La noción de territorio nacional por definición es permanente, se establece tomando en cuenta componentes históricos y cuando proceden tratados u otros instrumentos. En el caso de Venezuela, los artículos 10 y subsiguientes de la Constitución Bolivariana de Venezuela determinan el territorio y sus espacios geográficos. El mismo asunto lo tratan los artículos 101 y 102 de la Constitución Política de Colombia.

Cada país puede mirarse como una articulación del espacio nacional y los múltiples ámbitos locales y regionales, en estos espacios surgen dinámicas, tradiciones costumbres que perduran y definen las relaciones, algunos trascienden a los países vecinos; Táchira y Norte de Santander constituyen un caso de este tipo.

Por eso sorprende que técnicos de migración de Caracas y Bogotá, estén considerando exigir pasaporte de manera indiscriminada a quienes crucen los puentes, ese control debe hacerse a quienes provengan del resto de los territorios de los dos países no a los habitantes de la frontera.

Invocamos el Derecho Internacional Público DIP, pues desde hace unos quinientos años los habitantes de Táchira y Norte de Santander han tenido de un paso fronterizo al poder visitar la población adyacente.

La espacialidad fronteriza nortesantandereana tachirense, constituye un caso incuestionable de costumbre asimilable como fuente del DIP, a saber, los habitantes han demostrado que necesitan y han hecho uso permanente del paso en estos siglos transcurridos y los dos Estados en sus formas colonial hispánica y como Republicas soberanas han reconocido y respetado de hecho, ese derecho.

Por tanto hacer que las familias y todos los ciudadanos que para trabajar, estudiar, visitar familiares, ir a consulta médica o a la misa dominical deban presentar pasaporte, es un retroceso no solo para esta realidad, sino para los cambios que están ocurriendo en la región. Países del sur como Argentina, Brasil y Uruguay tienen un carnet fronterizo. Este 12 de agosto Uruguay y Brasil convertirán en binacional un aeropuerto fronterizo uruguayo. Venezuela y Trinidad suscribieron un acuerdo transfronterizo para explotar un yacimiento común de gas.

Hay sin embargo notas discordantes, como la predica del candidato republicano en EE.UU., quien ofrece medidas más radicales para impedir la entrada de mexicanos y latinos a su país. O la posición de Chile de alterar una práctica centenaria de uso por agricultores bolivianos de aguas fronterizas para alimentar sus animales de cría, Bolivia ha denunciado la violación de la costumbre, de la buena vecindad y otros derechos.

Esperamos que dos países que han dirigido a Unasur desde la muerte del presidente Néstor Kirchner, que tienen el mismo Libertador y en el caso de Venezuela que ha sido abanderada de la integración, la unión y lo social entre los países, practiqué esa predica en la frontera. Y que Bogotá que ha hecho la propuesta de uso de pasaportes para contrarrestar la entrada de migrantes económicos venezolanos, desista de tal proposición. Cuando era a la viceversa y entraban hermanos de Colombia, Venezuela no alteró el status fronterizo

El control es necesario, pero para quienes habitan la frontera debe hacerse con una cédula fronteriza o un carnet que ya se han utilizado en el pasado. Se espera que los presidentes Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos no pasen a la historia con una decisión que altera derechos centenarios de los ciudadanos fronterizos, hasta ahora respetados.

El deslinde paradójico de la frontera. Después de dos años de cerrados los pasos fronterizos y un año de día, las autoridades militares informan en la prensa de los voluminosos ilícitos que se detectan. Cuatro batallones de soldados en Ureña y San Antonio y un despliegue de policías aduanales en la Parada del lado colombiano, no impiden que pasen personas sin documentos o permiso de un lado al otro del río y así seguirá. ¿Por qué afectar a quienes respetan la legalidad ?.