El gobierno de Maduro, en su injustificable afán de querer aparecer como más papista que el Papa, o sea, como el más destacado defensor de los derechos humanos en el mundo, ha venido cometiendo una serie de errores que han contribuido a agravar notablemente la situación de violencia terrorista que actualmente ensangrienta las calles del país.
Esta situación no es menos grave para el gobierno que si estuviera reprimiendo fuertemente las acciones vandálicas y criminales de la oposición. Eso se debe, a que pudiera dar la impresión de ser absolutamente incapaz de controlar un un estado de cosas que se le ha escapado de las manos; un un estado de cosas que con cada minuto que pasa pareciera agravarse más y más. La inconveniencia de una situación como esta reside en que pudiera utilizarse como pretexto para intervenir en nuestro país. Para practicar una intervención con el fin de restaurar un orden que el gobierno no ha sido capaz de restablecer, y que mientras lo intenta continúan las pérdidas de vidas y de bienes.
Ahora, ¿cuál es el origen de esos errores? Bueno, aquí se podría parodiar a Gonzalo Barrios, dirigente adeco, cuando dijo que en Venezuela había corrupción porque no existían razones para que no la hubiera. Lo mismo podría decirse de los actuales hechos de violencia. Aquí los energúmenos de la oposición recurren a la misma porque no hay razones para no recurrir a ella. Y si se quiere tienen razón, porque los primeros en reconocer y proclamar a voz en cuello el estado de indefensión en que se encuentran los agentes del orden, es el propio gobierno. Ya que en lugar de asumir una actitud intimidatoria, en lugar de amenazar con fuertes castigos a quienes sean sorprendidos en actividades subversivas, lo que hace, contra el buen sentido, es ufanarse de no usar ni siquiera escopetas con perdigones.
Pero la imprudencia de estas declaraciones no se queda ahí, porque de inmediato agregan, como para apaciguar a los conspiradores y redondear el desliz, que lo único que se utiliza para contener a las bandas de delincuentes es agua y gas lacrimógeno. ¿No es esto una clara incitación para que estos desadaptados, que usan toda clase armas, continúen en sus acciones destinadas a derrocar al gobierno? ¿Para que en vista de que no corren ningún riesgo continúen en sus criminales acciones desestabilizadoras? ¿No es esto una ingenuidad inexplicable en quienes se encuentran al frente del país?
Y por si este insólito estímulo a la violencia opositora fuera poco, altos funcionarios del gobierno salen a criticar a los guardias nacionales, a esos abnegados y valientes servidores públicos, por supuestos excesos en el control de las "manifestaciones". No les basta enviarlos a combatir a pecho descubierto, sin ninguna clase de protección, a bandas de asesinos, sino que encima los critican de manera injusta y desconsiderada. Como hizo el ministro de la defensa, que en lugar de elogiar la actuación de estos funcionarios policiales -cuyas cabezas tienen precio-, no sólo porque se lo merecen sino por la necesidad de elevar su moral combativa, los cuestiona en términos realmente ofensivos y desmoralizantes. Cuando la verdad es que lo que merecen es todo lo contrario: el reconocimiento agradecido de toda la colectividad. Y se lo merecen, entre otras cosas, porque si aquí hay quienes sirven de carne de cañón en esas acciones violentas, no son precisamente los vándalos ni quienes por ellos son arrastrados a las mismas, sino esta gente que no cuentan ni con un miserable rolo con el cual defenderse. Como lo tienen todas las policías del mundo, las cuales generalmente los utilizan para masacrar, esas sí, manifestaciones generalmente pacíficas.
Pero por qué se ha llegado a esta situación. A esta situación se ha llegado fundamentalmente por dos motivos. Una, porque el gobierno, despistado como siempre lo ha estado, llegó a creer que estas acciones, promovida por los gringos, eran transitoria y que por esa razón se extinguirían por sí solas. El otro, porque no se empleó, dado el carácter subversivos de las acciones violentas, los medios adecuados para combatirlas. En relación con lo primero, es mejor que se entienda lo que hemos venido diciendo, es decir, que mientras haya delincuencia y dinero para pagarla, habrá violencia. Y segundo, por la pésima lectura y peor interpretación que se ha hecho del segundo párrafo del artículo 68 de la Constitución. Esta parte del mencionado artículo dice textualmente lo siguiente: "Se prohíbe las armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas".
