La historia poco conocida del General Domingo Sifontes

Una de las cosas más importantes del legado de Hugo Chávez, y el gran logro de esta Revolución Bolivariana, es el rescate de la memoria histórica de nuestro pueblo. Y a propósito de que el tema del Esequibo ha salido a la palestra, creo que mi aporte a todo este tema sería el de mencionar a un patriota muy poco conocido, y que me ha parecido un tanto extraño que los expertos sobre el tema del Esequibo no lo mencionen mucho.

Me refiero al General Domingo Sifontes, héroe venezolano muy poco conocido por nuestro país. Cantaurense nacido en 1834, y tumeremense desde niño, que escribió una de las páginas más gloriosas, y a la vez poco conocidas de nuestra historia patria.

Se ha señalado, que en la reclamación histórica que tiene nuestra República Bolivariana de Venezuela sobre nuestro territorio Esequibo, se señale que Venezuela "perdió territorio sin disparar un sólo tiro", pues esa historia que nunca nos contaron, y por algunas evidencias que hemos encontrado, demuestra que no es así, y unas líneas más abajo vamos a explicar el por que.

Quien se iba a imaginar, que en el pueblito humilde de Tumeremo, y en el municipio que hoy lleva el nombre de este prócer, se haya escrito un episodio histórico de tanta significación, y a la vez tan ignorado, en la salvaguarda de nuestra soberanía nacional. Bueno, como es lógico, y nuevamente apelo a las palabras del comandante eterno y supremo Hugo Chávez: "La historia la escriben los vencedores", y en nuestro caso, hasta hace poco, esos vencedores fueron los enemigos de nuestra Patria.

Conozco la población de Tumeremo, y es una tierra mágica, como la mayoría de las tierras del sur del Estado Bolívar (desde Upata hasta Santa Elena de Uairén). Y es un pueblo muy tranquilo, apacible, caluroso, pero quien se iba a imaginar que muy cerca de el, estamos frente a frente con territorio venezolano, que ha tratado de ser arrebatado, pero que por la justicia y la historia es nuestro. Con razón, cada vez que lo visitaba, sentía como una energía y una fuerza telúrica que solo la dan aquellos lugares con una profunda carga histórica y popular. Por eso, nunca la suerte del estado Bolívar, donde me crié y depositario de mis más sentidos amores y afectos me será indiferente.

Pero, volvamos a la historia del General Domingo Sinfontes, que es el tema que hoy nos interesa y ocupa en nuestro artículo de hoy. Se hizo militar y estudió la realidad limítrofe que vivía el estado Bolívar. Analizó a profundidad al enemigo. Sabía que los ingleses mantenían relaciones con las provincias venezolanas desde el siglo XVI. Sabía que la región guayanesa en época de la colonia, por haber sido relativamente abandonada por España, era un aperitivo apetecido por los ingleses que no dudaron en explorar la costa atlántica venezolana, teniendo como objetivo principal el Delta del Orinoco. Sifontes había leído sobre la importancia que tenía nuestro delta para el corsario inglés Sir Walter Raleigh, por ser un medio de comunicación codiciable que da acceso y entrada al continente. Sabía que para los británicos el océano Atlántico y el mar Caribe eran parte de una estrategia de colonización fundamentada en su poderío naval con el que formaban un gran imperio ultramarino que consolidaban rompiendo el monopolio español de circulación en los canales de navegación regional para beneficiarse con la distribución y venta de los más variados productos.

A Sifontes, nacido en Cantaura, estado Anzoátegui, en 1834, se le conocía como el llanero intelectual. Esto, como puede leerse en el trabajo titulado General Domingo Antonio Sifontes: El terror de los ingleses, debido a que intercalaba un gran número de lecturas y estudios con sus labores en el campo, a las que se dedicó desde muy temprano, cuando su familia se trasladó a Tumeremo.

Durante su desempeño como comisario, se le encargó, entre otras tareas, la exploración de la zona, la civilización de los indígenas que allí habitaban y, sobre todo, el cuidado de la compañía, manteniéndola completa, equipada y distribuida por el territorio que le fue asignado, así como la creación de sub-comisarías, proceso que llevó a cabo con rapidez.

Destaca el 2 de marzo de 1884, fecha en la cual funda la población de El Dorado, en la que estableció un puesto militar para expulsar al los invasores del área. Este hecho le ha granjeado el reconocimiento como héroe local y defensor de la soberanía nacional.

Según relata el general Oscar Márquez, ex representante ante el Consejo Nacional de Fronteras y autor del texto Como la nación venezolana detuvo la usurpación o avance británico hacia el Orinoco, a pesar de que las órdenes de Sifontes eran no tolerar asentamientos de británicos ni permitir maniobras militares de personas de esta nacionalidad, el general Sifontes procedió con diplomacia, interesado en evitar confrontaciones bélicas, de tal forma que sopesaba las acciones a tomar en favor de la nación a la que servía.

Sin embargo, el 2 de enero de 1895, ocurrió lo que el General Sifontes tenía previsto ocurriría tan pronto quienes estaban del otro lado intentaran ocupar la margen derecha del Cuyuní.

A tempranas horas de ese día, los hombres del inspector Douglas D. Barnes, inglés, se hicieron con un puesto militar desocupado, mas no abandonado, de nacionalidad venezolana, ubicado en la margen izquierda de río.

Esa mañana, los hombres de Barnes izaron la bandera inglesa en tierras venezolanas.

Ante este hecho, el capitán Andrés Avelino Domínguez, segundo al mando de Sifontes, procedió a recuperar el asentamiento. Los hombres de este capitán redujeron a los invasores sin disparar ni un solo tiro. El general Domingo Sifontes, en ese momento se hallaba enfermo, pero gracias a su habilidad estratégica, se logró una importante victoria y contención de las tropas inglesas en su avance sobre nuestro territorio.

Los invasores ingleses en aquella oportunidad, fueron conducidos presos a Ciudad Bolívar por el coronel Luis Manuel Betancourt, fueron puestos en libertad por el entonces Presidente del Estado, General Manuel González Gil, al disponerlo así el Presidente de la República Joaquín Crespo.

Mientras tanto, refuerzos provenientes de Demerara, al mando de Michael Mac Turk, trataron de ocupar nuevamente el lugar, pero fueron, esta vez si a tiro limpio, expulsados definitivamente y con refuerzos de voluntarios provenientes de Tumeremo, para dejar limpia la zona que permitió al incipiente pueblo de El Dorado crecer, abrir vertientes y caminos hacia el dominio de unas fronteras legítimas e históricas que si bien fueron defendidas valientemente, más por espontaneidad de los yuruarenses que por voluntad obligatoria del Gobierno Federal de aquel entonces, quedaron truncas en unos 250 mil kilómetros cuadrados, merced al funesto Laudo Arbitral de 1899, dado en París.



 



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Juan Martorano

Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. Www.juanmartorano.blogspot.com , www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta facebook: Juan Martorano Castillo. Canal de Telegram: El Canal de Martorano.

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