Ante la malévola presunción de una supuesta renuncia negociada del Presidente Maduro anunciada por Juan Barreto y promocionada por los diarios de la derecha y los izquierdólogos conciliadores y complacientes. No hay más respuesta que señalarles, que tal infamia es promovida desde la cobardía de quienes no han entendido que en esta revolución nadie se rinde.
En consecuencia es menester puntualizar, que en la crisis que atravesamos no cabe el discurso pegostoso, acomodaticio y frágiles, que en esta coyuntura, no hay espacio para repetir las maniobras políticas de reparto del poder practicada ampliamente a lo largo de todo el siglo pasado. Que militamos en el socialismo del siglo XXI, y nunca jamás traicionaremos los procesos de cambio iniciados desde las estructuras sociales bolivarianas, que jamás los autos denominados más aptos para el ejercicio del poder, romperán los deseos por una patria grande, soñadora y libertaria.
A ellos, los llenos de ademanes prejuiciosos, arlequines y saltimbanquis de las cortes de la burguesía, los mismos que ayer se desgarraron las vestiduras en nombre de la revolución y hoy vomitan el excremento de sus maltrechas conciencia contra el proceso y sus líderes, hay que recordarle que después del 1999, los venezolanos entramos por la puerta grande a la historia para demoler todo lo que tenga ser demolido y construir todo lo que tenga que ser construido. A ellos habrá que decirle con la fuerza de millones, que el presidente Maduro es sobre todas las cosa el líder de un proceso y más que un simple mortal, es el responsable junto a millones de la continuidad de una marcha acechada por el imperio y sus secuaces.
Es importante reconocer que el momento es duro, difícil, peligroso y que el fácil razonamiento de la culpa y los presumibles culpable, se apodera de la percepción de los otrora radicales hasta hacerlos coincidir con la jauría de apátridas que al no tener ni proyecto ni discurso, vociferan con afán la salida del Presidente como la solución a todos los problema que nos aquejan.
Ahora bien, para nadie es un secreto que el objetivo de esta envestida es contra el proceso mismo y no contra el presidente Maduro en particular, de allí que todas las armas políticas, mediáticas, ideológicas y de fuego, apunten al exterminio de la esa amenaza inusual para el imperio llamada socialista, cuyo extraordinario éxito ha hecho el milagro de revertir en escasos 17 años los indicadores de pobreza que decoraron las estadísticas oficiales en la Venezuela del siglo XX. Una amenaza extraordinaria, que llevo a un obrero a la primera magistratura, que se alimenta del saber popular y se sustancia en la praxis de una ciencia con conciencia, que de a poquito pero cada ratico, se planta ante el hegemónico opresor y renace con más fuerzas. Un mal ejemplo a juicio de las oligarquías depredadores de sueños, para un mundo signado por la injusticia que desde los más alejados rincones del planeta ve en nuestra propuesta de cambio sustancial y profundo, el camino, la luz y la esperanza.
A las pruebas me remito, en la OEA triunfamos ante la desvergüenza del converso señor Almagro quien no pudo con la posición firme, clara y plena de la Ministra Delcy Rodríguez. En la ONU, nos ratificaron el apoyo y el respeto de cientos de naciones amigas. En lo interno estamos en plena batalla organizando los CLAP y desarrollando una economía auto sustentable. Pero lo mejor es, que en el gobierno y el gran polo patriótico, tenemos garantizado el éxito gracias a la calidad del liderazgo con el que comanda el Presidente Maduro.
Que los lobos me llamen adulante, no me importa, pero nunca me podrán tildar de traidor. Viva el Presidente Maduro, viva el gobierno bolivariano, viva la patria, sigamos batallando y triunfando en esta tormenta. Vale más morir de pie por la vida, que vivir arrodillado ante el imperio y sin dignidad.