Diálogo, hambre, sardinas y ley de pesca

Hace dos décadas anduve recorriendo la Isla de Coche, es un territorio de excelsa belleza, unas playas exquisitas, una modesta población que cultiva unas bellísimas expresiones de las Artes Escénicas con temas tradicionales de la Cultura Popular: el Sebucán, el Carite, La Burriquita, el Róbalo…, conocidas como "Diversiones Orientales", integradas con música, canto, teatro y danza, ataviados con trajes de hermoso colorido. Además Coche junto a Cubagua, tienen una densa historia que nos remite a la invasión hispánica y a la depredación de los ostrales perlíferos y el trabajo esclavo de nuestros ancestros en esas labores.

El diligente e improvisado guía cochense, nos llevó a un desolado lugar a ver unas montañas de desechos marinos, y nos explicaba que esas colinas de cuanta cosa existe en el lecho marino, no eran otra cosa que el resultado de la "Pesca de Arrastre". Los pueblos costeros venezolanos y particularmente los orientales, desde hace varias décadas vienen siendo azotados por la pobreza, derivada de la escasez de la fauna marina.

La renta petrolera tiene sus limitantes, en la pasada IV República, la porción mayor iba a las empresas petroleras transnacionales dueñas del equipo y del capital, otra mediante diversos mecanismos al sector empresarial y a la clase política gobernante, algo había que dejar para la "plebe", para evitar contratiempos sociales, por ello se instituyó el clientelismo político-

El pueblo Oriental, y el sucrense en particular, ha vivido una seguidilla de adversidades entre ellas, la crisis de precios agrícolas en la tercera década del siglo XX, migración de trabajadores a las zonas petroleras, el huracán de 1933, que arrasó con los cultivos de cacao, café y otros en la península de Paria, la voracidad latifundista y la pesca de arrastre. Cuantos sucrenses han abandonando sus querencias para irse a las grandes ciudades buscando la vida acercándose a los centros de mayor circulación de la renta petrolera.

El 2001, el Presidente Chávez, haciendo uso de sus derechos constitucionales promulgó a través de una Ley Habilitante 49 Leyes, entre las cuales estaba la de PESCA Y ACUICULTURA, fue una decisión estratégica que marcaba un camino de redención social y de transformación hacia una verdadera República protectora de sus hijos, dentro del espíritu de la Carta Magna, aprobada por referendo popular en diciembre de 1999.

Esta Ley al igual que las otras, fueron rechazadas, agresivamente por los sectores empresariales, cuyo descontento se expresó en un conjunto de acciones que devino en un golpe de Estado, huelgas, protestas masivas, policía insurrecta, militares conspiradores, muertos, heridos, francotiradores, amenazas terrorista de voladuras de supertanqueros llenos de combustibles en el lago de Maracaibo, parálisis de la producción petrolera con pérdidas millonarias para la Nación.

De la citada Ley tomamos lo siguiente: "La pesca de arrastre en Venezuela. Además de afectar a los ecosistemas naturales, alterando los fondos marinos y destruyendo las comunidades bentónicas asociadas a dichos fondos, la pesca industrial de arrastre interfiere en forma directa con las actividades de la pesca artesanal"

En estos tiempos de Crisis económica, vacas flacas petroleras, guerra económica, conspiración internacional, empuje político-terrorista de las fuerzas que propugnan el regreso al Puntofijísmo, y desde mi intranquilidad ciudadana, que no alcanzo a ver luces en la arquitectura política y económica gubernamental, nos solazamos porque entre los aciertos del proceso Bolivariano, se inscribe la Ley de Pesca del 2001, y la distribución de las Sardinas, cazón, lisas, lebranches, lamparosas, pepitonas y otras especies, que han sido un salvavidas proteínico económico para una importante población interiorana de Venezuela.

Nuestra situación venezolana, no puede seguirse viendo, como lo hacían en el pasado los sectores de las clases dominantes, confundiendo y manipulando las posturas de soberanía nacional e independencia satanizando las ideas socialistas y comunistas, pues resulta pertinente plantearse un modelo político económico, distinto al capitalismo, donde hemos vivido y vivimos, sobran las razones para hacerlo.

Ante este ejemplo de la Ley de Pesca nos podríamos preguntar: ¿Deberíamos haber dejado que un grupo de empresarios siguiesen depredando el lecho marino y acumulando riquezas personales, mientras que miles de pescadores artesanales y sus familias se sigan hundiendo en la pobreza y migrando a las grandes ciudades? ¿Qué la Nación toda, pierda soberanía alimentaria y pase a depender de la pesca importada? ¿Es que acaso este país es de una determinada clase social, política, económica, o es de todos los venezolanos?

En estos tiempos de Diálogos, Acuerdos, y Negociaciones, que por cierto, siempre serán necesarias en las sociedades humanas para afinar rumbos y corregir desequilibrios, no obstante, en este caso, conociendo la experiencia internacional, y las apetencias imperiales, el cuidado debe ser extremo,(amenazas de Obama, el conflicto de bloques políticos- económicos globales, el agente Almagro, el deseo imperial de recuperar "El Patio Trasero", el merodeo de Thomás Shannon ) y no se trata de paranoia o visión alarmista, pues sabemos lo que se pretende contra la Nación: impedir la implantación de un modelo alternativo al capitalismo y demoler cualquier atisbo de reivindicación popular.

Esta reflexión viene al caso, pues, siento que los sectores de la Derecha, están actuando como si hubiesen ganado alguna guerra, cosa que aun no ha ocurrido, en tal caso los escarceos que han protagonizado a lo largo de todos estos años siguiendo las pautas de guerra de baja intensidad, DEGRADANDO LA VIDA CIUDADANA, pienso que no sea nada meritorio que merezca el reconocimiento de los ciudadanos, y serían triunfos inadmisibles en una mesa de diálogo.

Por cierto esta actitud nos recuerda una dolorosa experiencia en la historia nacional, cuando nuestro gran general, hombre de muchas batallas y caballero del universo, don Francisco de Miranda, capituló ante el realista, militar también de amplia experiencia, Domingo Monteverde en 1812, quién, no cumplió los acuerdos y junto a numerosos sicarios tomó atajos criminales, no solamente con los adversarios combatientes sino contra la población civil. Un año después El Libertador en plena campaña Admirable formula el Decreto de Guerra a Muerte.

Por eso es que el DIALOGO, la palabra, el compromiso, deben ser factores de mucho respeto, recordemos que hay un pueblo, que espera conductas responsables de sus líderes, consciente que hay logros indiscutibles que defender, que hay mucho camino por recorrer y abundante desviación a corregir, pero eso sí, una esperanza irrenunciable a una sociedad Socialista.

¡Ojalá! Que el diálogo nos ilumine y nos de fuerza para avanzar en Paz, de lo contrario podríamos entrar en un camino peligroso donde la pradera se puede incendiar, cosa indeseable como lo hemos señalado en otros textos, pero esos no son asuntos de buenos o malos deseos, es el hombre y sus circunstancias actuando en sus realidades, las que deciden.



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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