En Venezuela, los medios no son más que empresas culturales que capitalizan discursos dominantes a favor de una clase conservadora y heteronormativa, la cual es enemiga histórica de los procesos emancipatorios de liberación nacional. La juventud, que siempre se ha construido políticamente a la ofensiva de procesos coercitivos aplicados desde el Estado pretérito por más de cuarenta años, hoy atraviesa una profunda crisis de enajenación a causa del constante bombardeo mediático y la ideología globalizada impuesta desde la industria cultural. El incentivo al consumo, la esterotipación de la mujer, el desenfreno tecnológico a propósito del status quo, son muestras simbólicas del detrimento a la producción de la conciencia revolucionaria y la proletarización de la juventud; ¿Qué lo posibilita? Sin lugar a dudas, los medios de comunicación.
La mercantilización de los mensajes, responde a intereses populistas capaces de derrocar la praxis revolucionaria de cualquier movimiento o colectivo juvenil. En las universidades, surgen iniciativas de transformación social y experiencias concretas con un saldo organizativo ponderable, sin embargo, la trascendencia de estas se ve permeada por la alienación permanente a la que los jóvenes de las masas, son sometidos por vías de la mediatización.
Evidencias del caso venezolano
Por otra parte, muestra de la conspiración mediática es la actual base material del Estado venezolano, cuyo reconocimiento de "economía rentista" es un avance significativo pero servil a los intereses de la burguesía, que se ha encargado de proyectar alegatos a través de los medios directamente a la juventud sobre la crisis actual que atraviesa el país con trasfondo en una "huida migratoria" de la población promedio comprendida entre 18 y 35 años.
Si ya mismo aplicáramos un análisis de contenido morfológico y cuantitativo sobre el tratamiento de la información generada en Venezuela, podríamos desmontar estrategias tendenciosas de violencia mediática con énfasis en la manipulación de la juventud, por ejemplo, frases como: "Estudiantes convocarán protestas pacíficas en todo el país" (titular de El Universal, 16 de junio de 2015), o "El movimiento estudiantil organiza una cruzada nacional para recuperar el país" (lead de noticia publicada en El Nacional con fecha 27 de abril de 2016), demuestran el sesgo en la generalización lingüística de la cobertura informativa.
Por último y no menos importante, es la promoción de una nueva identidad nacional en la juventud venezolana a través de los medios, tras la utilización de elementos semióticos que vejan el rescate y las reivindicaciones históricas conquistadas por el pueblo en los últimos 17 años, pues, desde los partidos tradicionales de la derecha, se han estado utilizando los colores patrios para una reapropiación de la conciencia colectiva desde los jóvenes totalmente elitista y antipopular.