De entrada debo decir que tanto el chavismo como el anti-chavismo (porque eso es, y nada más, la oposición; o sea, no es un proyecto político; es sólo la negación obsesiva del chavismo, un movimiento servil a Washington), nacieron "arrojados" en una época en que las concepciones modernas de organización política, es decir, los partidos políticos, los sindicatos, los gremios, etc., si no es que devinieron completamente obsoletas, están bastante fuera de contexto, que no es lo mismo; pero es igual (como dice Silvio Rodríguez).
Hablo de una nueva lógica cultural que se impuso, acompañando la hegemonía político-ideológica del neoliberalismo en el mundo, pero que es algo diferente, y hoy tiene nuevos desarrollos cuando el capitalismo global se torna lumpencapitalismo (como lo llama Jorge Beinstein). En las últimas décadas del siglo XX se le llamó postmodernidad. De hecho, considero que el chavismo es un fenómeno postmoderno, como toda la llamada "izquierda latinoamericana del siglo XXI", y más allá, el "comunismo pragmático capitalista" de los chinos, y el pragmatismo puro y simple del gobierno cubano. La derecha también pasó de postmoderna a pragmática, aunque a veces muestre rasgos de neofascismo. En todo caso, sería un fascismo postmoderno también. Pero el título de este artículo promete que trataré las formas de organización del chavismo. Debo entonces cumplir la promesa.
El chavismo ha atravesado varias formas organizativas, de acuerdo a su evolución como movimiento político incorporado al gobierno del estado venezolano; pero cada etapa quedó como un estrato geológico subterráneo, siempre pendiente de volver a la superficie. La primera forma del chavismo fue, por supuesto, el de la logia secreta militar: el MBR-200. Un grupito clandestino, conspirativo, que tuvo algunos contactos con partidos de izquierda tradicionalmente "marxista-leninistas", es decir, grupúsculos extremadamente centralizados y jerarquizados, con relaciones orgánicas muy parecidas a las de los grupitos conspirativos militares. Luego, cuando Chávez decidió participar en elecciones, montó un aparato electoral en el cual se adhirieron viejos militantes formados en el viejo "marxismo-leninismo". Justifico las comillas porque, para mí, el marxismo-leninismo fue un infortunado invento de Stalin. Ya escribí algo sobre esto (ver http://www.aporrea.org/ideologia/a224363.html).
El MVR, el aparato electoral montado por Chávez y sus conjurados, para las elecciones de 1998 y procesos subsiguientes, fue la mezcla (no siempre armónica, mucho menos orgánica) de un núcleo conspirativo clásico, que ya adquiría rápidamente las características de "cogollo", entorno del gran líder, de funcionarios estatales (civiles y militares), por un lado, y por la otra, la fusión de diversas tribus (agrupamientos espontáneos) en masas en movimiento (aluvión). Chávez ensayó, en 2001, los "Círculos Bolivarianos", una forma descentralizada de organización de las masas, orientadas directamente desde la TV. También convocó a una "red de redes" que después abandonó por el camino. Pero esta forma organizativa no fue la única que abandonó por el camino.
Con el enfrentamiento del golpe y el sabotaje petrolero de 2002, las guarimbas del 2003 y la campaña hacia el revocatorio de 2004, el chavismo (mejor sería decir Chávez, personalmente) logró combinar exitosamente el flujo de movimientos masivos semiespontáneos, cuya movilización, adoctrinamiento y agitación se lograba por los medios televisivos ("Aló presidente" y cadenas kilométricas) y SMS telefónicos, dirigidos directamente por el hiper-líder (Monedero). Fueron momentos de efervescencia emocionada. El chavismo es, en gran medida, un fenómeno mediático y sentimental. He allí algunas de sus características postmodernas.
Una vez convencido de que el camino era el "socialismo del siglo XXI", Chávez decidió convertir el MVR en PSUV. Para ello le arrancó algunos cuadros a otras organizaciones aliadas, víctimas de un ataque frontal para aniquilarlas; sólo para, poco después, ante la tenacidad del PCV, el PPT y otros en sobrevivir, proponer un "Polo Patriótico" que, en la práctica, se convirtió en el espacio de los partidos satélites del PSUV.
Como dice el amigo Orlando Zavaleta, el PSUV nació burocratizado. Es bueno a veces descubrir el agua tibia: el PSUV fue siempre el partido de y del gobierno, construido desde él, y por eso devino rápidamente en la organización de los funcionarios estatales o los aspirantes a serlo. Nada que ver con la célebre concepción del "partido de vanguardia". Era la organización que defendía el gobierno, dependía del gobierno, era el gobierno. Y si el gobierno se identificó con el Partido, fue mucho más grave el fenómeno de identificación del gobierno con el estado. El clientelismo, el nepotismo, el amiguismo, el sectarismo y demás viejos "ismos" adecos, reencarnaron.
Ahora, el presidente Maduro convoca un "Congreso de la Patria". ¿Es una nueva organización chavista? Tal vez. Lo más seguro es que quién sabe. Tiene el rancio sabor de la dedocracia: sus miembros son designados por criterios desconocidos. Supuestamente, van a discutir un temario impuesto, de acuerdo a un documento que comentaremos en otro artículo; pero que adelantamos que no brilla precisamente por su profundidad teórica, a despecho de los destacados intelectuales convocados a la comisión promotora, quienes, evidentemente, por la pésima prosa del documento central, no fueron tomados en cuenta para redactar eso.
¿Qué saldrá de ahí? No creo que haya grandes aportes a la teoría revolucionaria. Saldrá lo mismo que salió de otras convocatorias: un acto lleno de discursos rituales respaldando al gobierno. La preparación para enfrentar el revocatorio, quizás. Una táctica de repliegue organizado, a lo mejor. Un nuevo entretenimiento para las barras: seguramente.