Más allá de los tradicionales traidores políticos, vende patrias y demás seudo izquierdistas de pacotilla, que abandonan a la revolución y acusan al partido y al gobierno de sus aptos desleales, en estos tiempos de guerra económica y política, se han recrudecido los ataques desde adentro de la estructura del estado, toda vez que para algunos: "el gobierno caerá" y hay que hacer méritos ante los opositores que posiblemente asuman el mando.
En ese sentido, se ha hecho frecuente ver y escucha a funcionarios de alto y medio nivel, saboteando, entorpeciendo, traicionando y difundiendo secretos de estado al mejor postor en detrimento del gobierno del Presidente Maduro, los Ministros que le acompañan y las instituciones que dirigen. Pero más allá del escuálido que por error, intención y/o omisión, logro colarse y posicionarse en una determinada función estratégica, habría que revisar, como y de qué manera esos personajes llegan a los puestos.
El caso del infeliz Misael López Soto, Ex Consejero en comisión en la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Iraq, si bien es de particular interés en este momento, por la magnitud de la arremetida mediática de CNN contra el país, no es la única vez que hemos sido víctimas de funcionarios en el servicio exterior, que se pronuncian de viva voz en contra de la revolución y contra del país que le dio la nacionalidad. No olvidemos que en estos 18 de gobierno revolucionario, hemos vivido la desagradable experiencia de individuos como el Sr. López, y debo decir que en muchos casos la detección y la denuncia de esos personajes, pasan desapercibida o es ocultada convenientemente a los ojos de la autoridad correspondiente, o simplemente acarrea consecuencia a los embajadores y jefes de misiones que son destituidos, removidos o acallados con la fuerza de las redes burocráticas organizadas e infiltradas en las estructuras ministeriales.
En ese sentido, hay que destacar que para la Revolución Bolivariana, el servicio exterior debe ejercerse en el marco de una diplomacia comprometida con los principio de respeto, solidaridad y en defensa de nuestra soberanía, de cara a evitar cualquier indicio de injerencia e intervencionismo. Sin embargo el ex diplomático antes citado, acudió al FBI con una denuncia infundada que en ningún momento fue procesada por los órganos nacionales correspondientes. De la misma manera, revela su patraña por las redes sociales y orquesta junto a la CIA o lo que es lo mismo CNN, una campaña dirigida a desprestigiar en primera instancia al Embajador y luego al vicepresidente Tareck y el gobierno del Presidente Maduro.
Hay que recordar, que para nosotros, los revolucionarios de la patria, el mundo es multiétnico y pluricultural y no reconocemos ninguna hegemonía sobre ningún estado, ni sobre nuestra patria. Tal posición nos ha hecho ganar el respeto y apoyo de la mayoría de las naciones del planeta y paradójicamente, nos ha colocado de frente contra el imperio y sus cachorros. Ellos no descansaran en sus intentos por derrocar la revolución, lo seguirán intentando desde la fragmentada oposición criolla, desde la industria mediática y principalmente desde los cipayos que como Misael vende hasta a madres a cambio de nada.
En consecuencia, es imperativo revisar minuciosamente al funcionariado acreditado dentro y fuera del país, pues estamos en un campo de batalla que plantea una lucha, entre los valores éticos, morales y patrióticos que el funcionario revolucionario debe tener consolidado, frente al imperio y las tentaciones con las que seduce a los traidores que creen en la promesa de la libertad, confort y libre mercado del American Way of Life.
Por lo tanto, el caso de Misael debe servir para prender las alarmas a lo interno del estado, y agudizar los sentidos en pro de la limpieza urgente y necesaria que demanda la actual situación. Elevemos nuestro nivel de compromiso y lealtad para con el pueblo y el proceso por la construcción del socialismo, el que no le guste la revolución, pues que se vaya o lo sacamos. Fuera los traidores del estado. Porque aquí no habla mal de Chávez, ni se traiciona a la revolución.