En blanco y negro

Umbrales

Nadie nos puede hacer creer que la humanidad pueda preservarse bajos las normas que hoy prevalecen en la economía mundial. El futuro de la Tierra depende de un compromiso global. El camino es largo y duro y el tiempo se está agotando para hacer el recorrido. Justamente, Obama, advirtió que "reconocemos que la amenaza contra el planeta es seria y creciente", tras puntualizar sobre el calentamiento global que "las naciones desarrolladas han causado la mayor parte del daño y debe asumir su responsabilidad".

EEUU con el 4% de la población mundial, consume alrededor del 25% de la energía fósil y es el mayor emisor de gases contaminantes del mundo. Entre tanto, las naciones en desarrollo insisten en que la mayor parte de los gases que producen el efecto invernadero provienen del mundo industrializado. Todavía hay factores poblacionales que no están convencidos de que se trata de una emergencia real e inequívoca.

Este tránsito de destrucción tiene su historia y es tan viejo como la misma humanidad, esto puede ejemplificarse con un relato de Chuang Tzu, un pensador chino que vivió hacia el año 300 a.c., que escribió en una narración: "He oído a mis maestros decir que quienes usan instrumentos arteros, son arteros en sus tratos, y quienes son arteros en sus tratos tienen el corazón artero, y los que tienen corazón artero no pueden ser puros y limpios, y los que no son puros y limpios tienen el espíritu inquieto, y quienes tienen el espíritu inquietos no son vehículos de Tao (el principio de la armonía). No es que yo desconozca estas cosas. Pero me avergonzaría de emplearlas". Este mismo argumento lo repitió en el año 1900 d.c. un escritor chino, Ku Hung Ming, que llamó "mentalidad de zorra" a la civilización europea, y atacó con violencia a los europeos por obligar a su pueblo a aceptar métodos modernos y construir ferrocarriles. Las explotaciones industriales egoístas comenzaron a marcar la pauta que fue seguida por rebeliones violentas.

Con el mal llamado progreso del capitalismo salvaje se inició la aniquilación de todas las formas de culturas de los pueblos y se convertiría en factores determinante de todos los desarrollos futuros. La diferencia entre el hombre de Neanderthal o Víctor Hugo (con Los Miserables), o Rómulo Gallegos (con Doña Bárbara), o Gabriel García Márquez (en 100 años de soledad), es la prueba más sencilla de cómo ha evolucionado la humanidad, encasillada en el modelo capitalista.

Los cálculos económicos tratan el consumo de los recursos renovables y no renovables como si fueran ingresos y contribuciones al crecimiento. El crecimiento, a su vez, es considerado sinónimo de bienestar económico. El aire, el agua y el suelo se consideran bienes gratuitos, o casi gratuitos, no se reconoce ni se calcula su valor en función de su escasez. La economía está contenida en un mundo físico y finito. La realidad de la biosfera es dado, sus recursos no se pueden ampliar, su capacidad de absorción no se pueden aumentar y una vez dañada no vuelve a las condiciones iníciales.

Ya existe una presión extrema sobre los límites de la biosfera e incluso sobre la capacidad del planeta para sostener la vida. Los umbrales son muchos, la desaparición de la capa de ozono, el cambio climático, entre otros.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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