Indudablemente el país necesita una reorientación urgente de su sistema económico. No sólo desde el punto de vista de la producción, sino de su estructura, es decir, el modelo productivo: producción, comercialización, distribución y consumo. Un cambio en las relaciones de producción que permitan transformar la sociedad en su conjunto.
Desde el inicio del proceso revolucionario bolivariano el Comandante Eterno insistió en la necesidad de transformar las relaciones de producción para la construcción de una sociedad justa, incluyente, participativa y protagónica, basada en los principios ético de El Libertador, las ideas libertarias de Ezequiel Zamora y los fundamentos educativos de Simón Rodríguez. Insistía que para lograr tales fines, era necesario construir nuevas bases económicas, que garantizaran a la población la satisfacción de sus necesidades perentorias y las cuales deben descansar en la participación y protagonismo de las comunidades a fin de garantizar la pertinencia, la corresponsabilidad, la cogestión y la contraloría social.
Sus primeras medidas se dirigieron a garantizar el derecho al trabajo, la salud, la alimentación, entre otras, para lo cual diseñó una política de expropiaciones a las empresas que fuesen improductivas o amenazaran con quiebra para ocasionar un aumento del desempleo y por ende, agravamiento en las condiciones sociales del país, más de las que ya había conseguido el Presidente, por la política neoliberal que rigió en los últimos 40 años el destino del país. Igualmente se redactaron los decretos de inamovilidad laboral, se amplió al ámbito de los artículos de primera necesidad y se estableció el control de precios; de la misma manera se aprobó el control de cambio, debido a la especulación cambiaria que originó un alza de la inflación desmedida.
Chávez estaba claro en que al estado capitalista había que derrocarlo a través de la trasformación de la base económica, pero también con un componente ético-moral, apoyado en el estrato jurídico para consolidar y radicalizar los cambios sociales y poco a poco fue estimulando el enfrentamiento entre las clases, exhortando al pueblo a tomar el poder, a organizarse para poder tener acceso a los recursos, para que administrara dichos recursos, que rindiera cuenta, pero que también fueran vigilantes de las acciones del estado a fin de participar en la contraloría social, en la ejecución prístina, efectiva de los recursos y de las obras ejecutadas, en ejecución o por ejecutar.
Todo su empeño lo volcó durante los 15 años que dirigió los destinos del país a construir una sociedad socialista, a cambiar radicalmente el modo de producción y a la transformación del estado actual. La muerte truncó sus sueños, y con los sueños de miles de venezolanos que apostaron a la realización de sus ideales porque también eran los de ellos.
Pocos de los integrantes de sus ministros, gobernadores, alcaldes, del aparato burocrático; ni siquiera de las organizaciones populares, del poder organizado del pueblo como los consejos comunales, las comunas, acompañaron a nuestro comandante en esta inmensa tarea. La desidia, el egoísmo, el personalismo, el protagonismo perverso, el individualismo, el interés personal, la mentalidad capitalista y neoliberal pudieron más que el sueño libertario de nuestro comandante. La corrupción, la ineficiencia, el abandono, la falta de identidad nacional, la falta de conciencia ciudadana dominó el escenario público y hay día, que se requiere del concurso de todos aquellos que creemos en el proceso revolucionario, que estamos dispuestos a acompañar al Pte. Maduro en la reconstrucción del aparato productivo del estado, nos conseguimos con las instalaciones para la producción desmanteladas, quebradas, derrumbadas, asaltadas, arrasadas por la desidia, la perversión y el clientelismo político. El bolívar superdevaluado, el contrabando igualito, el rentismo petrolero intacto. Y la escasez, el acaparamiento, la hiperinflación, el bachaqueo, las colas, el sufrimiento del pueblo continúa. Pero pareciera que nada ha pasado, que no pasa nada.
Queremos hacer algunas consideraciones apoyándonos en el árbol de las tres raíces, fundamento filosófico de la revolución bolivariana, en torno a esa situación, de los procedimientos para abordar la construcción del aparato productivo del estado en concordancia con el modelo socialista, su orientación social y económica, así como de la integración del Consejo Nacional de Economía, instancia asesora para la reconstrucción referida.
En primer lugar, ¿Cómo podemos solventar la crisis económica del país, fundamentalmente el desabastecimiento, la escasez y el bachaqueo, si los culpables de dicha situación están dentro del estado, en los comerciantes, en los empresarios, en los organismos de seguridad, integrantes de las comunas, consejos comunales, cooperativas, EPS, etc.?
