Una autocrítica responsable,
involucra a sus autores. (Diosdado Cabello)
El mal llamado "chavismo crítico" no ha entendido, que el proceso revolucionario no es una actividad simple a la cual acudimos con la ingenua certeza de sentirnos infalibles frente a la realidad concreta y los complejos dialecticos que de ella se derivan, no quieren aceptar, que las políticas públicas revolucionarias, aunque están bien diseñadas y dirigidas con sana intención, tiene férreos enemigos internos y externos que atentan contra su efectiva aplicación. Ellos no admite, que nuestra única alternativa de triunfo ante los embates del capitalismo, es convocar a la sociedad toda, sin exclusión de ningún estrato, activar el aparato productivo, público y privado y continuar organizando al poder popular, base y esencia de nuestro proceso bolivariano.
En ese sentido, podemos asegurar que los citados ex camaradas, por su arrogancia (descarada y en algunos casos, racista, xenófoba y fascista) no conceden, ni la más mínima simpatía por quienes suscribimos el compromiso de luchar hasta vencer en el marco de las reglas del Estado. Para ellos todo el que apoye al gobierno revolucionario es catalogado de "Madurista", calificativo que de ninguna manera es ofensivo, pero si preocupante, pues con el se pretende dividir al chavismos en dos fuerzas opuestas que se contraponen alrededor del poder, a contracorriente del mandato constitucional de una democracia participativa y protagónica que entrega el poder al pueblo organizado.
Y es que a este grupúsculo de ex camaradas, adulante de oficio, marioneta de la derecha otrora en el poder en la IV República, le cuesta aceptar el liderazgo del Presidente Maduro y la revolución bolivariana, así como les cuesta saberse uno más dentro de las masas organizadas, pues su ego es tan grande, que se estrella contra sus aspiraciones de figuración protagónica, sobretodo, figuración dentro de la estructura del partido y del estado, no para coadyuvar en la construcción del socialismo bolivariano, popular y comunal, sino para solazar el caudillo que llevan por dentro, con el cual someten y discriminan a todos aquellos que no comulguen con sus dogmas.
Nada es mas insoportable en el mundo, que un recién converso a cualquier religión o partido político, nada hace más ruido, que un traidor justificando su traición y un dogmático imponiendo su verdad a contracorriente de la razón. En ese sentido, los ultraconservadores de la crítica malsana ("mal llamados chavistas críticos"), huyen despavoridos de las masas, etiquetan al proceso con epítetos desconsiderados y se esconden tras las faldas de la democracia representativa.
Por último, lloviendo sobre mojado: Al traidor que huye; puente de lata (Mario Benedetti). Viva Nicolás Maduro, la Revolución Bolivariana, y los Chavistas auténticamente comprometidos. Aquí no se habla mal de Chávez.