En blanco y negro

Francisco

El Sumo Pontífice como líder mundial develó la barbarie del capitalismo salvaje y cómo su vorágine está arrastrando a la humanidad a su exterminio total. En un mensaje socialista, anticapitalista y antiimperialista instó a los pueblos de la Tierra a un cambio estructural de la economía global que atenta contra el proyecto de Jesús. “Tierra, techo y trabajo son derechos sagrados". Francisco coincide como muchos otros que vivimos en un mundo deshumanizado.

Según el Papa, todas las personas tienen el derecho otorgado por Dios a un trabajo, a la posesión de tierra y a una vivienda. Por supuesto, no son promesas ni objetivos de los sistemas económicos actuales, es decir, ni en EEUU y otras regiones del mundo imperialista. “Queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra…” A su juicio el tiempo parece que se estuviera agotando, “hoy la comunidad científica acepta lo que hace ya desde hace mucho tiempo denuncian los humildes: se están produciendo daños tal vez irreversibles en el ecosistema”. Francisco en su peregrinaje está sembrando conciencia humanista.

La enseñanza de la Iglesia católica, que aunque aboga por un trabajo digno, no lo declara un derecho otorgado por Dios, aclaró. La gente y no el beneficio, debe ser el foco de la economía global; y calificó el capitalismo como "dictadura sutil" y "estiércol del diablo". Para Francisco cuando gobierna "la ambición desenfrenada del dinero", ocurre que “el servicio para el bien común queda relegado". En consecuencia, "digamos '¡No!' a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye a la Madre Tierra". Miles de millones ya no pueden esperar más los cambios

Refiriéndose a las injusticias económicas el Papa precisó que "el tiempo parece que se estuviera agotando; no alcanzó el pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa". Por tanto, "digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras". El cambio empieza desde abajo, Y, “la distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece", precisó Francisco. Reflexiones como estas las rechaza el apátrida, el fascismo y el capitalismo, su vorágine de destrucción es insaciable.






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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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