"Es la activación, organización, reorganización, articulación de fuerzas, de reencuentro entre los revolucionarios, con el espíritu que como llamarada sagrada tienen millones de mujeres y hombres de la patria que se han apartado del proceso revolucionario, pero que están allí con sus sueños y esperanzas. Que a veces tienen frustración por culpa de los errores de la burocracia de la corrupción y de las nuevas élites que han surgido en algunos espacios de Venezuela"
Nicolás Maduro
Somos muchos los camaradas de izquierda que luchamos desde la bases por encontrar una luz al final del túnel que permita el milagro de transformar al PSUV y el GPPP en un movimiento verdaderamente revolucionario, que retorne a las raíces del chavismo y levante las banderas del socialismo y que hoy nos sentimos acorralados en una maquinaria que, en términos generales y con valiosas y por suerte no tan pocas excepciones, se dedicó a ganar elecciones y a perder cuadros formados, ya sea porque han sido execrados por su pensamiento crítico o por que se auto-execran al sentirse indefensos ante tantas incoherencias ideológicas y manejos al mejor estilo de los Adecos comprando conciencias en lugar de cultivarlas formándolas. No hablo de los que se marcharon porque la mafia a la que pertenecen no pudo con la que controla el poder en el partido o de los que se fueron a montar tienda aparte para hacerle una oposición de "izquierda" o de derecha a Maduro (a esos rezamos para que se vayan todos cuanto antes).
Nuestro partido mayoritario se está convirtiendo en un enorme mercado en el que se acude como cliente a buscar algunos productos y servicios o a ofrecerlos para ganar adeptos, dejando lo ideológico, lo ético, la práctica coherente con los principios que pregonamos a un lado, dejando a los que osan mantener esos principios relegados al olvido, "o corren o se encaraman", usándolos de comodín para echarles la culpa de lo malo y aterrorizar al que se les acerque o para exhibirlos como baluartes para mostrarse como partido revolucionario en tiempos en que así se les requiera.
Es tan difícil llegar a muchos "lideres del partido" ya sea porque sus múltiples tareas de gobierno no le permiten un relacionamiento real con las bases o porque muchos de los que aun no son gobierno tienen una estructura clientelar para garantizar su hegemonía y entrar a "donde hay" lo más pronto posible por lo que evitan las opiniones críticas que puedan rayar su "admirable" perfil de candidateable.
Un partido de la revolución no puede ser gobierno y partido, no debe pagar y darse el vuelto. Quien está en las acciones de gobierno debe concentrar su accionar en su labor diaria, en la tarea de gobernar, para ello inevitablemente requiere un nivel de dedicación que termina acorralándolo y ausentándolo del contacto efectivo con la realidad y quien está en el partido no debe estar preparando su debut como gobernante sino que debe concentrarse en la organización popular para enfrentar la lucha de clases, garantizando la formación ideológica de una militancia que apuesta por el socialismo pero aun lo entiende como convivencia con el enemigo de clases y limita su participación a la de la democracia representativa que tanto daño le hace como organización revolucionaria, debe poner empeño en construir la democracia directa con la participación protagónica de toda su militancia en el diseño de las políticas que debe seguir el gobierno, su control y seguimiento, convirtiéndose en al "cable a tierra" o el ente contralor que requieren los cuadros de gobierno para no perder la perspectiva de las demandas del pueblo.
Esa ausencia de un partido clasista en la práctica es la que ha permitido la despolitización y despolarización del pueblo chavista que los hace sensibles a la guerra de cuarta generación por debilidades ideológica que como partido no hemos cubierto con planes de formación, con organizaciones de discusiones de base y con el ejemplo y abnegación de los líderes locales, así encontramos que gracias al legado de Chávez en la encuesta de Hiterlaces se revela que el 79% está de acuerdo con que se establezca un sistema productivo socialista, demostrando que en términos generales el pueblo está claro que el neoliberalismo no es la solución, pero al mismo tiempo el 90% está de acuerdo con una alianza con la empresa privada, en una clara muestra de que el pueblo en general y de seguro en una proporción cercana los militantes del PSUV y el GPP no está en conciencia de la lucha de clases y que su posición es más de centro que de izquierda y con un partido de centro no se hace revolución socialista.
No todo está perdido, en nuestros partidos somos más los buenos que los malos, los que queremos la patria que los que solo "le meten mano", los comprometidos que los oportunistas, pero si nos damos el lujo de que el comité promotor del congreso de la patria no sea capaz de "taladrar" la coraza armada por los que viven de la maquinaria electoral Cuasi-Adeca y a las consultas solo lleguen ideas de los que se han valido de esa maquinaria para colocar "cuadros" sumisos a los grupos de poder y que poco representan al sentir de las mayorías en lugar de las discusiones de todos los colectivos revolucionarios que piden a gritos un sacudón en el partido, si al congreso solo asisten los que elija esta vieja maquinaria y no se convoquen a los críticos que no traicionan, a los execrados y autoexecrados que siendo leales a Chávez han pasado a un segundo plano pero no le hacen el juego a la derecha, a los que baten el cobre construyendo comunas de verdad, a los que desde otras trincheras aportan ideas para continuar por el camino de Chávez y la construcción del socialismo, sino lo hacemos terminaremos "perfumando la mierda" como otro adeco más y se justificará plenamente armar tienda aparte como ya lo están planteando numerosos colectivos, aun cuando deseamos dar la pelea adentro.
Pero solo el pueblo salva al pueblo y debemos admitir que los cuadros populares somos igual de responsables por haber permitido que se impongan prácticas de la cuarta república en los partidos de la revolución, que las UBCH hayan sido tomadas por gente sumisa y manipulable, que se despolitice al poder popular, de haber abandonado el fortalecimiento de los consejos comunales y comunas como instancias de democracia directa , de excusarnos en las malas acciones de otros para rendirnos o abandonar las trincheras de lucha, de creer que la democracia burguesa transferirá el poder al poder constituyente por obra y gracia del espíritu santo y no por creación heroica del pueblo trabajador organizado. Es tiempo de asumir una rebelión organizada y liberadora de las bases.