En la interacción del docente, el estudiante y el libro en especial los textos de cualquier área del conocimiento, se destaca la forma como abordamos la dinámica escolar entre este elemento didáctico (libro) y los actores del proceso educativo (educador y educando), no como un simple acto mecanizado de leer, memorizar y ejercitar; sino como un hecho maravilloso y transformador que aporta factores naturales, sociales y académicos, presentes en las obras de consulta que los estudiantes usan. Para ir descubriendo mediante la lectura varias relaciones entre los elementos gráficos y de escritura que te llevan a una interacción efectiva, asertiva y de calidad; es allí donde se deben construir los docentes las estrategias y las actividades para los estudiantes, e interactúen efectivamente entre ellos como piezas principales del proceso de enseñanza, en la actualidad en muchas oportunidades en el aula los alumnos son instruidos a copiar exactamente de las páginas, ejercitar constantemente y redactan dictado o copia, sin hacer otras reflexiones importantes de las temáticas estudiadas.
Olvidando que el fundamento principal para aprender y aprender para toda la vida es hacer haciendo, entonces el 2+2=4 se debe convertir en pagar, en comer, en guardar, entre otras opciones más simples o de mayor complejidad de allí nacen las contextualizaciones de los contenidos de esa cultura regional y local, que recopila parte de los géneros literarios presentes en los libros como leyendas, cuentos, fabulas y ciencias que invitan al lector a ejercer una lectura emotiva y otras formas de intercambiar los roles entre él y el libro, y así potencializar la creatividad y la imaginación por medio de la experiencia del sujeto.