Si partimos de la premisa que los procesos políticos no son eventos unilineales, cien por ciento predecible y cargados de certezas, podremos entender que la lucha es un continuo que se mueve en la contradicción permanente entre fuerzas opuestas y colindantes que en muchos casos llegan a coincidir en sus intereses pero a distanciarse en sus objetivos.
De allí que nada de lo que suceda en esta revolución nos debe ser extraño, pues son tiempos donde las fuerzas económicas de la derecha arrastrada se contraponen y las fuerzas sociales de avanzada se desbordan del causes de la "normalidad" con la se aseguran los paradigmas y se petrifican las acciones, para construir nuevas sendas, nuevos caminos y así fijar el rumbo al horizontes por la construcción del socialismo del siglo XXI legado del comandante eterno.
En buena medida, dentro de las condiciones que nos plantea el Estado burgués (aun por derrocar), nuestro proceso político bolivariano, ha logrado una ruptura con el sistema capitalista, y en eso creo que coincidimos la mayoría de los que escribimos en esta página de Aporrea, pero no por ello es tiempo de celebrar y menos de asegurar que el derrumbe de la realidad histórica concreta del viejo estado es tarea culminada, y por ende la construcción del socialismo es una mera consecuencia.
En ese sentido, en este particular proceso pacífico, democrático y constitucional, hay que seguir luchando contra la podredumbre presente, pero hacer énfasis en los aciertos del Gobierno Bolivariano, en la demostración plena que lo estamos haciendo es posible, real y factible, encarando los errores, que como todos sabemos serán recurrente hasta el día que logremos como colectivo exterminarlos.
No estoy exculpando a los delincuentes, ni a la derecha endógena, ni los camuflados de chavistas, no estoy justificando ni a los corruptos, ni a los coleados, ni a los socialdemócratas, ni a los blandengues, ni mucho menos a los emborrachados por el poder, ni a los malintencionados criticones de oficio que al no tener cabida en estas elecciones parlamentarias, abren tienda aparte y se colocan al margen de la lucha. Lo que estoy es advirtiendo que este proceso demanda de la participación plena de todos con el más alto nivel de disciplina, entrega y sacrificio.
En consecuencia, a sabiendas que revolución es "sentido del momento histórico", los invito a construir sin mezquindades, juntos, en unidad perfecta, en el seno del pueblo, vindicando su existencia y fortaleciéndole su praxis social. Un tema que requiere de la participación sustantiva de los sujetos sociales y para cual no es necesario repetir los errores políticos históricos a los que nos conllevó el fraccionalismo de la vieja izquierda en el siglo pasado.
Por ello los ex-compañeros autos excluidos que están aspirando fuera del GPP a un curul en la Asamblea Nacional, consientes o no, no tienen ninguna razón que justifique intentar debilitar la unidad revolucionaria .
Soy reiterativo y poco me importa que muchos de ustedes me llamen adulante, gobiérnelo, bozaleado, en todo caso les informo que lo que soy es un militante sin pretensiones por candidaturas cuya única aspiración es poner lo mejor de mí en favor de la revolución, de la continuidad del proceso y de la construcción del socialismo y en eso de poco o nada sirve la malacrianza que ustedes están practicando.
En ese sentido, sostengo que en las venideras elecciones tenemos el deber de ganar con la más alta votación jamás vista. Pues lo que está en juego no es el curul de uno o del otro, sino la continuidad del proceso, o lo que es lo mismo, la única posibilidad para alcanzar la mayor suma de felicidad posible para todos.
Derrotemos el capitalismo, luchemos contra la socialdemocracia, pero desterremos el sectarismo, sus dogmas y bajas pasiones. Tenemos patria, que nadie se equivoque. Viva el Presidente Nicolás Maduro, Vivan los Candidatos de la Patria. Estamos venciendo.