Rentismo petrolero y la sociedad venezolana

Los hilos del poder en cualquier sociedad, se tejen para mantener el estado de cosas. Las acciones políticas indican la estructura organizativa que sustenta el sistema social y económico de un país, dentro o fuera de la democracia, son las acciones en sintonía con el discurso de sus gobernantes, las que definen claramente el carácter de un régimen. En Venezuela indiscutiblemente hay un gobierno democrático y popular, guiado por un concepto socialista y antiimperialista.

¿Indica esto que vamos hacia un salto transformador?

Sin dudas, en Venezuela se aplica un proyecto político inspirado en un cambio social. Un ambicioso Programa de gobierno destinado a disminuir la desigualdad social y mejorar la situación de pobreza en el país, a través de planes sociales orientados a elevar la calidad de vida. Sin embargo, esa esperanzadora transformación social se ha dinamizado bajo el esquema de un sistema económico inviable para mantener el proyecto indefinidamente, pues se desenvuelve dentro de un capitalismo deformado y dependiente, rentístico e importador. Es una especie de mercantilismo centrado en una relación divisas-extractivismo, totalmente ajeno a la productividad requerida para construir una nueva sociedad diferente al capitalismo dependiente.

Se pudiera sugerir una revisión de las teorías manejadas actualmente como válidas. El socialismo que se pregona es difícilmente aplicable, por no decir imposible. Venezuela está regida constitucionalmente por un estado de derecho y de justicia, por lo que se hace necesario redistribuir los recursos generados por la venta de petróleo. Convertir esas divisas en riqueza productiva, bienes manufacturados en nuestro país y disminución de las importaciones. Lograr que socialmente sea una realidad el bienestar de la población en general.

La encrucijada entre el discurso de la equidad, el socialismo y la realidad venezolana, es cada vez más enredada. A diario se vive la indetenible escalada inflacionaria, que pese a los aumentos salariales, por cierto, más de 34 en los últimos años, se hace imposible disminuir la angustia del venezolano para proveerse de los alimentos. Un deterioro social y económico que no solo es producto de la guerra económica, sino también de los manejos mafiosos y el monopolio generado desde el propio proceso de organización y control de los bienes, tanto de la empresa privada, como desde el engranaje gubernamental.

El referendo revocatorio parece una alternativa inútil, ante lo determinante que es la renta petrolera en la vida política de Venezuela. Desde hace más de 100 años, el rentismo, la mono producción y la dependencia respecto a otros países, han desvirtuado las acciones de los que dirigen el país, han desviado los propósitos propuestos en el desarrollo nacional soberano. Desafortunadamente, se han afianzado en el manejo de los recursos financieros obtenidos por la renta petrolera, como vía más expedita para responder a la solución de los problemas de la sociedad, en insistente antagonismo con la productividad.

 



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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

 orlandobalbas27@gmail.com      @orlandobalbas

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