"Chávez ya no soy yo, Chávez es un pueblo. Chávez somos millones".
Esa frase nos la repitió, vibrante, nuestro Comandante Chávez durante la heroica campaña electoral del año 2012. Sin duda que nos estaba entregando, como pueblo, el testigo de la Revolución Bolivariana y expresando su confianza en los valores que había sembrado en la conciencia de la inmensa mayoría de los venezolanos y venezolanas.
Por eso para defender a Chávez; para amar a Chávez lo más importante es hacer lo que Chávez dijo e hizo para construir una sociedad honesta, de trabajo productivo, libertaria, igualitaria, critica, justa, profundamente democrática, una sociedad socialista.
Chávez eres tú cuando ejerces el servicio público con humildad, honestidad y mística; Chávez eres tú cuando como dirigente entiendes que el poder no le pertenece a una cúpula sino a un pueblo; Chávez eres tú cuando produces las tierras que la revolución te devolvió; Chávez eres tú cuando cuidas y demuestras que la propiedad social es posible; Chávez eres tú cuando construyes verdadero poder popular en las Comunas; Chávez eres tú cuando asumes la militancia como un apostolado de lucha junto al pueblo; Chávez eres tú cuando no das pie a ser chantajeado por ningún factor interno o externo de poder; Chávez eres tú cuando crees de manera auténtica que hacer una revolución es posible, que otro mundo es posible y es necesario.
Chávez eres tú cuando cultivas un espíritu de rebeldía para reaccionar contra lo que está mal hecho y tener la conciencia de que es necesario cambiar todo lo que tiene que ser cambiado.
Chávez es la hermosa juventud que se levanta, especialmente expresada en la Organización Bolivariana de Estudiantes (OBE) y en la muchachada trabajadora de nuestros barrios y campos; que no llora a Chávez, sino que a pesar de las circunstancias difíciles lo hace vivir creyendo en sus ideas, emulando su ejemplo, cantando su pensamiento, formándose para dirigir a nuestra Patria. En ellos y ellas está la llamarada.
Esa muchachada está dispuesta a hacer lo que Chávez dijo, a continuar lo que él dejo hecho y a construir lo que está pendiente de hacer. El fuego sagrado sigue vivo.