Gracias a un interesante debate con algunos opositores de los cuales no tengo autorización para revelar sus nombres. Hoy amanecí más reflexivo que de costumbre. Así después de alimentar a un perro, un gato, dos morrocoyes, tres pollitos, dos gallinas y un fantástico gallo que canta, pica y monta con tal majestuosidad, que da envidia al más virtuoso de los héroes de Hollywood. Me dispuse a escribir esta reflexión nacida del afecto, que como revolucionario y a pesar de los vaivenes que produce el mar de incertidumbre de la real política, protejo y cultivo en pro de la paz y la vida.
De entrada, debo advertir que el tema que nos ocupó es recurrente, hasta pudiéramos pensar a simple vista, que esta imbuido en esos que los analista de discursos, llaman: lugar común, pero no por ello deja de ser importante, ya que si partimos del hecho cierto que no todos tenemos la oportunidad de reconocer y reconocernos como como sujetos – objeto en eso que llamamos la realidad concreta, podremos entender que nuestra única alternativa ante la confusión que genera la desinformación, cruda, extra seca y sin hielo, con sus sabotajes, insultos, epítetos ofensivos y gritos, es el debate sincero y expositivo de los fundamentos de nuestras convicciones ideo políticas, que en mi caso, siempre será a los fines de dar contenido explicativo a la lucha que los revolucionarios mantenemos, frente a las agresiones propinadas por el modelo capitalista que se impone desde los aparatos ideológicos de la derecha y en los discursos de buena parte de los voceros precursores del caos (ex camaradas contrarios al gobierno bolivariano) las cuales cohabitan alrededor de un golpe de estado suave, que se evidencia en esta guerra económica y política, que impone la actual crisis que atravesamos.
En ese sentido, gratamente he debatido con compatriotas contrarios al proceso bolivariano (los que estuvieron y no están, y los que nunca estuvieron comprometidos con el proceso) que a pesar de ser individuos de probada disciplina intelectual y madurez política, a decir de sus argumentaciones, exhiben enormes vacíos e islas de pensamiento cargadas de manipulaciones informativas, las cuales ocultan la otra parte de la realidad social sustantiva y concreta de la coyuntura política actual y se encierra en la repetición de slogan de una campaña por el cambio, que a simple vista delata un retorno a la política del siglo pasado como alternativa a los problemas presentes.
Afortunadamente el debate, siempre va despejando la paja del grano y más allá de las evidentes colas, la escases de los producto de primera necesidad y los errores humanos cometidos por el ejercicio del gobierno (cosas muy importantes que se están corrigiendo); rápidamente los amigos opositores antes citados, reconocen la vacuidad del discurso de la derecha, la ambición de quienes pretenden dirigirlos y la pretensión hegemónica del modelo neo liberal y sus probadas consecuencias para los pueblos que nos quieren imponer. Por ello, puedo decir, que ese sector que no tiene que ser chavista, ni socialista, ni nada que se le parezca, supera a sus voceros y entiende, que más allá de confrontación verbal y los deseos neo fascistas por una confrontación fratricida, el dialogo es la única alternativa que nos queda. No para preservar en el poder a los revolucionarios, sino para ponerle orden a una derecha descarriada del hilo constitución que en la mañana apuesta a las elecciones y en la tarde incentiva a los desquiciados extremistas a la violencia contra el Gobierno y Estado Bolivariano de esta V República con la que inauguramos el Siglo XXI.
Como muchos, los compatriotas opositores antes señalados, entienden que es hora de desmontar la falacia que dialogar es dar tiempo al gobierno, argumento que no es verdad, pues desde siempre, en Venezuela los tiempos de los gobiernos están marcados por la constitución.
Es momento de asimilar que el dialogo no es para cambiar la percepción de la oposición doctrinaria, real y civilizada (que en toda democracia debe existir) y convertirla en Chavista, Socialista y Revolucionaria; sino para, abordar el todo: social, político y económico y descubrir un país que es posible más allá de la diatribas maniquea de los politiqueros que se agrupan en la MUD. Por ello es paradójico pero cierto; la revolución necesita una oposición seria que quiera al país, acepte el estado y legítimamente aspire gobernar. El país entero ruega por un debate constructivo donde se confronten las ideas y se avance en las soluciones. Esa es la esencia del problema.
En el caso que nos ocupa, en los debates sostenidos con los amigos, es frecuente que al fragor de la discusión, (respetuosa y sin gritos) muchos de ellos me pregunten ¿En qué país vives tú? A los que simplemente le respondo: "Pues venga y le digo". Yo vivo en un país que está construyendo su destino, el cual viene de un largo periodo oscuro marcado por 80% de pobreza en el siglo pasado y hoy tiene la posibilidad histórica de construir un mundo de vida para la vida (véase los resultados de las misiones sociales). Yo vivo en la Venezuela donde a pesar de los ataques continuados de la ultra derecha, estamos empeñados en ser libres ante la hegemonía imperial (revisen el apoyo internacional que tenemos, la reciente decisión del PARLASUR). Yo vivo en este país donde no ha muerto el futuro, pues aunque de errores están hechos los actos humanos y de contradicciones están cargada las esperanzas, los sueños y las posibilidades, seguimos empujando el carro de la historia a contracorriente de nuestros detractores imperiales. Yo vivo en este país donde los revolucionarios daremos la vida porque ustedes amigo opositor, sigan viviendo aquí. Yo vivo en un país, el tuyo, el nuestro, cuya mayor riqueza es la libertad plena en la que se desarrolla su democracia. Un país donde lo único debe ser desterrado es la desesperanza. Por ello, desde mi corazón ratifico el debate y pondero las diferencias en una sana y civilizada competencia.
Nosotros seguiremos empeñados en ser felices, en la construcción del socialismo, lo hemos dicho de vivas voz y lo hemos defendido ante el mundo entero. Ojala quienes nos adversan, algún día nos digan a los venezolanos cuál es su proyecto, donde están sus postulados políticos y en que corriente del pensamiento universal se suscriben. Viva la confrontación de las Ideas, Viva el dialogo. Viva la Paz. Viva la V República y el Socialismo del Siglo XXI.