Andrés Eloy Blanco, según dijo una vez Miguel Otero Silva, hubiese sido mejor como humorista que otras tantas cosas en las que fue muy bueno, como poeta, ensayista, orador y diplomático. Que eso lo hubiese dicho quien lo dijo, tiene un valor inestimable, tomando en cuenta que de este también es valedero decir lo mismo. "El Morrocoy Azul", donde ellos dos contribuyeron, alentaron y hasta dirigieron, es una prueba fehaciente de todo lo dicho anteriormente.
El cumanés llenó la constituyente de 1946 de brillantes discursos, pero también de estupendos gestos de humor, expuestos en aquellos y los abundantes papelitos que corrían de mano de los diputados. Diputados de lado y lado fueron objeto de la gracia, agudeza e ironía del hijo de la ciudad que el mismo llamó "marinera y mariscala".
Entre las obras del poeta de "Giraluna", hay una poco nombrada que se titula "La Aeroplana Clueca", cuento creo inserto en el el libro "Cuentos de Mamporal", leída por nosotros en nuestros años de la escuela primaria que forma parte de esa riqueza humorística que atesoraba. La habíamos olvidado por completo, pero ahora cuando de repente, alguien descubre y anuncia públicamente una avioneta como preñada de secretos y malos procederes, según los denunciantes, relacionada con Luisa Ortega Díaz, Fiscal General de la República, se nos vino de repente a la memoria. Andrés Eloy habló de una avioneta o areoplana empollando huevos.
En Barcelona, como en cualquiera ciudad venezolana, ese espacio inmenso, rico en cuanto a la calidad de su gente, que va más allá de Caracas, pese que los "caraqueños" eso aun no han descubierto, abundan buenos analistas políticos. Uno se asombra como a cada metro del centro de la ciudad, dentro de la confusión de gente humilde, generosa y talentosa, al escuchar juicios brillantes, acuciosos, equilibrados y al parecer certeros. Pero también, como abunda la buena fe, la poesía, rica imaginación y escasea por demás el odio.
Hoy escuché de manera casi repetitiva, en distintos sitios de la ciudad, por donde camino todos los días por conservar la salud y detener el avance de la vejez, juicios críticos sobre la conducta de la Fiscal, en los cuales se le trató con demasiado respeto y altura. No obstante, se le cuestiona, no el discrepar, distanciarse del gobierno, sino ese cambio como demasiado brusco que la ha llevado casi a convertirse, según la opinión casi unánime de esos analistas sin rostro, en el líder de la oposición en un momento que esta luce desconcertada y dividida como nunca antes. Se enfatiza que los grupos más radicales, esos que parecen promover lo que por falta de creatividad seguimos llamando guarimbas, parecieran haber hallado en la FGR el líder o lideresa, con los fundamentos necesarios, que los vincule al universo al cual no han podido llegar con sus desplantes. Para nada sugieren quienes intentan entenderla que sea esa la forma que ha hallado para hacerse "perdonar sus pecados".
En efecto, comentan como Luisa Ortega Díaz ha mostrado mayor interés o puesto empeño en denunciar ante el TSJ lo que cree conducta ilegal del gobierno, en lo relativo a la convocatoria de la Constituyente que a los actos ilegales que a diario suceden en la calle. Volverse denunciante del gobierno en el espacio legal que atañe estrictamente a lo político y colocar en segundo plano aquellos acontecimientos le ha ganado el respaldo de un importante y activo sector opositor. Para nada dicen que pareciera haber logrado le perdonen y saquen de la "lista negra".
Pero esos analistas también ponen interés en mostrar como esa conducta de la jefa de la fiscalía está en perfecta sintonía con la versión que corre por Venezuela toda, según la cual su posición de ahora está relacionada con una atractiva oferta de hacerla "jefa de un gobierno de transición" que pasa por derrocar al actual presidente. Eso no sólo la haría gozar de "las mieles del poder" sino también definitivamente expiar viejos y "graves pecados".
