A sabiendas que dentro de las estructuras del gobierno bolivariano con frecuencia se han coleado algunos mercenarios, es fácil llegar a la conclusión, que los coprófagos de la derecha, la estrategia para debilitar al gobierno revolucionario de cara a las elecciones del 6D, sea su activación como legionarios pro imperiales, los cuales al no tener partido, ni conciencia, ni formación revolucionaria, ataviados con su peluquín, corbata y mucha gomina, estarían dispuesto a no resistir una puñalada de billetes verdes para vomitar mentiras e infundios con los cuales escandalizar, disfamar y hasta asesinar a uno que otro chavista con responsabilidades en la estructura de poder.
En ese orden de ideas, no es descabellado pensar en base a nuestra experiencia en estos 17 años, que seguramente en la recta final para la elecciones, no faltara quien disfrazado de pueblo chavista, o de militar de la patria, funcionario policial, diplomático o de cualquier otra función pública, salga por los medio de la derecha a denunciar atropellos, catástrofes, robos, narcotráfico y pare usted de contar.
Lo importante es que tengamos la fortaleza que otorga la unidad para combatirlos, y no dejemos a juicios de comunicadores interesados, que esas campañas avance cual aguas negras, por las calles bolivarianas y chavistas donde estamos dando el todo por la construcción del socialismo que nos heredó el Comandante Chávez.
No voy a citar ningún caso en particular porque sé, que usted amigo lector crítico, sabe que lo antes señalado, sucede con más frecuencia de lo que uno pudiera imaginarse. Solo me voy a aproximar a una premisa condicionada por la duda: ¿Tal vez esto ocurre por la falta de una evaluación previa consustanciada con la excelencia y la lealtad a los postulados doctrinario del chavismo militante? O simplemente, el coleado al no tener ni formación, ni causa que respetar, con facilidad navega entre sus iguales y contamina con su presencia a quien por ingenuo y confiado se deja tocar, le sede espacio y hasta confía y le da responsabilidades.
Quiero ser reiterativo que nuestra revolución es de origen democrático electoral, razón por lo cual el estado que estamos construyendo es de profunda raíces populares y exige formación continua, altos niveles eficiencia y certera eficacia en todos sus actos. Solo así podremos asegurar la mayor suma de felicidad posible, solo así el poder popular cada día se fortalecerá más. El error siempre estará presente, pero la labor militante ha de reducirlo a su mínima expresión poniendo siempre el interés del pueblo por encima de las cúpulas y componendas heredadas del siglo pasado.
"Hoy tenemos patria, que nadie se equivoque", pero también hay que reconocer que tenemos apátridas, cipayo y traidores, que son los que escudados en una institucionalidad burguesa y servir, han venido minando el camino para provocar el caos y desmoralizar al pueblo. Tal como lo dijo el comandante eterno: "Ellos quedaran en el basurero de la historia, en las orilla este rio crecido que es la revolución bolivariana".
Por supuesto, no caigamos en la ilusión de pensar que eso va suceder de manera espontánea, por la inercia del ciclón revolucionario, y en ese sentido el llamado es a elevar los niveles de ciencia, o lo que es lo mismo, de conciencia, radical y profunda, para edificar un solido basamento ético y moral que rompa definitivamente con la cadenas ideológicas de la riqueza fácil y de paso a la felicidad como objetivo, como soporte de una sociedad productiva que desborde en beneficios por la vida y para la vida, entre iguales y para todos por igual.
Compatriotas, camaradas y hermanos, después de estas elecciones del 6D hay que triplicar los esfuerzos por consolidar el socialismo bolivariano del siglo XXI. Ustedes lo saben: ¡Tenemos con que¡
