal, Julio De Armas, Julio García Álvarez, Leopoldo Aguerrevere, Luis E. Gámez G., Luis Ramos Sucre, Lya Imber de Coronil, Manuel Antonio Sánchez Carvajal, Martín Vegas, Miguel Ron Pedrique, Nicolás Cárdenas Faría, Odoardo León Ponte, Oscar Agüero, Oswaldo Vizcarrondo, Otto Lima Gómez, Pablo Guevara, Pablo Izaguirre, Pastor Oropeza, Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, Pedro del Corral, Pedro González Rincones, Pedro González Vera, Pedro Guevara Núñez, Pedro Gutiérrez Alfaro, Rafael Domínguez Sisco, Rafael González Plaza, Rafael Muci Mendoza, Rafael Silveira, Rafael Soto Iribarren, Rafael Vegas, Rafael Vera, Simón Gómez Malaret, y muchos otros, reconocieron la sabiduría de Torrealba y la respetaron. El Estado Guárico ha tenido excelentes médicos sabios y altruistas que no tuvieron ni tienen nada que envidiarle a los "famosos" llevados a la notoriedad por la prensa y propaganda burguesa; aparte de Torrealba, apenas un botón de muestra: Alfredo Machado, Carlos del Pozo Sucre, Carlos Segundo Madera, Cecilio Requena, Eloy Calvo, Emilio Conde Flores, Francisco Lazo Martí, Francisco Troconis, Juan Lavie, Luis Pérez Bustamante, Paulo Emilio Landaeta Lovera, Rafael Zamora Arévalo, Rosendo Gómez Peraza, Vicente Peña, Víctor Manuel Ovalles ¡Los facultativos y científicos practicantes fueron los iniciadores de la Misión Barrio Adentro! ¡Eso ha sido y es lo que el Guárico enseñó y enseña!

Al igual que Simón Bolívar, "libertador del encadenamiento político de la América", José Francisco Torrealba González fue "libertador del encadenamiento insalubre desconocido de la América y el mundo". Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, el hombre y Libertador planeó, organizó, dirigió y peleó un total de 472 batallas contra los imperios de aquel entonces, entre noviembre 26 de 1810 (Batalla de Coro) y enero 22 de 1826 (Batalla de El Callao), murió a los 47 años, un 17 de diciembre de 1830; así mismo, José Francisco Torrealba González, el hombre y médico sanitarista planeó, organizó, dirigió y peleó miles de miles de batallas contra las enfermedades tropicales que aquejaban a los pueblos, entre su graduación en 1922 con 26 años a cuestas y de la muerte en Caracas el 25 de Julio de 1973, a causa de una trombosis cerebral a la edad de setenta y siete años. Torrealba en sus 51 años de ejercicio médico, tal como Simón Bolívar, era el antípoda del enriquecimiento. En la práctica la actitud de Torrealba siempre fue la misma, lo contrario de otros galenos. Su posición humana no cambiaba cuando atendía un paciente con las miserias de su cuerpo, el dolor de la enfermedad y el agobio de la circunstancia económica adversa. Torrealba era tal cual decía Alberto Plaza Izquierdo: "no coloco en mi bolsillo la lágrima del pobre". La muerte de los marginales no era para el baile de los festines, porque las tres hambres: la del bolsillo, la del estomago y la del intelecto configuran el dramático panorama que con frecuencia observaba en los cinturones de miseria de las poblaciones del Guárico. Dedicó su vida a su familia, a su pueblo, a los amigos, a los necesitados, a los enfermos, a los estudios e investigaciones; jamás descansó en su lucha contra las enfermedades tropicales como el Mal de Chagas, Paludismo, Lepra, Enfermedades Venéreas y otras tantas. Su objetivo fue enfrentarlas incansablemente por la salud de las comunidades, pobladores de los campos y sectores marginales. No a ningún santo ni a ninguna iglesia. Su apostolado estriba en: El acto médico es un diálogo; No se puede hacer medicina desde lejos, por teléfono, por correspondencia. Para entender al enfermo y a la enfermedad hay que estar cerca de él y ella, meterse en el ambiente que lo rodea, por eso es que las computadoras jamás podrán remplazar al médico; El médico es un sostén de equilibrio del hogar y la comunidad, siendo esa su principal meta; El médico debe estar allí dónde es más útil y necesario; Es un mal negocio para el médico privarse de la alegría de vivir libremente por las angustias de aumentar los bienes; El imperio de la ignorancia es la principal causa de las enfermedades. Tanto Torrealba como Víctor Manuel Ovalles dicen que "la patria es la que hacemos todos, todos los días, para todos".

Una nota de El Diario El Progreso de Ciudad Bolívar, Estado Bolívar, del sábado 31 de julio del 2.010 dice: "Los regímenes de corte autoritario se caracterizan por ocultar y falsear los informes epidemiológicos. De allí la falta de médicos íntegros, de vocación de servicio y dignidad para renunciar a sus cargos cuando les prohíban que digan la verdad. Por lo tanto se requieren profesionales nobles, como el Dr. Torrealba, nativo de una zona campesina y fue ejemplo de buen ciudadano, buen hijo, buen padre y de ética entrañable; puso en alto el nombre de Venezuela en el siglo pasado y lo seguiremos recordando en el presente".

A Torrealba casi nunca se le oyó nombrar a Carlos Marx o Federico Engels, pero alguna vez dijo "...Toda obra arranca de la filosofía de Epicuro y de sus discípulos". Digo: "No tengo más título que el de ser el permanente alumno de José Francisco Torrealba González, el Sabio de América, quien fue y es el más grande y el más convencido sacerdote de la democracia y el socialismo que hayan conocido los siglos".

El autor es: Sanitarista

carloseloysalazarrodriguez@hotmail.com

 

 



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Carlos Eloy Salazar Rodríguez


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