El título de este artículo, es tan solo un intento de secuestro del ápice ese que llaman "Miraflores", entendiendo su representación simbólica como: El puesto presidencial, pero a quien quiero llegar realmente es a Maduro. Seguramente, no seré perdonada por mis genes feministas ni mi conciencia anti patriarcal, pero apelo a "la frase" como enunciado de protesta, más que al contenido, aunque no vacía de él.
Es casi medianoche y estoy sentada a mi computadora, una Síragon, porque jamás pude adquirir una VIT, tomando un café que mi mamá tuvo que comprarle a unos benditos chinos de Vista Hermosa, porque en el "Día a Día" que ahora se llama Pdval, la cola es interminable.
Te escribo esta carta, presidente, ojalá pueda tutearte, porque necesito desatar la irreverencia en el discurso que me carga retraída, pensativa, deambulante hace días, para ser más específica, después del 6D. Hablaba con un compañero y me decía: ¡ojalá la Revolución algún día se acuerde de nosotros!, le respondí: he entendido que los beneficios personales uno debe conseguirlos por trabajo propio, cuando más pude aspirar, quise una vivienda para legarla a mi chamito, pero la tendré que construir a pulso, no creo que me la adjudiquen.
Pensará usted que ando pesimista, pero mi espíritu chavista no cesará en su marcha hacia la transición definitiva, aunque el panorama pinte otros escenarios.
Nos convertimos, quizá, en una especie de fenómeno nunca antes visto, logramos extraordinarios procesos de concreción pero nos faltó lo más importante: la transformación cultural que sin lugar a dudas tuvo que venir prendida a la formación.
Inventamos una especie de proceder propio del Chavismo llamado: Macolleo, a lo mejor esté equivocada y ya existía, pero lo cierto es que no hay esfera política que no contenga las más cerradas dinámicas viciosas donde todo giran en torno a una persona o una corriente "revolucionaria", llámese instituciones, Psuv, organización, entre otras formas de "organización".
Recientemente escuchaba yo decir: "la macolla no es mala, malo es estar fuera de ella", y no, me niego a creer que "macollar" sea trascendental para Revolucionar, me niego a creer que segregar al compañero, hundirlo, subyugarlo, destruirlo, vilipendiarlo, sea lo correcto.
Nuestra juventud, nuestra amorfa juventud, me deprime. A excepción de líderes comprometidos y compañeros que aún no se han contaminado, la mayoría de nuestros "cuadros" van adoptando esas posturas de mala praxis Chavista que los más "viejos" nos enseñan. Eso sin decir, que en su mayoría nuestros "cuadros" pasaron los 35 años de edad y son gente que ha fundado universidades y aún sigue colmando con sus materias aplazadas esos espacios.
El Poder Popular necesita mucha ayuda Presidente. Considero que el decaimiento de los Consejos Comunales se debe a los dos primeros puntos que sugerí: Transformación cultural y formación. No pudimos garantizar las escuelas del Poder Popular: nunca debimos avanzar a otra fase sin haber culminada la esencial. Nos faltó planificación, nos forramos de perspectivas humanas de los Ministros y Ministras y no logramos en primer término conformar una base filosófica, política, formativa de la Revolución Bolivariana.
Libéranos Maduro, nuestra propia gente nos está haciendo daño, apliquemos depuración al Psuv, elevemos la eficiencia por áreas de la administración pública, quítale el sueldo a los altos funcionarios del Estado y que trabajen Ad Honorem a ver si realmente son revolucionarios, organicemos y encaminemos a la juventud para que asuma la vanguardia, reavivemos el Poder Popular a través de las Escuelas de Cuadros y campamentos encerrados lejos de las ciudades, simplifiquemos la burocracia, revisemos las nóminas, rotemos los liderazgos en cada mínima estructura de organización para que no sea un solo líder el que dirija el proceso, tengo muchísimas propuestas más, devuélvele a tu pueblo la moral. Demuestra que Chávez no se equivocó y que puedes asumir el desafío histórico de devolver a su lugar la Revolución, porque al fin y al cabo, estamos del lado correcto de la historia, cabalgamos con la razón a cuestas.