Cuando irrumpió Chávez en la escena política nacional decidimos sumarnos a su lucha, porque su discurso coincidía con los anhelos de la mayoría de los venezolanos. Ya estábamos hartos de la corrupción cotidiana y descarada de los adecos y copeyanos quienes se convirtieron en una secta elitista y perversa. Entregaron nuestra Soberanía Nacional a las potencias europeas y norteamericanas y con ello la entrega de nuestras riquezas, recursos naturales y de la posibilidad de una mejor calidad de vida y desarrollo de los venezolanos.
En aquel entonces las condiciones eran similares a las actuales. Había una falta de autoridad, el alto costo de la vida arremetía todos los días contra el bolsillo de los venezolanos; las noticias sobre altos personeros del gobierno de turno inmiscuidos en actos de corrupción era el pan nuestro de cada día. Los índices de violencia en las barriadas eran elevados, trayendo como consecuencia que las estadísticas de muertes, más que todos los fines de semana, eran aberrantes. Los servicios públicos como el agua, la luz, el aseo se caracterizaron por su ineficiencia. Las instituciones creadas para tal o cual fin nunca funcionaban, los niveles de pobreza eran fatales, en fin, el panorama era apocalíptico y desolador, pero el pueblo actúo, hubo un Caracazo, y el mismo pueblo pario una Revolución.
Recordemos que el detonante de esta explosión social fue el total abandono, el total olvido y la aberrante traición de las promesas de progreso y superación de esta situación por el nuevo gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien actuando totalmente en contra de lo que prometió, aplicó un paquete económico impuesto por el FMI, acabando con todas las esperanzas de un pueblo de desarrollo y bienestar social. El discurso esperanzador, de compromiso y sincero de Chávez, hizo que las esperanzas renacieran nuevamente y con él marchamos, con él luchamos, con él aguantamos y con él impulsamos esas ideas, de las cuales muchas logramos cristalizar y ser tan efectivas como habíamos intuido.
Logramos con Chávez, en primer lugar rescatar nuestro orgullo patrio, nuestra Identidad Nacional. Logramos recuperar para Venezuela y su pueblo sus riquezas, entregadas por la cuarta república, entre ellas, impulsar el precio justo del barril de petróleo y con ella obtener recursos económicos para beneficiar a nuestro pueblo en todos los ámbitos como salud, deporte, social, infraestructura etc. Logramos nivelarnos con los imperios como nación, como pueblo, poniéndonos a tono con nuestra heroica historia. Eso y más logramos con nuestro eterno presidente Hugo Chávez.
Murió Chávez, nos dejó ese gran legado y nos pidió que apoyáramos a Maduro. Lo hicimos y creíamos que viniendo de esta gestión eficiente, exitosa, lógica y coherente de Chávez, Nicolás Maduro terminaría la tarea de enrumbar al país hacia el desarrollo y el progreso al cual estamos destinados. Pero a diferencia del deber ser, de la tarea asignada, del compromiso asumido, pero no cumplido, nos hemos encontrado con el calco de la actuación de la cuarta república, un retroceso consciente, descarado y soberbio, cuya consecuencia es la transmutación de la quinta en cuarta.
Un sectarismo militar sin parangón, una quinta columna actuando a sus anchas y un despotismo impune es lo que hemos vivido con Maduro. A estas alturas de la fallida, saboteada y saqueada revolución las caras que vemos en el poder son las responsables de esta debacle, caras elitistas, sectarias y llenas de ambición. Como las caras que vimos al final de la cuarta república y que volvemos a ver renacidas, precisamente por los responsables del fracaso de este proyecto de país. En las elecciones de diputado de 2015 le pusieron "la tapa al frasco", con los candidatos que lanzó el oficialismo a las parlamentaria. Sin vergüenza alguna impusieron sus candidatos favoritos. Los gobernadores y alcaldes "chavistas" postularon a sus esposas, hijos y demás parientes, los dirigentes pesuvistas a sus testaferros y lacayos, alcalde mediocres abandonaron sus cargos para postularse y ministros y funcionarios de menor rango no les basto el cargo y también se lanzaron a diputados. Impusieron sus candidatos caprichosamente sin tomar en cuenta a verdaderos líderes y cuadro naturales que hicieron el trabajo en los campos, en los barrios y en la masa trabajadora.
Contemplamos perplejos, expectantes e impotentes como destruyen todas las esperanzas de un pueblo. Los logros de Chávez. Vemos como utilizan señal de VTV refundada y renovada por Chávez para transmitir propagandas engañosas: Inauguran, Dotan, fundan y construyen y no inauguran, ni dotan, ni fundan, ni construyen nada. ¿Dónde esta la fabrica de harina de Caicara en Monagas?, ¿Dónde ésta la fabrica de pasta de tomates en Caicara en Monagas? ¿Dónde esta el cemento de la fabrica de cemento de Cerro Azul en Monagas? Con esta fábrica de cemento fueron tan descarados que solo mostraron un show mediático por VTV con la inauguración. Nunca produjo nada, solo empacaron el cemento que trajeron de otro lado para montar el show de su inauguración. ¿A quienes engañan? ¿A su mismo pueblo que los apoyó? Que "nobles" son.
Corrupción en los más altos niveles. Ahí tenemos el caso "infraganti" del presidente de la Corporación Venezolana de Alimento CVAL, el coronel Heber Aguilar, compañero de promoción del general ex Ministro de Alimentación Carlos Osorio y quien en los últimos años había ocupado altos cargos públicos, preso por corrupto y mas ejemplos de corrupción: Gerente de PDVAL robando insumos, directores de cárceles paseándose con reos en autos costosos, la rapiña de CADIVI, el robo al fondo chino venezolano, el caso del zar de la cabilla. Etc. Etc…,
Entonces vemos un escenario similar a la extinción de la cuarta en los noventa: funcionario encargados de instituciones del estado inmersos en actos de corrupción ¿Quiénes los colocan en esos puestos? Deben pagar también. Niveles de inseguridad alarmante que dejan a la cuarta en pañales, pobreza generalizada en todos los niveles sociales, deficiencia del aseo, agua, luz etc.El último elemento de capital o reserva chavista que le queda al gobierno es la moral, la ética y la valentía con que Chávez manejó el proceso revolucionario en vida. Con la negación del referendo revocatorio este gobierno se convierte en un componente más de un mezcla de gobierno y oposición que corroe todas las esperanzas de una nación.
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