Imagínense, si en las filas de Guaicaipuro, las cuales debían enfrentarse a invasores que contaban con armas desconocidas y mentalidad criminal, estuvieran los 'quejones', que lloran permanentemente; se rinden y vuelven a llorar; no le gusta el liderazgo y vuelven a llorar; se subestiman y vuelven a llorar; todo lo cuestionan y vuelven a llorar; no aportan soluciones ni ideas y sólo sollozan, como algunos camaradas que se dicen chavistas u otros que los expresan en artículos desafortunados aparecidos portales digitales como Aporrea, seríamos sin lugar a dudas una colonia. Pues Simón Bolívar trescientos años después del arribo de los imperios europeos a las costas americanas, le habría argumentado a Miranda la inexistencia en estos territorios de algún precedente que indicara la presencia de coraje, valentía y determinación, como para emprender un movimiento revolucionario emancipador en la América Meridional.
Es bien sabido que el 12 de octubre, se conmemora la llegada, ocurrida en 1492, de un desubicado, estafador, pero 'suertudo' genovés a bordo de una de las tres carabelas llenas de malandros a este continente, que si nos ponemos a ver, eran niños de pecho comparados con los genocidas que llegarían después. La masacre y los horrores que se cometieron aquí fueron tan terribles que nuestra población originaria, prefería matar a sus hijos antes que estos cayeran en manos de los criminales conquistadores. (1)
Ante estos hechos, los originarios debían cerrar filas y sin importar la superioridad en armas de las fuerzas invasoras, los Caciques en todo el continente se prepararon para defender con honor, fuerza y excepcional valentía sus territorios y su gente. Fue sin duda, el primer antecedente, de uno de los principios irrenunciables de los pueblos; la soberanía. Por cierto, en la historia sólo muy pocas personas mencionan que fueron enfermedades desconocidas para ese entonces, las que mermaron a nuestra población originaria, lo que inclinó en un determinado momento la balanza militar a favor de los mal llamados conquistadores. Así pues, comenzó una resistencia tan fuerte que aun hoy en el siglo XXI, se opta por matar a irreductibles líderes originarios para robarle sus tierras como el caso de Sabino.
Esa lucha no ha terminado, pues si antes los imperios buscaban el dorado representado en el oro y piedras preciosas (en 1560 descubrieron oro en territorio de Guaicaipuro (2)), ahora persiguen el control de las reservas de petróleo en un mundo sediento de hidrocarburos, tomando en cuenta que este recurso no renovable, se está agotando y no tiene un reemplazo de igual calidad (ni cantidad). Es pertinente recordar que según el informe de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) entre los años 2003 al 2012 los países fuera de esta organización, han consumido 147 mil millones de Barriles de petróleo y sólo han descubierto 10 mil millones de barriles (3). Anteriormente, en el 2004, la impresentable transnacional petrolera Exxon Mobil, elaboró un gráfico indicando el agotamiento de este preciado recurso desde 1981, donde el mundo comenzó a consumir más petróleo de lo que se descubría (4). Ahora este fenómeno se está presentando de forma acelerada. En este sentido, hay que tener presente que el único país con suficiente reserva de petróleo para trescientos años, es nada más y nada menos que Venezuela, por lo que es tan necesaria la dominación de su pueblo por parte del imperio transnacional, como en el pasado lo fue para los imperios europeos la infructuosa dominación de la población originaria.
Ahora bien, antes de luchar contra la fuerza invasora, Guaicaipuro tenía que luchar contra traidores en sus propias filas, ya sea porque consideraban a sus verdugos (los invasores) como dioses o por aspirar riquezas, hoy, en este siglo XXI, los que combatimos al sistema capitalista que es el nuevo rey de los imperios, tenemos como obstáculo, no sólo a los apátridas y a los disociados que admiran a los verdugos de ahora y que también aspiran riquezas sin importar el futuro del país, sino a personas que, no se les puede llamar infiltrados, sino más bien deshubicados al tener un concepto de revolución trastocado, donde creen que no existen obstáculos, ni sacrificios y están inconscientes de nuevas armas, como el perfeccionamiento de una máquina mediática que conquista, subyuga mentes, las disocian y las hacen esclavas para que trabajen en contra de la libertad de los pueblos entregando mansamente la soberanía y dignidad.