Piensan incluso esos analistas que, la señora Ortega Díaz, como la "Aeroplana Clueca", pudiera estar preñada de buenas intenciones y se propone salvar al país del fascismo, la desintegración y la guerra civil. Para ellos, pesa mucho su origen de militante de uno de aquellos pequeños grupos de izquierda, que como islas en el archipiélago griego, abundaban "por demás" y Chávez unió con aquella seña que fue el 4F. Sería pues la suya, por ese feo futuro que nos amenaza, una tarea o sacrificio destinado a salvar de la perdición a muchas almas en pena.
En sus cavilaciones, esos analistas, desechan la tesis del temor que pudo haberla embargado personalmente al ver al fascismo asomar el rostro, lo que es comprensible por el rol que ha jugado estos años y haber tenido la responsabilidad primordial en la imputación y condena de Leopoldo López. No. No creen eso, más los embarga la idea esa propia de los sacerdotes del deber de salvar almas.
Mi ortodoxia, la que no se refiera a pegotes ideológicos y menos a compromisos políticos con nadie, me ha dificultado siempre entender esos saltos tan violentos como el que ha dado la Fiscal. No puedo como alguien pasa de una concepción religiosa a otra con la velocidad del rayo. Siempre ante eso quedaré por lo menos asombrado. Eso es propio de pusilánimes y mercachifles de toda mercancía. Por eso no acabo de entender a la señora Fiscal, aunque no le condeno porque mi formación me obliga a reconocer el derecho de cada quien a expresar su opinión y estar donde debe. Lo que no concibo es que quiera estar sólo donde le vaya bien y comerse únicamente las maduras.
Pero esos analistas sin rostro, sin cámaras de televisión, ni reconocimiento alguno, han visto en ella, la Fiscal, la persona que ha vislumbrado un camino para salvar al país; unir a la oposición más violenta, con la más moderada y hasta arrastrar tras de sí a sectores de la "izquierda" como ella, con tal de arrinconar al fascismo y alejar la guerra civil. Lo que incluye domar fieras peligrosas y sedientas de todo.
Respeto esos juicios. Sobre todo por el rol que jugó hasta ayer y hasta haber pretendido convertirse en la denunciante de las miles de violaciones de los derechos humanos, asesinatos, torturas habidos durante los años del puntofijismo. ¿Cómo conciliar una cosa con otra?
Ella tendrá en su conciencia un conflictivo y hasta tormentoso debate. No es tan fácil para una persona honesta acomodar la conciencia en medio de ese oscuro drama.
Como tampoco es fácil para el gobierno hacernos entender el asunto relacionado con la avioneta que está utilizando la Fiscal; por eso recordamos "La Aeroplana Clueca" de Andrés Eloy. Porque si algo parece lo del avión es aquello de un parto de los montes.
¿Cómo es posible qué sea ahora, cuándo alguna autoridad del Estado, pudo ser un tribunal, se haya percatado que Luisa Ortega Díaz venía usando de manera abusiva una avioneta ajena?
El haber sacado a luz eso ahora a mucha gente buena y perspicaz llama la atención y fortalece la idea que el gobierno ha sido demasiado permisivo a muchas cosas ilegales. Eso fortalece y abona razones a quienes han venido denunciando la impunidad oficial que ha amparado a cientos de corruptos.
¿Por qué hubo que esperar que Luisa Ortega Díaz asumiese la posición que ahora está asumiendo para que los dueños de la avioneta a esta pudieran recuperar? ¿No es eso un muy mal mensaje o que algo huele mal en Dinamarca?
Reitero que en Barcelona hay muy buenos analistas, sobretodo llenos de buena fe y ajenos a la insidia, la falla que percibo es que hay en ellos mucha seriedad, demasiada buena fe y poco humorismo. Ninguno ha percibido que la avioneta que asocian a Luisa Ortega Díaz está clueca o mejor preñada de indicios de lo que ella pudiera haber hecho como unos cuantos más distintos a ella. Parece una avioneta que empollara huevos de la Fiscal y para ella, pero sugiere que eso sólo hasta allí no llega y menos se queda. Hasta pudiera haber todavía un extenso gallinero.