En blanco y negro

Memorias

Si se presentarán ante nosotros, desde Simón Bolívar hasta José Martí, desde José de San Martín hasta José Artiga, y con ellos todos los próceres de las libertades de América Latina, nos reprocharían al ver cómo nos encontramos todavía y se preguntarían si esta es la América que ellos soñaron, grande y unida, y no el racimo de pueblos divididos internamente y externamente, bajo los dictámenes imperialista.

Hemos implantado barreras artificiales, fronteras artificiales y hemos creado diferencias donde no existen. Hemos creados distancias donde no existen. Hemos creados ficciones en medio de verdades que son evidentes, y hemos cerrado los ojos ante ellas y hemos vivido en medio del absurdo, sin que voces aisladas o voces unánimes de todos nuestros pueblos empezasen a comprender la verdad de nuestra realidad, la verdad de nuestra impotencia, la verdad de nuestra infelicidad. Siendo uno en todo hemos vivido alejados, hemos vivido separados, hemos vivido divididos, hemos vivido al margen de lo que pudo habernos hecho grandes, de lo que pudo habernos protegido de la impotencia. Hemos vivido al margen de lo que fueron los sueños de nuestros libertadores, a los cuales hemos levantado estatuas, a los cuales hemos dedicado miles de discursos y ofrendas florales, pero a los cuales no hemos seguido en la esencia más pura de su pensamiento.

Nuestraamérica tiene un destino propio; con sus características geográficas, con sus características espirituales, con sus características materiales, con la idiosincrasia de los pueblos, con el carácter de los pueblos, sólo puede seguir caminos enteramente propios. No cabe encontrar el camino propio en medio de las opiniones más disímiles, en medio de las ideas contrapuestas. Hay algo que hace dignificar ese camino por encima de todas las disparidades de criterio, y es que los latinoamericanos busquemos aquellas cosas que son comunes a todos, busquemos aquellas aspiraciones que son comunes a todos, busquemos aquellos intereses que son comunes a todos y, en pos de esa aspiración, unamos a todos los sectores de cada nación y a todas las naciones de América Latina para lograr los objetivos.

Divididos entre sí nada conseguiremos jamás. No conseguiremos al menos la meta que debemos alcanzar. Con fórmulas que nos dividan, llegaremos, si acaso, a desgarrarnos más, pero nunca llegaremos a ser más fuertes. Con fórmulas que nos dividan, llegaremos, si acaso, a retroceder más, a convertirnos en centros de pugnas que puedan estar por encima de los intereses de Nuestraamérica. Podremos con fórmulas que nos dividan cosechar muchos sinsabores y muchas derrotas, pero jamás lograremos los ideales que debemos proporcionar al pueblo, si es que deseamos conquistar los grandes objetivos de Nuestraamérica.

Qué el camino difícil implica el desaliento, no, jamás podremos ser hombres y mujeres invadidos por el desaliento, porque caminos difíciles hemos emprendido más de una vez, y los hechos demuestran que, cuando hay confianza en las idea, se llega lejos y se gana terreno. Que sea difícil no es motivo de desaliento, sino simplemente tener conciencia de que ello es difícil, pero no imposible.

De ahí que cada uno de nuestros actos tengamos que medirlos con tanta responsabilidad. Para muestra allí están las memorias de nuestra insigne historia de América Latina y Caribeña.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@gmail.com

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