Segundo: Dentro del Consejo Nacional de Economía participan funcionarios que han demostrado ineficiencia, negligencia e, incluso, denuncias por actos dolosos dentro de la administración pública. Igualmente participan empresarios sospechosos de haber incurrido en ilícitos con la utilización de los dólares preferenciales, ¿Cómo se puede garantizar la pulcritud, la honestidad de sus propuestas?
Tercero, ¿Cómo podemos reconstruir el aparato productivo de estado si las instalaciones del estado no tienen recursos, ni insumos, ni productos, ni están operativas? Si no ha habido una política acertada de mantenimiento, de autoabastecimiento, de rentabilidad social y económica? Hagamos un recorrido por las EP, salvo excepciones, la mayoría están quebradas, desmanteladas; igual las empresas expropiadas; las cooperativas. Las comunas agrícolas, las empresas del estado proveedoras de insumos agrícolas, las empresas cementera y un largo etc.
Cuarto, ¿Cómo incorporamos a las comunidades sin las mismas no cuentan con el apoyo mínimo por parte del estado, no cuentan con recursos, con las condiciones mínimas para la producción, no tienen insumos, ni ha habido voluntad política para que se fortalezcan, se desarrollen?
Creemos que el primer paso a dar, para generar confianza en proceso a iniciarse, es el elemento ético-moral. Hay que demostrar seriedad y hacer que los culpables de la debacle institucional rindan cuentas y sean sancionados en los términos que indican las leyes y los reglamentos. Hasta ahora no han puesto a ningún culpable de omisión, ineficacia, ineficiencia. Ni ministros, viceministros, directores de línea, coordinadores, presidentes de entes, fundaciones, etc. Nadie rinde cuenta ni paga sus culpas. Es más, los premian nombrándolo titulares de otro Ministerio, Vice ministerio, Dirección, o cargo importante. Lo decía el Libertador en su Manifiesto de Cartagena, la impunidad elemento coadyuvante la caída de la Primera República.
Segundo, la necesidad de la incentivación del trabajador, la igualdad social. Cómo es posible que todavía se mantenga la diferenciación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual como referencia para el disfrute de los beneficios sociales y económicos de los trabajadores y la población en su conjunto. Viáticos, ticket de alimentación, seguridad social, varía dependiendo de su ubicación en la estructura de trabajo. Igualmente la diferencia de sueldos y salarios en las instituciones pública conspira contra el espíritu de cuerpo de los trabajadores con sus instituciones. Igualmente la incorporación de trabajadores a las instituciones oficiales. Créditos para microempresas, reparación de viviendas, son otorgados dependiendo el nivel social y económico. Zamora luchó contra estas desigualdades.
Tercero, la preparación de la población para la productividad. La sociedad venezolana vive presa del consumismo, de la ética capitalista neoliberal. El consumismo trastocó los valores republicanos del trabajo, la exportación, el orgullo nacional. Nadie siembra ni siquiera en el patio de su casa, nadie repara. Los artículos adquiridos tienen que ser de marca y de alto costo. Simón Rodríguez basaba sus principios educativos en la formación de un ciudadano consustanciado con el trabajo productivo. Es fundamental crear una ética consustanciada con el trabajo productivo pero liberador, creador de independencia económica, de ciudadanía, de riqueza espiritual.
Cuarto, ¿Cuál es el modelo que primará en la reconstrucción del aparato productivo y la solución para los problemas, sus causas y sus consecuencias? Aparentemente hay un diálogo entre la burguesía y el pueblo. Recordemos que hay contradicciones antagónicas irreconciliables en todos los niveles, especialmente el económico. La grey chavista apuesta a la profundización de la construcción del modelo socialista, a la defensa de los derechos del pueblo, a la inclusión, a la participación protagónica y a la justicia social. Cualquier conciliación, retroceso, negociación será considerado una traición y va a ser cobrado. Una alianza con la burguesía explotadora, que ha sometido al pueblo a hambre, muerte, enfermedades, explotación, escasez y recientemente a una guerra económica, contrabando, bachaqueo, inflación, es una puñalada al pueblo, a Chávez.
El pueblo está alerta, desea participación en los procesos que están desarrollándose, desea ser contralor y coparticipe de las decisiones que haya que tomarse. Pide acciones urgentes. No es una Emergencia Económica, es una Urgencia Social.
Es ahora o nunca.
Patria socialismo o muerte. Venceremos