Reflexiones ingenuas: "Tocontrama"

Mucho se ha escrito en relación a los mecanismos de defensa del yo. Olvidamos lo que no queremos hacer, justificamos nuestros errores, le echamos la culpa a otros de lo que ocurre. Son una forma de sentirnos bien con nosotros mismos, de evadir nuestras responsabilidades y nuestras fallas, omisiones o errores.

Leyendo y releyendo los artículos de opinión que publican en medios de comunicación privados (incluyendo los rojo rojitos), blogs, web., twists, facebooks, etc., por parte de supuestos militantes chavistas, pareciera que estamos ante un aluvión psicótico de pretendidos "yo no fui" para salvar su culpabilidad ante la crisis política y social que atraviesa el proceso revolucionario bolivariano y la sociedad venezolana.

Otros, del bando de la contrarrevolución, traidores al proceso, ni se diga. Usufructuaron de las bondades del proceso y hoy critican, desde la acera del frente, como si ellos nunca hubieran tenido las manos metidas en el plato.

Cuando el Comandante Eterno Hugo Chávez, inició su gesta política, la población en su conjunto le rendía honores, lisonjas, loas: Humildes, clase media, maestros, universitarios, profesionales de diferente índole, burócratas, adecos, copeyanos, masistas, convergentes (que abandonaron sus cunas para embarcarse en la nave revolucionaria) etc., etc.

La visión incluyente del proceso revolucionario estimuló la formación de cooperativas, fundos zamoranos; propició la organización del pueblo a través de consejos comunales, empresas de producción social, comunas, consejos de trabajadores y otras formas organizativas de participación protagónica. Se transfirieron recursos, se capacitaron, se incentivaron.

Se crearon las misiones para atender a la población más necesitada, tratando de solventar las trabas de la burocracia del estado. Se crearon programas sociales para la atención a las personas excluidas, facilitando la adquisición de viviendas, vehículos, teléfonos, equipos de línea blanca en forma económica y sin muchos trámites.

La mayoría de los políticos guiñaban el ojo a Cte., para que los tomara en cuenta, les diera un "carguito" o los "pusiera donde hay". Otros disfrutaron de altos cargos en la administración pública saltinbanqueando puestos, ministerios, diputaciones, comisiones, direcciones, presidencia de entes, cargos en los cuales, su gestión, dejó mucho que desear, y mucho que devolver al estado venezolano. Todos con un protagonismo y un personalismo enfermizo, con una petulancia mal oliente, una falta de modestia asfixiante. Algunos de ellos forman parte de los escribidores que aludo al inicio de este artículo.

Un somero inventario sobre esta gestión de la revolución nos muestra las ruinas de las ejecutorias de la burocracia que dirigió las instituciones revolucionarias: cooperativas quebradas, desoladas, arrasadas; fundos zamoranos desaparecidos; empresas de producción social en bancarrota; empresas expropiadas improductivas; empresas del estado endeudadas, burocratizadas, explotadoras; consejos de trabajadores desvirtuados (en donde quedan); consejos comunales inoperativos, burocratizados; comunas con el timón perdido, y pare Ud. de contar.

¿Los comuneros, consejeros, trabajadores, empleados públicos, la población en su conjunto nada tienen que criticar a su gestión?

¿Y los ultra revolucionarios, los come candela, los masca balas, los oligarcas rojos rojitos que ocupan y ocuparon altos cargos no tienen nada que ver con este triste panorama?,

Los criticones de oficio ¿Su trabajo revolucionario, su accionar en el pueblo, su visión crítica, su acción contralora dónde quedó? ¿Su papel de formadores de consciencia, de organizadores del pueblo, de vanguardia militante, que se hizo en todo ese tiempo?

Hoy, la derecha y muchos militantes "y que chavistas" hacen lobby para echarle todas las culpa el Presidente Maduro y pedir su salida, la derecha abiertamente, la pseudo izquierda en forma solapada, mimetizada. La derecha estimulando la violencia, propiciando el descontento, solicitando un revocatorio; la "yqueizquierda" exacerbando la crítica a la acción de gobierno; la derecha de frente; los oportunistas a traición, por la espalda, alevemente.

La revolución es un acto colectivo, un acto social, un acto histórico en donde se enfrentan diferentes sectores, intereses, clases sociales, grupos políticos. Las contradicciones se mueven dialécticamente, antitéticamente. Es un enfrentamiento político, de cosmovisiones opuestas, de modelos económicos opuestos. En ella participan la contrarrevolución, la clase burguesa, dominante, la oligarquía por una parte, y por la otra, los revolucionarios auténticos, pero también se cuelan los oportunistas, los demagogos, los coleaos.

Llegamos a la conclusión que esta guerra no es una guerra de cuarta generación, es una guerra bizarra, en la cual convergen propios y extraños, tirios y troyanos, moros y cristianos. No es una sólo una guerra económica sino una guerra ética, una guerra moral, cuyo grito de guerra es "TOCONTRAMA" (Todos contra Maduro), unos queriendo revertir el proceso revolucionario que tanto esfuerzo puso el Gigante Eterno para su radicalización, otros para lavarse su cara, para expiar sus culpas, o para cambiarse el traje, a ver que le ofrece la derecha en una posible llegada al poder. Escoja Ud. su opción.

Mientras el pueblo llano, el de a pié sufre las consecuencias, padece la escasez; soporta el bachaqueo, la especulación, la inflación; tolera las colas; se resigna ante la falta de medicinas; aguanta la falta de gas doméstico, de respuestas ante sus problemas más agobiantes.

¿Quién sabe cuál será su capacidad de aguante?

 

carrodcas@gmail.com

 


















 



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Carlos M. Rodríguez C.

Estudió en la UCV. Docente jubilado

 carrodcas@gmail.com

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