En diversos foros políticos revolucionarios he advertido, la necesidad de asumir junto al comando de la revolución el apoyo irrestricto al Presidente Nicolás Maduro, pues más allá, de la persona humana que él representa, con sus virtudes y defectos, está la posición revolucionaria que ocupa al mando del Estado y el gobierno, la cual es la única plataforma real y concreta para enfrentar los ataques inclementes de una derecha irracional, apátrida y radicalmente opuesta a toda iniciativa en pro de las grandes mayorías.
No quiero llover sobre mojado, pero basta comparar donde estuvimos a finales del siglo pasado y donde estamos hoy. No quiero fastidiar los ideológicos convencimientos de la derecha adeco lechuguina y su negación a la historia, a la reflexión y al análisis, pero los hechos hablan por sí solo, y a pesar de las colas, el bachaqueo, el paramilitarismo y la tentativa de golpe de estado, magnicidio, gritos, caos y desbordamiento social. Aquí se come, se bebe y se vive, con las limitaciones que impone una infeliz guerra planteada por los otrora amos del valle y su afán de restaurar al poder y asaltar los tesoros del estado.
Sabemos que no es fácil resistir la arremetida imperial, entendemos que la cotidianidad nos agobia con sus colas interminables, la especulación y la escases, pero las mayorías comprendemos que el enemigo no es la Revolución Bolivariana ni el Presidente Maduro, sino los arrastrados al imperio y sus catervas putrefactas que hoy se activan para intentar derrocar a los gobierno progresista y exterminar cualquier viso de socialismo en el continente.
En consecuencia todos somos víctimas de esta maniobra atroz la cual no dudamos en llamar "guerra", sin armas de fuego, sin desembarcos oprobiosos de marine, pero igualmente asesina, violadora de conciencias y exterminadora de esperanza.
En ese sentido, seria mezquino no reconocer el enorme esfuerzo que realiza el Presidente Nicolás Maduro para sostener al estado y al gobierno, para proteger al pueblo de a pie, que chavista o no, sufre los inclementes ataques de una derecha confabulada con los más oscuros intereses en contra.
Sin embargo en el seno del pueblo, millones de patriotas nos estamos organizando en para la lucha contra el hambre, la escasez y la inflación inducida. Y contrario a algunas incomprensiones de minúsculos sectores presuntamente advenidos de la izquierda, estamos decidido a seguir en la pelea por la construcción del socialismo bolivariano como única alternativa para un mundo que se debate entre la vida y la muerte, entre el socialismo o la barbarie.
En ese sentido y a pesar de las innegables circunstancias, se impone el valor innato de las y los revolucionarios, para enfrentar a los desvaríos de "dirigentes" (en la derecha y en la pretendida izquierda) que al no tener nada que decir, lanzan excremento a diestra y siniestra, con el fin de tapar su propia fetidez.
Revolución es todos con Maduro. No asumirlo es traicionar al proceso y al legado del Comandante Eterno. Chávez somos todos y Maduro nuestra responsabilidad colectiva y revolucionaria. Hasta la victoria siempre.