El bachaqueo se acaba batallando como Chávez

La Revolución Bolivariana no puede seguir evadiendo la batalla que podría liberar la nación del sufrimiento en el que la ha sumido la antipatria.Esto lo planteamos, porque si bien es cierto que bajo la dirección de Chávez libramos muchas y duras batallas, en los últimos años nos hemos limitado a defendernos, no batallamos.

No hemos podido articular una estrategia para infringirle una contundente derrota al enemigo y esto ha permitido que se crezca, nos intérprete débiles y arremeta cada vez con más fuerza.


Cierto es que el enemigo es muy fuerte (el imperio más poderoso de la historia de la humanidad) y cuenta con cipayos internos que intentan entregar la patria y sus recursos a cambio de jugosas comisiones, pero tiene que haber salidas y en lo personal creemos que ellas están en las enseñanzas de Chávez.

¿Cuantas veces nos dijo el Comandante que la unión cívico-militar era la garantía de éxito de la Revolución Bolivariana?
¿Cuantas veces demostró con hechos que no se trataba de un discurso sino de la escencia de nuestra revolución?
¿No hizo añicos un problema de siglos como el analfabetismo a través de una campaña donde pueblo y ejército se convirtieron en uno solo para llevar las letras a los más humildes?
¿Ante su secuestro aque 12 de abril no fue el pueblo llano y el pueblo en armas quien lo rescató y salvó la revolución?
¿No fue el pueblo el que se presentó a las puertas de PDVSA para rescatarla de unos saboteadores y no fueron las Fuerzas Arnadas las que apoyaron ese rescate y resguardaron las instalaciones?

Allí en esos ejemplos está el camino que nos enseñó Chávez. Hay que ir a una nueva batalla como dijimos al inicio de esta nota. Hay que ir con un pueblo que sabe organizarse y unas fuerzas armadas que lo respalde a buscar al bachaquero, a apresar al especulador a "meterle las cabras en el corral" al acaparadores y al empresario que baja la producción para incrementar los precios.

Tenemos UBCH, tenemos CLAP, concejos comunales, tenemos patrullas, tenemos pueblo en armas.
Es hora, y así lo sugerimos al Presidente, de organizar quizás la batalla más grande de los últimos tiempos.
Seguros estamos que el pueblo y las Fuerzas Armadas asumirán el combate con la misma pasión y devoción que asumió los que personalmente dirigió el Comandante.
Y tengamos por seguro que esa batalla elevará la moral y consolidará la lealtad de una militancia que hoy luce desconcertada

 

 



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Alexis Arellano


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