Misión Conciencia

Días antes de las elecciones del 6 D tomamos un taxi de los que acaba entregar el gobierno para regresar a casa, luego de subsanar una emergencia clínica. Nos impresionó la tarifa del taxista que resultó ser mucho más alta que la del que nos llevó al centro asistencial quien no conducía un vehículo de procedencia socialista pero resultó ser más solidario que el camarada beneficiado con la Misión Transporte.

El señor que nos condujo hasta la clínica se mostró muy atento, espero pacientemente a que el enfermo se alistara y trato de confortarnos hasta llegar a la emergencia. El conductor del taxi subsidiado por el gobierno ni siquiera las buenas tardes dio.

Le preguntamos cuanto había pagado por la adquisición de aquel coche, por cierto muy confortable, y respondió que se lo habían entregado sin inicial y para pagarlo muy cómodamente. Le espetamos entonces que el gobierno le había dado el beneficio para ser solidario con el pueblo, no para fregarlo. El sujeto nos miró con aire de que no voy a discutir con usted.

Un día después nos encontramos con una vecina que nos manifestó su molestia con otro taxista “socialista” porque le cobró carísimo y cuando le reclamó le contestó que ese vehículo era suyo y por lo tanto el cobraba lo que le pareciera.

De estas experiencias es necesario hacer una reflexión. El presidente tuvo la buena intención de ayudar a estos transportistas pero los beneficios no pueden entregarse así no más, debe exigirse por lo menos una solvencia moral. Uno no puede otorgar un bien de servicio a alguien sin ningún tipo de conciencia ya que eso se vuelve un arma contra los usuarios. Creemos que más que nada hoy urge activar la Misión Conciencia.



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María Angelica González


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