Con entusiasmo nos acercamos al Decreto de Emergencia Económica que ha presentado el presidente Nicolás Maduro al pueblo venezolano y dónde se concertó con todos los involucrados para derrotar la guerra económica que desde hace dos años ha venido sometiendo a la familia venezolana a la escasez, el acaparamiento, la especulación y, por ende, a tediosas colas a fin de desmoralizar las fuerzas chavistas y verdaderamente progresistas del país.
Así en medio de esta inmerecida situación, los factores opositores recogieron el malestar y lograron ganar en las pasadas elecciones del 6D; sin embargo, frente a su principal propuesta, el cambio y fin de las colas (que en sí no era ninguna propuesta), persisten en su afán de destruir el país porque allí albergan sus esperanzas de acabar con el proyecto bolivariano y chavista, de inclusión y participación protagónica.
Todos tenemos que entender que la oposición no tiene ningún cambio ni lo busca ni le interesa. Ellos continúan persistiendo en la guerra económica por aquello peloteril que si con un pitcher va ganando el juego no hay necesidad de cambiarlo. La derecha venezolana sigue apostando a que todo sucumba, todo se derribe, todo se acabe y se generalice un absoluto malestar que se revierta en odio y en violencia. Ellos sueñan que se prenda un sarao anárquico para que las grandes mayorías, que inclusive han gozado de los beneficios de la gestión política de la revolución, terminen cansados apoyando sus causas que no son otras que la de engatusar a todos para implantar un modelo neoliberal que únicamente beneficiarían a pocas familias apátridas oligarcas. Ese modelo que otrora relegó al 84 por ciento de la población a una pobreza generalizada sin acceso a lo básico: alimentación, salud, educación…
Se trata de vencer sus ataques. Ese pecaminoso y perverso dólar today, que ha creado e inducido una especulación en todos los productos, que ha elevado a cifras inimaginable el precio de las cosas y los alimentos. Así como los ataques a la moneda desde Colombia y el contrabando por esa larga frontera que se permeabiliza de recónditos pasos ilícitos, de nuevas e inimaginables trochas. A esto también sumamos el saboteo con las cadenas de distribución y el bachaqueo interno. Todo esta situación ha alimentado estos nuevos delitos de usura y especulación desmedida.
Pero también es importante reactivar los ejes productivos en todas sus fases y es allí donde se ha presentado al país vías alternas. Un Decreto de Emergencia Económica oportuno, viable, sustentado, y que vienen a ofrecer salidas de esta situación para catapultarnos a la nación próspera y vigorosa con que Venezuela se había desempeñado en los años de la revolución, antes de la guerra económica, donde también influyó la caída de los precios del petróleo.
Estamos llamados todas y todos a participar. Todas y todos a apoyar con confianza este Decreto que se presenta para recuperar y fortalecer las economías productivas del país en todos sus renglones y áreas. De cada crisis la revolución ha salido fortalecida y luego de vencer esta guerra económica que promueven los factores antipatria, seguro que lograremos encausar a todo el país en el punto de irreversibilidad de una revolución que llegó para derrotar los obstáculos logrando la mayor suma de felicidad posible y la mayor suma de estabilidad social y política posible.
Nadie detendrá los sueños de Bolívar y Chávez ni nadie borrarán las esperanzas de las mayorías de venezolanos y venezolanas. Unidos, con la mayor conciencia política que nos demanda la coyuntura actual, vamos a doblegar los feroces intentos de la burguesía parasitaria y nos enrumbaremos hacia la productividad desde lo macro hasta lo micro; acá estamos invitados todos a apoyar las medidas acertadas de Nicolás Maduro y alcanzar la victoria a cada paso, a cada instante. La revolución está creando las condiciones para las transformaciones estructurales necesarias para avanzar en materia económica, que permitirá normalizar el abastecimiento de productos, acabar con la especulación y generar precios justo.
