Resulta extraño para nuestros oídos, escuchar la cantidad de declaraciones por más inverosímiles del recién electo Ramos Allup, un hombre que es conocido por ancianos jóvenes y adultos de todo el país, no por la gran popularidad que arrastra con él, ni por el acercamiento que haya tenido con el pueblo venezolano, sino por ser uno de esos políticos que desde toda la vida ha vivido pegado al poder político, buscando un espacio para enchufarse.
Hoy lo oímos hablar de inclusión y de no sé cuántas cosas más, cuando en los cuarenta años de gobierno de la IV, en donde por supuesto él fue participe activo, la palabra inclusión no existía en su diccionario, a menos que fueran los amigachos con los que se repartían el poder y por supuesto las ganancias del estado. Tal vez logre engañar a los jóvenes del 92 para acá, pero no a los que crecimos viendo ese rostro, sólo por televisión y cada cinco años, buscando votos junto a sus compañeros de partido, muchos ya fallecidos y otros ya retirados de la palestra política.
Me gustaría escuchar a Ramos Allup contándonos las anécdotas de cómo eran las sesiones en el extinto Congreso de la República y que nosotros pudiéramos dar fe, de que lo que dice es cierto, porque como pueblo lo escuchamos en esa época. Hoy con desfachatez habla de que la Asamblea Nacional es una bóveda con candado, cuando desde allí nos hemos enterado de todas las veces que la oposición negó su voto para beneficiar al pueblo. O que hemos visto a los diputados dormidos porque no les interesa lo que allí se discute. Por supuesto la mayoría de las veces vemos los puestos vacíos. Antes de 1999, no sabíamos quién era quien y cuál era su función, dentro del gobierno de turno porque simplemente no nos participaban nada, todo era a puertas cerradas y las reformas o leyes siempre eran a favor de las élites no sabían que habían dictado nuevos decretos hasta que no nos veíamos con la soga al cuello, nosotros solo fuimos marionetas que éramos movidas cada cinco años, y si nos atrevíamos a reclamar ¿Cuál era la orden Ramos Allup? Dispare primero y pregunte después. Los recintos del gobierno y sus adyacencias eran una imaginación que un pobre mortal no podía aspirar conocer, mucho menos visitar como hoy sucede. ¿Entonces de quién es bóveda? Si usted Ramos Allup, ha sido uno de los verdugos de este pueblo, no nos cuente historias, porque nosotros hemos sido parte de la suya, crecimos con esa realidad que usted y los suyos nos hicieron vivir, no nos hable de pueblo, porque nunca ha pensado en el, sabemos que la nueva Asamblea, viene con una intención clara. Querer enterrar está revolución y volver a los años de la IV y es tan cierto que ya las hienas empiezan a hacer solicitudes para disolver los beneficios que este gobierno ha creado para su pueblo. El pueblo humilde que los eligió lamentará haber sido tonto útil.