Observando con emoción la transmisión especial que se hizo el día de hoy, a propósito del acto reivindicativo, pero además cargado de simbología y eminentemente justo e histórico, relacionado con la entrada en el Panteón Nacional del insigne venezolano, periodista y quien fuera parlamentario hasta el 30 de Junio de 1962, Fabricio Ojeda, se me vinieron a la cabeza y al corazón miles de ideas, pero sobre todo millones de sentimientos encontrados y emociones que me asaltaron y me movieron a escribir estas líneas.
Inmediatamente pensé: ¡Dios que grandeza, un guerrillero en el panteón¡, un asaltante del poder –como dijo Gloria Martí- elevado al Panteón Nacional, y precisamente por una revolución que reconoce en estos viejos guerrilleros su fuente de inspiración.
Quizás simbólicamente lo que más me impresionó y así lo quiero destacar es que Fabricio Ojeda fue un gran defensor de la unión cívico militar, y que fueran precisamente unos cadetes de los componentes militares quienes lo llevaran en hombros a su lugar en el Panteón Nacional, es trascendental según mi criterio muy personal. Aquellos militares que en el pasado los persiguieron, asesinaron y torturaron, hoy, en una acto de justicia heroica y poética, los reivindica, así como la lucha de miles de soñadores que como Fabricio Ojeda, y desaparecidos, asesinados, exiliados y torturados dieron su vida por la justicia social.
Solo un gobierno revolucionario que entiende la obligación establecida en la Constitución de 1998, según la cual, la preeminencia de los derechos humanos y su necesaria visibilización, entiende y materializa que es una obligación de los Poderes Públicos seguir realizando este tipo de actos de justicia.
Más allá de que los representantes del Poder Legislativo Nacional, herederos de los traidores del pasado y de los torturadores de Fabricio y sus asesinos; insistan en permanecer en desacato, olvidándose de sus deberes constitucionales, siendo uno de ellos acordar el otorgamiento de los honores en el Panteón Nacional a un venezolano ilustre, como es el caso del luchador social Fabricio Ojeda; el Ejecutivo Nacional representado por el Presidente Nicolás Maduro sí lo entendió y firmó el respectivo Decreto, cumpliendo sus obligaciones constitucionales y haciendo justicia con miles de guerrilleros que hoy están representados en el Panteón Nacional, con Fabricio.
Sin temor a equivocarme, la oposición política venezolana no entiende ni entenderá la grandeza de este acto, como no han entendido que desde 1998 se inició una refundación política profunda en Venezuela que, entre otros aspectos, permite la puesta en marcha de un proyecto político que recupera la memoria histórica de quienes murieron luchando por la libertad, la dignidad y la igualdad, con la finalidad de no solamente visibilizar ese pasado oprobioso, sino que además ese modelo, está obligado a establecer las responsabilidades penales correspondientes, pero además, rendir los debidos honores a quienes dieron su vida para tener un país más justo.
Concluyo con parte de las palabras de Fabricio escritas de su puño y letra en la carta de renuncia al Congreso que nos recuerda las causas de su decisión a abandonar ese espacio de poder, convencido que ese no era el camino, pues las condiciones objetivas y subjetivas, no estaban dadas para que se lograran los cambios estructurales que requería el país y liberarnos de la bota yanqui.
"Este es el drama, la horrible tragedia de nuestro país y nuestro pueblo. Buscarle remedio es responsabilidad de los venezolanos progresistas, encontrarle solución es deber irrenunciable. Pero no debemos detenernos en aplicar los consabidos "paños calientes" que sólo postergan la enfermedad, sino que hemos de ir a su misma raíz para extirpar, como el buen cirujano, los orígenes del mal. Ya el pueblo venezolano está cansado de promesas que no pueden cumplirse y está ya decepcionado de una democracia que no llega, pero que a nombre de la cual se le maltrata, se le persigue y se le engaña".
Y culmino parafraseando a como Fabricio "combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando quiere conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de nuestros grandes problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva, distinta a la precaria existencia que ha llevado durante siglo y medio de República injusta; es la decisión correcta, decisión además que me honra y compromete, a la par que me satisface".
Gracias Presidente Maduro, no sólo por Fabricio, sino por los que como yo descendemos de la gloriosa estirpe de los guerrilleros de este país que se fueron a la lucha armada como única opción frente al entreguismo del Pacto de Punto Fijo.
La línea Justa es Luchar hasta vencer¡¡¡¡
Justicia y Honor a quien lo merece.