Si algo nos anima como revolucionarios es proteger a las inmensas mayorías de seres humanos que el sistema capitalista excluye socialmente e invisibiliza políticamente. Por eso el esfuerzo supremo hecho por el Comandante Chávez para restituir derechos fundamentales para todo el pueblo, tales como la educación, la alimentación, la salud, la vivienda, el empleo y las pensiones para nuestros abuelos y abuelas. Pero lo más importante es el reconocimiento como sujetos políticos a los desconocidos y desconocidas de todas las horas por las elites dominantes: los indígenas, los afrodescendientes, los jóvenes del barrio, los bachilleres sin cupo, los campesinos sin tierras, los obreros explotados, las mujeres, los deudores hipotecarios, entre muchos otros. Nadie puede negar que la Revolución Bolivariana abrió para todos los sectores un horizonte humanamente gratificante y sobre todo les restituyó el Poder Político, como la mejor forma de protegerse contra la explotación y la exclusión.
Tras la partida física de nuestro Comandante Chávez, la oposición venezolana reinició un periodo de inestabilidad política y guerra económica, en el contexto de una caída brutal de los precios del petróleo, nuestro principal ingreso. Sin embargo, el Presidente Nicolás Maduro ha logrado, con coraje, preservar y expandir el sistema de protección social a nuestro pueblo, a través de las Misiones y Grandes Misiones y ha mantenido el proceso de trasferencia de poder al pueblo mediante el fortalecimiento del Poder Popular, en todas sus expresiones.
No obstante, hay que reconocer que el ataque a nuestra economía ha provocado la vulneración de algunos derechos, fundamentalmente el del acceso a los alimentos y las medicinas. Para el gobierno bolivariano, es un tema de prioritaria ocupación lograr restituir el pleno goce del acceso a estos derechos de toda la población, derechos que solo fueron garantizados en revolución.
En ese sentido los anuncios del Presidente Maduro, en el marco de la Agenda Económica Bolivariana, van dirigidos a garantizar y restituir la estabilidad de la economía familiar. Frente a la caída del precio de nuestro principal ingreso, el Presidente explicó que este año por la venta de petróleo solo han ingresado 75 millones de dólares, es necesario el nuevo sistema cambiario con un dólar protegido para garantizar especialmente los alimentos, medicinas e insumos para la producción nacional; para sostener las Misiones y Grandes Misiones se implementó el nuevo sistema de precios de la gasolina; para mejorar el abastecimiento de los alimentos y otros bienes se decidió la restructuración de la Misión Alimentación y un nuevo sistema de precios para que los productos tengan un precio real en los sistemas de distribución formales; para garantizar la ocupación laboral, que hemos mantenido aun en medio de los embates económicos, se aprobó una profunda política de recaudación fiscal para sostener el ritmo de construcción de las obras públicas, con una inversión de cercana a los 200 mil millones de Bs. y garantizar el aumento salarial del 20%, más el incremento en el bono alimentación.
Es necesario contrastar con lo que la derecha hacía cuando había una caída del precio del petróleo: congelaba salarios y liberaba precios, vendía los activos del Nación, reducía el "gasto" en educación, salud y seguridad social, le entregaba los dólares a Fedecamaras a costa del derecho del pueblo a acceder los bienes básicos. Sólo en revolución, aun en medio de las más difíciles situaciones, el pueblo estará protegido.
En paralelo nos toca librar una lucha contra la impunidad, que también es para proteger al pueblo de la violencia terrorista de la oposición. La ley de olvido criminal presentada esta semana en la Asamblea Nacional, pretende ser un borrón de todos los asesinatos, hechos de corrupción y decenas de otros delitos cometidos contra el pueblo, durante 17 años, por los dirigentes de oposición y sus empresarios.
Necesitamos reconocernos en nuestras diferencias para tener paz, pero esta no puede ser a costa de la impunidad. Se requiere de una real voluntad de arrepentimiento de la oposición por los crímenes cometidos; de la renuncia a las formas violentas de lucha; de cesar el sabotaje a nuestra economía; de respeto a la unidad y dignidad de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana; de respeto a la soberanía nacional y a los derechos políticos, económicos y sociales que nuestro pueblo ha logrado en revolución.
Entre tanto, nosotros seguiremos insistiendo por el camino democrático y pacífico en la construcción de una sociedad donde quepamos todas y todos con igualdad, justicia y dignidad.
Hoy estaremos en la siembra en Montalbán, Carabobo, de un revolucionario que no se cansó ni se rindió jamás, Elegido Sibada, Comandante MAGOYA. No muere quien vivió por el pueblo luchando.
¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!