I
La matriz periodística parece indicar que se desató el PLAN TOCOBAR (Todos Contra Barreto). Las “noticias” presentan tanto a oficialistas como a opositores, chavistas o golpistas, todos unidos contra el alcalde bolivariano Juan Barreto por haber cometido el sacrilegio de meterse con las tierras de los ricos caraqueños.
Cualquiera pudiera pensar que Barreto se quedó en el aire, no está ni en nuestra acera revolucionaria ni en la del frente. Yo creo que no es así, sigue bien plantado en este proceso de cambio y transformación.
Asumiendo todos los riesgos que implica opinar en ese campo minado por el Plan TOCOBAR, nos atrevemos a meternos, teniendo como guía la claridad revolucionaria, pretendiendo llegar al fondo del asunto.
Creemos que Barreto provocó un Gran Salto cuando tocó, aunque muy levemente, intereses de los “Amos de las Ciudades”. Ese minoría, fuerte económicamente pero que no representa el sentimiento nacional, reaccionó con furia, pues está convencida que las tierras urbanas son un “solomo de cuerito” al cual no tienen derecho ni la clase media, ni los pobres, mucho menos los miserables y no pueden dejar que nadie se los arrebate. Es mas, no solo lo piensan, sino que lo han garantizado siempre con la orden: ¡Esos “tierruos” que se encaramen en los cerros o se pongan a orilla de carretera, al lado del gasoducto, en el tendido eléctrico, a la orilla del barranco o del rió!.
II
¿Que podíamos esperar de los Terratenientes Urbanos cuando Barreto, Alcalde de Caracas, indicó el camino de la justa distribución de las tierras, propio de un Estado de Justicia y de Derecho?.
¿Acaso una reacción diferente a la del 10 de Diciembre de 2001 con la Ley de Tierras y Desarrollo Rural?
No señores. Había que estar preparados para una arremetida golpista.
Recuerden que una bandera del 11 de Abril era “salvar” los latifundios rurales. Pero les salió el tiro por la culata y seguimos expropiando latifundios.
Hoy la cosa no es distinta, pretenden salvar el latifundio urbano con un golpe mediático, que aspiran acabe con uno de los alcaldes más disciplinados en el cumplimiento de las tareas revolucionarias contenidas en el Nuevo Mapa Estratégico de la Revolución Bolivariana (2004). Y de carambola, quieren satanizar La Expropiación como instrumento de Justicia Social. Ese es su objetivo fundamental.
Los revolucionarios no podemos caer en la trampa mediática.
El problema no es el tono, ni el ritmo del discurso de Barreto, tampoco el amor por los Campos de Golf, que yo sepa no hay una política de Golf Barrio Adentro.
Se trata que Barreto llegó al hueso y su acción es una amenaza nacional.
Compatriotas, a los Terratenientes Urbanos les preocupa que se metan con los millones de metros cuadrados de tierra urbana que ellos mantienen ociosos y engordándose en las principales ciudades de Venezuela con la intención de sacarle un ojo de la cara al gobierno (como siempre), que saben, tiene que ejecutar el Plan Nacional de Vivienda.
No pueden permitir que ahora venga Juan Barreto con el Cuento de la Expropiación a darle una patada a esa lámpara del capitalismo. Los Terrenos Urbanos representan una millonada de dólares.
Ah, pero eso no es todo.
Los Terratenientes Urbanos concluyen: lo más peligroso de esto es que se trata del Alcalde de Caracas y aquí todo el mundo está pendiente de la Capital, además el pueblo canta diariamente el himno nacional, ese que sabiamente dice “…seguid el ejemplo que Caracas dio”
Por eso quieren destruir a Juan Barreto.
Los de este lado olvídense del chantaje reformista que estamos en campaña. La revolución no se negocia.
III
Cuando los venezolanos le demos un tratamiento revolucionario al problema y saquemos bien las cuentas de:
El alcance revolucionario de la Nueva, pero poco difundida, Ley de Regulación de Tenencia de Tierras Urbanas (Gaceta Oficial Nº 38.480 del 15 de Julio 2006) y veamos que se declara de utilidad pública e interés social todo lo concerniente a contribuir a la satisfacción progresiva del derecho a la vivienda y el hábitat, dando prioridad a la familia, especialmente a aquéllas en condición de vulnerabilidad social.
La cantidad de Terrenos Ociosos en cada uno de los 335 municipios de Venezuela, quienes son los dueños, el tiempo que tienen engordándolos, la manera como lo obtuvieron y lo que piden por ellos.
La obligación del gobierno revolucionario de distribuir las riquezas equitativamente (la tierra es una de las riquezas principales).
LLEGAREMOS A LA GRAN CONCLUSIÓN QUE EN VENEZUELA NO HAY QUE EXPROPIAR, SINO RESCATAR LOS TERRENOS URBANOS.
En ese momento todos diremos a coro ¡BARRETO TIENE RAZON!.
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