Si bien es cierto que el tránsito hacia la frontera con Colombia por Maicao es de lo más custodiada militar y policialmente, pues existen alrededor de 25 puntos de control, esto no la hace más segura. Con tantos policías y militares los ciudadanos deberíamos sentirnos protegidos al recorrer esa vía. Pero la realidad es que los atracos, violaciones, contrabando, abusos militares, cobro de vacunas, cobro de peaje, paso de vehículos robados y refugio de bandas delictivas es lo que se observa en ese eje fronterizo
La venta ilegal de gasolina con sobreprecio, el contrabando de gasolina, de alimentos y otros productos se hace en las narices de los puestos militares/policiales. Se comenta que hay complicidad y, hasta pagos, para dejar libre albedrío a estas bandas organizadas. Lo que es cierto es que todos los días se ve gran cantidad de vehículos con productos venezolanos hacia la frontera. Las llamadas trochas son pasos libres y sin obstáculos hacia Colombia, por allí uno avista transitar camiones full de productos de escasa circulación en el país, además, de camiones cargados con pipas de gasolina. La pregunta obligada es: ¿para qué sirven tantas alcabalas militares y policiales?
Lo que ha sucedido en las dos últimas semanas es peor aún, hemos cedido parte del territorio a la delincuencia, es decir, se decretó una zona de nadie, ya que un militar de alto rango fijo el límite fronterizo en el Peaje de Paraguachón, solo hasta allí pueden llegar los vehículos. Para alcanzar el punto limítrofe en donde se encuentra el SAIME (La Raya) para el sello de pasaporte, debes caminar como un kilómetro (a riesgo de ser atracado). Una arbitrariedad tal, que el Estado pierde dinero por concepto de pago de peaje vehicular. Presidente Maduro ¿Está usted al tanto de esta situación? ¿Sabe de los desmanes que se producen en la frontera? ¿Le han dicho que el contrabando de gasolina sigue muy fuerte en esta frontera? ¿Los militares le han informado del cambio del límite fronterizo?
Definitivamente, el discurso de una nueva frontera de paz con normas claras nunca ha llegado a ser práctica en este territorio fronterizo. Se necesita urgentemente una reevaluación y redefinición de la política fronteriza, una que sea coherente y que haga de esta región un sitio seguro para ser transitado por los ciudadanos.