Como puede verse, pues, la Constitución lo que prohíbe es el uso de armas de fuego en las manifestaciones pacíficas. El problema está en que la presencia de los vándalos en la calle destruyendo, incendiando y asesinando, ni son manifestaciones y mucho menos pacíficas. Son acciones insurreccionales cuyo objetivo es derrocar un gobierno legítimo, producto de elecciones libres, democráticas y transparentes.Lo cual, como es fácil entender, obliga a las autoridades al empleo de los medios adecuados no sólo para su defensa, sino también para la conservación de un orden basado en el imperio de la ley. De manera, que cada vez se hace más evidente un cambio de estrategia en el combate de esas acciones; un cambio lo suficientemente fuerte que sirva para disuadir de los promotores de la violencia y para la pacificación del país. Lo que quiere decir que hay que utilizar argumentos mucho más convincentes que el gas lacrimógeno y el agua.
Lo cierto del caso es que se ha llegado a una situación en que el gobierno o corre o se encarama, porque la verdad es que lo que ha venido ocurriendo ya resulta insostenible y hay que actuar de la manera más enérgica posible. El gobierno debe entender que está tratando con delincuentes, y que para sujetos así lo único que vale es la fuerza, sobre todo, si se trata de una delincuencia bien remunerada. De allí que creamos urgente tomar medidas como el toque de queda en los sitios en que más grave sea la situación. Lo ideal sería la suspensión de garantías, pero este recurso tan valioso para la pacificación de un país, no se puede utilizar gracias a que Iris Valera se opuso a que fuera incluido en la nueva Carta Magna. En relación con este caso, debemos decir que nunca habíamos visto una constitución que más haya hecho para quedar indefensa frente a sus adversarios e impugnadores.
Pero, claro, no se trataría de una medida aislada. Pues la misma tendría que estar acompañada por el envío de embajadores a distintas partes del mundo, los cuales se encargarían de explicar lo que realmente ocurre en Venezuela. Y lo que ocurre es que los Estados Unidos están tratando de aplicar el mismo diabólico libreto que ha aplicado en otras naciones. Entre ellas, como es sabido, en Ucrania, la cual han sumido en una fratricida y sangrienta guerra civil. También hay que aclarar, que esta ofensiva diplomática, como es lógico suponer, no podría ignorar las Naciones Unidas ni el Consejo de Seguridad, en el cual, a través de amigos, plantear lo que ocurre en nuestro país y los peligros a los que está expuesto: su desintegración total. Y todo, por el afán bucanero de los Estados Unidos de apoderarse de nuestras riquezas naturales.
Nota: El Ministero Público se encuentra totalmente descalificado para continuar ejerciendo sus funciones, o sea, la acción penal en Venezuela. Eso se debe a las manifestaciones realizadas por la mayoría de los fiscales, quienes han llegado al descaro de ponerse a cantar... "se va, se va, se va, en clara alusión al presidente Maduro.
Las rejas de la base militar de la Carlota debían electrificarse. Mantenerse electrificadas mientras los vándalos hagan acto de presencia y desactivarse tan pronto se hayan ido. Por otra parte, mediante altavoces advertirles a esos desadaptados que esas instalaciones son de una importancia estratégicas para la defensa del país, por lo que atentar contra ella esa tentar contra la seguridad nacional, lo cual bajo ningún respecto debe permitirse. Mi solidaridad con el soldado que, en el cumplimiento de su deber, hizo uso de su arma de reglamento. A estas bandas de criminales y a quienes las dirigen hay que darles un parao.
Lo de Rodríguez Torres, la fiscal y otros, no debe sorprender a nadie , pues desde sus inicios el gobierno chavista y su Partido, se convirtieron en un nido de adecos y copeyanos en posiciones claves. Aquí, en el Zulia, la llamada disidencia se cansó de denunciar a estos infiltrados, y los únicos que resultaron sancionados fueron ellos. Por eso, la situación tan deplorable del Proceso en esta región no es producto del azar, sino el lógico resultados del apoyo que desde Chávez hacia abajo se les dio a estos caballos de Troya. El siguiente es un volante que redactamos en protesta por esta situación y que jamás fue atendida:
EL NAUFRAGIO DEL ZULIA
La inepta y corrupta directiva del MVR en el Zulia y sus inconscientes aliados de Caracas, torpedearon al portaaviones Chávez, y hora éste se encuentra hundido e inoperativo en las profundidades del lago de Maracaibo.
Tal vez la potente nave pueda ser rescatada. Sin embargo, la tarea de reflotarla no va a ser nada fácil. Por el contrario, va a resultar algo sumamente difícil, algo que demandará mucho esfuerzo, capacidad y, sobre todo, mucha honestidad y capacidad política. Por lo que la mencionada misión de salvamento no podrá quedar en manos de los mismos improvisados piratas y bucaneros que, llenos de ambiciones y malas intenciones asaltaron y hundieron el poderoso navío". El portaaviones quedó en las mismas manos y por eso el chavismo en esta región está como está.