Cada día se siente con mayor dureza las consecuencias de la guerra económica, agravada por la caída de los precios del petróleo y otras variantes como el fenómeno del "niño".
Emocional y psicológicamente, este impacto directo en la base material del pueblo es asimilada con profunda preocupación y rechazo hasta el punto de llevarnos al punto de no retorno con resultados impredecibles de lo que pueda ocurrir.
Es evidente el estimulo dado por la "mayoría circunstancial" en la A.N, grupos de poder económica, jefeados por el imperio y el sionismo internacional.
Los "atentados" provocados en Europa no son más que la justificación para llevar la guerra sin cuartel y sin tregua contra países considerados una amenaza para los intereses hegemónicos del imperio y sus asociados, lo mismo ocurre cuando se criminaliza a funcionarios de gobiernos considerados hostiles con carrera armamentista o trafico de drogas.
Si analizamos todos los procedimientos que anteceden a un golpe de estado o una invasión promovida por el imperio, tenemos serios indicios de que estamos en la agenda de los planes guerreristas que solo busca el asalto de nuestras industrias básicas y materia prima.
El pasado 6 de diciembre obtuvimos un resultado que favoreció a la ultra derecha involucrada en los planes conspirativos contra nuestro país, ese resultado que muchos asocian a la caída de los precios del petróleo y la guerra económica tiene otras lecturas, entre ellas; el agotamiento de la dirección política por el sectarismo y la ausencia de control.
Este sectarismo y ausencia de control a su vez, ha generado el caldo de cultivo para la corrupción y el estancamiento para la creación del nuevo modelo político, económico y social planteado por el Comandante Chávez con el Plan de la Patria.
A su vez, la estrategia comunicacional se ha basado más en la denuncia y el divismo de la gestión que no logra crear conciencia de lo que está en juego, el futuro de la patria.
Para superar el sectarismo es necesario trascender el ejercicio del Gobierno mas allá de las corrientes internas del PSUV que lo conforman en todos los niveles, es necesario ejecutar la voluntad de las mayorías en cada proceso electoral, porque la mayoría no ha elegido un Gobierno del PSUV, sino un Gobierno del GPP que a su vez permitiría crear los contrapesos, una dirección colectiva y con ello, mecanismos de control que hagan más eficiente y efectiva la gestión de Gobierno, la adopción de medidas para enfrentar la guerra económica y en definitiva, enfrentar y derrotar al imperio y sus lacayos.
Esta dirección colectiva del proceso, conformada con el PSUV y el GPP, son la base fundamental para sistematizar las medidas adoptadas por el gobierno en el decreto de emergencia económica y asi evitar que, la producción caiga en manos de bachaqueros.
El Sistema de Planificación Participativa Territorial que deriva de las siete leyes del Poder Popular son la única herramienta para que Gobierno y Pueblo juntos desde el espacio local puedan sistematizar y crear el nuevo modelo económico, de producción, distribución y comercialización.