En este sentido y sabiendo que me voy a ganar la antipatía de muchos, debo decir que una cosa es la crítica necesaria y otra es la quejadera. Un ejemplo de crítica, no siempre compartida es la de Toby Valderrama, haciendo la acotación de que a veces escuchando sus programas me ha provocado lanzarles una grosería, pero hay que reconocer la existencia de crítica; cuestionable, debatible, pero crítica. En cambio, hay otros articulistas que confunden crítica con 'quejadera interminable', donde expresan sus problemas individuales, describiendo sus penurias que incluye entre otras cosas, el temor de no poderse limpiar el trasero porque en algún momento le dijeron que más nunca iban a tener papel toilette. Para colmo, después de echarle toooooda la culpa de sus males a Nicolás Maduro o a Diosdado Cabello, en forma subrrealista escriben sin pudor que votarán por los candidatos del PSUV (o aliados), aunque con sus quejidos les hayan dicho a los lectores que se abstengan de votar o subliminalmente, que voten por la derecha. Sin duda, el que lee esos artículos se ve tentado a dos cosas; Uno: llegar a donde esos autores a darle un abrazo de consuelo o; Segundo, darle una pequeña clase de valores de los dos sistemas (Socialistas y capitalistas) para que vean que el egoísmo e individualismo expresados en sus artículos pertenece a uno de ellos, recordándoles adicionalmente (ya que es 12 de octubre), la gesta admirable de Guaicaipuro donde tuvieron que vivir tragedias reales.
Es por ello que los revolucionarios, al igual que los guerreros al mando de Guaicaipuro debemos estar preparados, pues cuando de revolución se trata, se tiene que estar conscientes de los obstáculos puestos por los grandes intereses de los grupos dominantes, sean nacionales o foráneos (aunque los primeros son títeres de los segundos). Eso no significa en ningún modo que se debe dejar de lado a la crítica, pues es necesaria sobre todo en estos tiempos donde pareciera agarrar impulso la socialdemocracia. Se debe entender que la crítica corrige el rumbo, pero la quejadera basada en situaciones individuales, impulsa la socialdemocracia, pues el gobierno, tratará de complacerlos con dakazos o medidas similares, sobre todo en temporadas electorales, agravando más la situación, pues al fomentar valores capitalistas hace retroceder la lucha contra ese sistema depredador, explotador y ecocida llamado capitalismo.
Debemos aprender de nuestra gloriosa historia. Guaicaipuro no encontró en su pueblo tonterías como por ejemplo: 'Guaicaipuro no voy a combatir porque no hay maíz' o; 'adiós al guiacaipurismo'. Por el contrario, esos antepasados nos han demostrado, aun antes de que naciera Venezuela como país, que somos en extremo formidables. Ese pueblo originario, del cual estamos constituidos en nuestro ser, demanda honor, valentía, espíritu combativo y coraje, no sólo a los habitantes de hoy, sino a todas las generaciones futuras hasta que Dios o la naturaleza decidan acabar con el mundo. Y digo Dios o la naturaleza porque nuestra revolución sumada a todos los movimientos progresistas del mundo impediremos que sea el ser humano a través de un sistema depredardor como lo es el capitalismo, acabe con nuestro planeta.
¡ Hasta la Victoria Siempre !
Nota: ¿Cuándo van a cambiarle a la Autopista el nombre del Genocida Francisco Fajardo?
Fuentes:
(1) https://books.google.co.ve/books?isbn=8446024322 (Pág 38)
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Guaicaipuro
(3) http://www.opec.org/opec_web/en/data_graphs/331.htm
(4) Libro La Petrolia del Táchira y el Acuerdo de Achnacarry. Autores: Elvia Tineo, Oriadna Rivas y Luis Lucena (En coordinación de Fernando Travieso). Reeditada en el 2013 por la UBV. Página 5
