Estamos entrando en un momento decisivo para garantizar la paz o entrar en el reino de la violencia. Es necesario que la política, considerada como una de las actividades más nobles que los seres humanos pueden impulsar, deba imponerse sobre la politiquería y la trampa, sobre el doble discurso.
Ahora se han creado condiciones especiales para el desarrollo de un diálogo positivo que conduzca hacia la paz y por lo tanto la dirección política de las diversas corrientes está puesta a prueba: quiénes están a favor de la paz y quiénes no.
De hecho, el Papa Francisco ha asumido la conducción del diálogo y por tanto, de las negociaciones que puedan desarrollarse. Ha tomado la decisión de nombrar al Nuncio Apostólico de la Argentina como promotor y participante del diálogo y de la negociación que se va a desarrollar. Nunca había estado en Caracas una comisión negociadora de tan alto nivel, con la presencia de un representante del Papa Francisco, del Secretario de Unasur y otros representantes de esa organización, de los ex-presidentes participantes como promotores del diálogo, entre ellos, ex-presidente de España, Rodríguez Zapatero.
Probablemente, esté otro representante del Papa Francisco, el nuevo General de la orden de los jesuitas, el padre Arturo Sosa, venezolano que conoce muy bien nuestra situación política y tiene dotes de negociador de alto nivel, que ya dio una declaración haciendo constancia de no parcialización. A lo mejor no esté sentado en la mesa, pero será, seguramente, alguien a quien el Papa Francisco tendrá muy cerca.
En una circunstancia como esa, las partes interesadas, deberían abstenerse de cualquier forma de violencia y en general, de cualquier expresión que pueda vulnerar las perspectivas de una paz estable y duradera.
¿Tiene interés la oposición radical en la negociación?
En la primera reunión que se convocó, la oposición envió una delegación. Entre otros estuvieron presentes Julio Borges y Jesús Torrealba, en representación de la MUD. Sin embargo, Ramos Allup, María Corina y Enrique Capriles, entre otros, dicen que no participarán en el diálogo porque se enteraron por televisión.
¿Por qué esa actitud? Se han dado cuenta que si van al diálogo tienen que negociar en serio y tienen que negociar sin la presencia de Almagro, el Secretario General de la OEA, quien se auto excluyó como negociador, al asumir una actitud beligerante contra el gobierno de Venezuela y claramente alineada con la oposición radical.
Entonces, tienen que buscar una excusa para que la situación de Venezuela llegue a la OEA. ¿Qué se necesita? Que las calles de Venezuela se incendien, que haya heridos, detenidos y algunos muertos. Pese a todas las provocaciones montadas para generar choques violentos, no lo han podido lograr. Pero eso precisamente es lo que están montando para el día de mañana 26 de octubre. Van a tratar de incendiar la calle y montar N provocaciones para que los cuerpos de seguridad repriman y los militantes chavistas hagan contramanifestaciones,
Los jóvenes patriotas, sean del bando que sean, deben abstenerse de participar en estas provocaciones
Nadie debe prestarse al papel de tonto útil. Se va a provocar que haya heridos, detenidos, muertos, pues hace falta manchar de sangre las primeras planas de periódicos, revistas y pantallas de de TV, que corearan la violencia desde todas las capitales del mundo para tratar de presionar, sobre todo a la OEA y justificar la convocatoria de emergencia que haría un personaje como Almagro para interferir el esfuerzo de diálogo y el camino hacia la convivencia. Nadie debe facilitar esto.
Los cuerpos de seguridad del Estado deben asumir una posición defensiva
Que la población observe los desmanes que la oposición radical es capaz de realizar, desesperada como está, para interrumpir el proceso de negociación y llevar el tema a un espacio como la OEA, donde EEUU puede ejercer presiones y manipulaciones.
La eventual imposición de la Carta Democrática, lograda mediante la realización de desmanes violentos para "demostrar" que en Venezuela hay una situación de ingobernabilidad y desorden, que sólo la "comunidad" internacional mediante una intervención "humanitaria", puede detener y corregir. Este es el límite de lo que se persigue, pero en todo caso, aun sin llegar hasta allá, una reiterada violencia puede trastocar el camino pacífico y de diálogo. La promoción de violencia abierta y/o encubierta puede alimentar una lluvia de primeras planas y titulares que tanto en Venezuela como en el mundo, sirvan para fundamentar la idea de que el gobierno es el responsable de todo y por tanto, debe renunciar o ser derrocado. Por supuesto, esto estaría acompañado por el incremento de la escasez inducida y una vida cotidiana convertida en un infierno.
Todo esto puede ser evitado. El presidente Maduro debe consolidar la victoria política que ha obtenido hasta ahora, dejando que la oposición radical se desenmascare ella misma. Es suficiente con mantenerla en la desesperación en que ha caído ante la posibilidad de que se tome un camino firme hacia la paz.
Hablarle a todo el pueblo
Hay que hablarle a todo el pueblo, el chavista y no chavista. Esa es una de las claves para derrotar a la derecha radical. Hay que recomponer al chavismo, reunificarlo y moralizarlo. No sólo al sector más avanzado, sino al que golpeado por las dificultades y errores que se han cometido, se ha rezagado, pero no son opositores.