Vientos de la sabana

Triunfa la esperanza

Pese a los aires depresivos que atiza la derecha nacional e internacional, pese a las infames posiciones apátridas de la Directiva de la Asamblea Nacional y su mayoría, pese al atrevimiento bélico y protervo del secretario de la OEA, que desean subyugar al pueblo venezolano, soplan aires de triunfo de la esperanza que se reflejan en razones naturales y materiales que nos indica que este suelo es bendito por la gracia del Creador.

Las lluvias han venido de menos a más y con cierta moderación han refrescado el país y han logrado ir llenando el embalse del Gury, lo que vendría a asegurarnos con mayor comodidad el servicio de fluidez eléctrica; a esto se suma un excelente riego que vendría asegurar una siembra de miles y miles de hectáreas de alimentos necesarios para la dieta diaria de la familia venezolana.

Toda esta situación ha llevado que el pueblo nutra su conciencia acerca de una mejora alimenticia a través de la sustitución de suplementos más nutritivos y sanos como el aumento del consumo de ñame, ocumo, apio, plátano y yuca, entre otros.

Venezuela será una potencia agroalimentaria, así lo visualizó el comandante Hugo Chávez y estos son los momentos que ofrecen la oportunidad de concretar planes y proyectos de desarrollo macro y micro de la economía productiva alimentaria.

A esto se une la continua conformación y reacomodo de los Comités de Locales de Alimentación y Producción (Clap), que se han ajustado a la administración y distribución de alimentos y productos al pueblo y donde la participación ha sido receptiva por parte de un pueblo que sabe de los infinitos esfuerzos y trabajo organizativo del Gobierno revolucionario y la organización popular para resolver o, por lo menos paliar, la arremetida feroz y vulgar de una oposición torpe y maligna que busca arrodillar al pueblo de hambre para que le entreguen las riquezas del país.

Los Clap son la organización, movilización y participación del pueblo en la resolución de los problemas comunes; es por ello que cada día son atacados con mayor vehemencia por un sector derechista traidor y títeres de los designios del imperialismo norteamericano. Es ese mismo sector enemigo del pueblo que ha alimentado esa plaga como los bachaqueros corporativos e individuales que tanto daño han hecho y hacen, pero que con la aplicación de la ley y las denuncias comunales iremos venciendo hasta erradicarla del país.

Son ellos, estos apátridas de oficio, quienes promueven las guarimbas, los que en el oriente del país han enfocado sus fuerzas para crear la zozobra y sembrar el terror, quieren bañar las calles de sangre, quieren muertes, patrocinan la violencia; son estos guarimberos tarifados, de oficio, los que con sus prácticas paramilitares buscan la activación de la Carta Democrática de la OEA, dibujar a Venezuela en sus ventanas comunicacionales internacionales como un Estado Fallido y Forajido; buscan atacar al CNE, crear el caos, neurotizar a la sociedad para pedir una intervención internacional.

Sin embargo, esas mentiras se desvanecen ante la realidad de un pueblo pacífico que logró a través de la digna posición de nuestra canciller Delcy Rodríguez apagar los fuegos del demonio secretario de la OEA Luis Almagro, ese pequeño monstruo que se arrastra sin vergüenza ante los pies del imperio, ese tarifado de Washington, ese que tienen su nombre en la nómina de la CIA, para atizar demonios y avivar la guerra…, sin embargo se llevó una gran pela, a calzón quitao, con una posición firme de la hija de Chávez, una mujer valiente, honesta y sólida en sus principios morales y éticos de una revolución Bolivariana y Chavista, que no cederá ante las presiones de ningún enemigo del pueblo venezolano.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1500 veces.



Geovanni Peña

Diputado a la Asamblea Nacional. Militante del PSUV.

 santanajerez@hotmail.com

Visite el perfil de Geovanni Peña para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Geovanni Peña

Geovanni Peña

Más artículos de este autor