La lealtad, la disciplina y el trabajo revolucionario, son principios de un militante honesto y consciente, pero esos principios tienen un límite, porque en nombre de ellos no podemos entregar la revolución en manos de la burguesía fascista que desde el parlamento nacional está proclamando el golpe de estado por la vía del parlamentarismo burgués, para regresar al saqueo de la patria, a la entrega a las transnacionales, a las masacres de estudiantes y obreros en las calles, a la tortura y a los desaparecidos, que durante 40 años fue política de estado, en una larga noche oscura iniciada por Rómulo Rómulo Betancourt en 1959 y culminada por Rafael Caldera, en 1999, cuando gracias al triunfo del Comandante Eterno Hugo Rafael Chávez Frías, la patria vio luz, que estuvo refulgente, hasta el 5 de marzo de 2013 a las 4:25 de la tarde, con su partida hacía la inmortalidad. Los sombies de ese pesadilla han regresado al parlamento y presididos por el ejecutor directo los mas abyectos procedimientos en contra de los derechos humanos durante la IV República.
Pero esa luz temporalmente opacada por la acción de la derecha nacional e internacional y por los errores nuestros en la conducción del proceso revolucionario, no se ha extinguido, está allí latente, solo a la espera que sople el viento del bolivarianismo, del chavismo, para nuevamente incendiar la pradera y poner en fuga a los coyotes, que hoy día por una situación coyuntural pretenden devorar la revolución y sus avances en favor del pueblo, como si se tratara de carroña maloliente.
"El pueblo es sabio y paciente, decía Alí Primera, en su canción necesaria. Entonces apelemos a esa sabiduría y con paciencia vamos a reconstruir las bases de la revolución, sin siglas ni sectarismos, vamos a encontrarnos todos y a la luz de una discusión clara, transparente, honesta empujemos el tren del proceso hacía el carril, que nos dejo Hugo Rafael Chávez Frías, cuyo sacrificio no puede ser en vano.
No podemos quedarnos de brazos cruzados, esperando que las cúpulas reaccionen, mientras la jauría de coyotes amenaza lo mas preciado del legado de nuestro Comandante Eterno, como son la dignificación de trabajadoras y trabajadores, de la salud, de la vivienda, del deporte y sobre todo de la imagen externa, de la República Bolivariana de Venezuela, como so0lidaria y pilar fundamental en la unión suramericana y caribeña, como ejemplo para los pueblos del mundo que luchan por su libertad y soberanía.
No basta con lo que vimos en las pantallas de la TV, cuando el coyote mayor, en un arrebato de fascismo extremo ordenaba quitar todos los símbolos patrios del hemiciclo de la Asamblea Nacional y refiriéndose al cuadro del Libertador Simón Bolívar, exclamaba a voz en cuello: "Ese cuadro de Bolívar también me lo quitan de allí, toda esa vaina me la sacan de aquí". Un energúmeno indigno de pisar ese sagrado recinto.
Esa escena si defendemos el legado de Chávez y queremos liberar al pueblo del "opio", que le inocularon las mafias de la parapolítica y la narcopolítica, para que les dieran el voto necesario para dominar la acción parlamentaria, debe ser difundida hasta el cansancio en cadena nacional, de manera reiterada y con explicaciones didácticas, para que el pueblo de a pié vea por quien votó el 6D y reaccione.
Vamos a fortalecer la organización popular sin siglas ni colores, sino con la conciencia y la honestidad revolucionaria en cada uno desde nuestros espacios sociales, para con la recomposición de la Unión Cívico Militar, reivindicar el pensamiento de Hugo Chávez y salvaguardar los logros que en los años de revolución hemos alcanzado para beneficio de todos nuestros compatriotas.
El Poder Popular, tiene que apropiarse de la dirección de la revolución y olvidarse de las vacas sagradas. La lealtad, la disciplina y el trabajo revolucionario hoy más que nunca son necesarios, pero en colectivo sin dueños ni capataces. Fortalezcamos las bases para el resurgimiento de la marcha hacía el Estado Comunal, que barra todos los vestigios del Estado Burgués, es ahora o nunca. La experiencia que nos deja el 6D, es como para tomar fuerza y levantarnos, como lo que somos el huracán bolivariano. Vamos a "Refundir" la estructura político partidista actual, para generar la auténtica arquitectura revolucionaria, que construya el socialismo sobre bases sólidas y no sobre las estructuras del capitalismo burgués. O nos levantamos nos come el lobo.