Son múltiples las señales de que el gobierno de Nicolás Maduro vive sus últimos estertores. La avalancha de venezolanos hacia Colombia en busca de artículos de primera necesidad es algo similar a la huida de alemanes hacia Occidente en 1989. Que los habitantes del país más rico en petróleo del continente sufra esa especie de humillación es de un impacto psicológico enorme. La moral del bravo pueblo venezolano está golpeada. Y en medio del duelo y la rabia se busca al culpable. Ahí, el Presiente Maduro queda en la mira. "El rey está desnudo".
Pero además, que la principal cabeza del "chavismo duro" afirme que si la oposición se apodera del gobierno "¡Nos alzaremos!", es casi un reconocimiento de que la batalla en el terreno electoral está perdida. Que lo diga la principal figura política que está detrás del Presidente, quien es cabeza de la bancada parlamentaria y el hombre fuerte de la cúpula chavista en el ejército, es sintomático. Muchos analistas lo ven como una "bravata", "una amenaza", un gesto populista para la tribuna. Pero no, hay allí algo mucho más diciente.
Diosdado Cabello se está hablando así mismo. Se está dando ánimos. Está tomando una decisión pública. Ve cómo el poder se le va de las manos y dice que no está dispuesto a entregarlo "por las buenas". Cree con convicción que todo lo que ocurre es fruto de la confabulación imperial y de la oligarquía, y que el gobierno chavista no tiene ninguna responsabilidad. Y observa que el piso se le está moviendo. Decirlo públicamente es una forma de afirmarse.
Pero también es un mensaje para los sectores "chavistas" más fieles, decididos y apasionados. Para los que van a perder mucho. Para los que están convencidos de su misión y están dispuestos a morir por ella. Para los que han acumulado poder y riqueza a la sombra de la "revolución". Para los que puedan estar comprometidos en delitos. Para los que han conseguido privilegios. Para quienes el "proceso" les ha significado un cambio sustancial en sus vidas. En fin, para sus propios partidarios.
Sin embargo, el hecho de que lo diga en voz alta, significa que es, a la vez, una carta de negociación. Ahora que el gobierno busca –con algo de desesperación– el diálogo con la oposición, es una forma de decir: "¡Tómenos en serio!", "¡No nos acorralen!". Ahora que el referendo revocatorio está a punto de activarse y que empiezan a expresarse críticas internas dentro de las mismas fuerzas chavistas, la forma "normal" de buscar una salida negociada es con este tipo de actitudes amenazantes.
Algunos estudiosos de la realidad venezolana y de la evolución del proyecto revolucionario que lideró el comandante Chávez anuncian un "auto-golpe" del ejército. No se prevé ese escenario. El ejército de alguna manera gobierna a nivel central y lo hace en muchas gobernaciones. Ellos saben lo deteriorada que está la situación. No parece que quieran echarse encima la responsabilidad de enfrentar un alzamiento popular. Saben que si se presenta, ya no será una simple "guarimba de derecha". Y no quieren traicionar el legado de Bolívar y de Chávez: "Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo".
Por ello la frase de Diosdado Cabello de que "nos alzaremos" es un mensaje para sí mismo, llenarse de valor y trasmitir ese espíritu a sus seguidores. Es un intento de evitar la desbandada dentro de sus propias filas. Pero a la vez, es una señal de que el "chavismo" no está dispuesto a sufrir una derrota política catastrófica en el referendo revocatorio y que la salida política concertada con la oposición ya está en camino. Y Maduro, en la mira.
Pero sólo será una tregua hasta 2018. Hay que ver quien la aprovecha mejor.
E-mail: ferdorado@gmail.com / Twitter: @ferdorado
_________________________________________________