Al igual que al Che, Sandino, Chávez, a Jorge Rodríguez padre, lo aprendimos a querer en la grandeza de su humildad. Le aprehendimos en esencia en el alma de sus hermanos de lucha, en los ojos de Fernando Soto Rojas, Jesús Martínez, David Nieves, entre otros tantos que le conocieron, transitaron a su lado y vivieron el sentir guerrillero y comprometido de la vigencia de su pensamiento sublime en favor de las mayorías.
A hombre como él lo sentimos en el fuego rojo encendido que nos dejó en su paso raudo y veloz por esta vida y en la tarea de convertir la utopía, esperanza y grandeza del pueblo, en lucha eterna en favor de la humanidad.
A Jorge Rodríguez lo hicimos consigna, canción y poesía, a él encomendamos nuestras luchas, por él soñamos revolución con precisión poética hasta desbordar el manantial subversivo de la camarada Gloria Martí, y entonar con ella: Jorge Rodríguez hermano/ en la calle quiero ser/ tus ojos viendo el futuro y luchando hasta vencer/ … dicen que tu nombre es agua de manantial subversivo/ y está orgulloso tu pueblo de tan hermoso adjetivo.
Hoy nos reunimos los que somos y estamos transitando por la gran alameda revolucionaria, los que juramos en íntima contrición, lealtad a los principios y entrega a la lucha señalada. No venimos ataviados con engaños, ni imbuidos en hipócritas rezos, por el contrario, venimos a reafirmar nuestra terca perseverancia por el socialismo, venimos a preguntarle a los enemigos, lo que Jorge Rodríguez les pregunto:
¿Creen que con sus grises alambradas, sus garitas con ojos de miedo, sus guardianes que no son libres, sus conciencias que son abismos de oscuridad, sus mentes que son torbellinos de maldad, pueden detener el viento de la libertad, la inmensa felicidad que sentimos por luchar?"
En estos tiempos de lucha, batalla y victoria, cuando el sueño socialista y libertario se impronta en el corazón del pueblo, sentimos con la fuerza inconmensurable del universo, la presencia de Jorge Rodríguez y la vigencia de sus sueños. Y aquí estamos, reafirmando las palabras de aquel niño (Jorge Rodríguez hijo) que al despedirlo dijo:
"Padre, hoy te marchas cuando nos haces más falta. Pero tu ejemplo revolucionario lo llevamos muy dentro. Escucha en estas mis palabras el rumor del pueblo de los desposeídos…. Los que hoy te apartaron del camino no saben que están abriendo cien más.
Y aquí estamos en el camino transitando sin temor por la construcción del socialismo. Viva la Patria, Viva Jorge Rodríguez.