La llamada del presidente Chávez al programa de Mario Silva la noche del 26/06 no es la primera que él le hace. Creo que eso ha ocurrido en dos ocasiones anteriores y más de allá de que ello se inscribe en ese interés manifiesto del primer mandatario en no perder instante alguno en estar en comunicación directa con el país a fin de de mantenerlo bien informado de lo que hace y proyecta adelantar su gobierno con respecto a los temas de mayor actualidad, como ocurrió efectivamente esa noche cuando anunció, entre otros asuntos, su próximo viaje al Continente Africano para asistir al VII Congreso de la Unión Africana, la visita al país de los presidentes Lula Da Silva, Néstor Kirchner, Tabaré Vásquez y Nicanor Duarte, con motivo del formal ingreso de Venezuela al MERCOSUR, así como del inicio en los próximos días de la construcción del gasoducto en sociedad con nuestros hermanos colombianos, nuestra lectura apunta al convencimiento de que al hacerlo busca así darle al amigo Silva un espaldarazo por el esfuerzo que día a día hace por desenmascarar a quienes apoyados en las falacias, las iniquidades y las posturas hipócritas, como la parte activa y muy destacada de la estrategia diseñada en Washington para desestabilizar la institucionalidad de la democracia en nuestro país, buscan por esa vía intentar crear algunas condiciones que “justifiquen” ante la comunidad internacional el derrocamiento del gobierno.
Paralelamente a ese esfuerzo de Mario Silva, que es encomiable, sin duda, porque sabe hacerlo con mucho acierto, pues evita caer en la especulación ya que frente a cada denuncia que formula recurre a las pruebas más contundentes y demoledoras, jamás olvida la autocrítica como arma fundamental en todo proceso revolucionario para corregir sus fallas y que se hace muy necesario estimularla para no dejar pasar lo que no debe hacerse. No se para en pendejadas, como se dice en criollo y abre los fuegos, independientemente de quien o quienes pudieran ser los directos responsables de la desidia o, quizás, del sabotaje que se hace patente o que las propias organizaciones populares se encargan de denunciarlo.
Ciertamente no se le agua el guarapo a este presentador de excepción cuando tiene que decir las cosas, aun cuando éstas puedan resultar una afrenta a algún burócrata gubernamental y lo vemos con mucha frecuencia llamando la atención acerca del daño perverso que le hacen a la revolución aquellos funcionarios que pretenden manejar sus responsabilidades con la mentalidad de los burócratas cuartorepublicanos que piensan más en sí mismos que en resolver con agilidad y eficiencia los problemas que aquejan a quienes deben servir con devoción y entrega total o de los que, disfrazados de rojo y con la cachucha del chavismo, logran colearse en altas posiciones no obstante sus aberrantes antecedentes, como sucedió con el sujeto que hoy ocupa un cargo de alta jerarquía en el Centro Cultural La Estancia de PDVSA y que Mario Silva en su programa del miércoles 21/06 nos lo presentó en el video del asedio a la embajada de Cuba ocurrido el fatídico día 12 de abril/02, como uno de los compinches de Capriles Radonski y quien con mucha más contundencia que todos los demás, insistía ante el embajador Sánchez Otero sobre la necesidad de revisar la sede de la misión diplomática en busca de Diosdado Cabello y de Iris Valera.
Ese es el programa de La Hojilla, un espacio importante que al margen de los errores en que pueda incurrir, está al servicio de la defensa de la revolución y la llamada del presidente es un merecido apoyo que debe servir de aliciente para que continúe en la misma línea.
Adelante, Mario…!