El temor de la derecha a la voluntad del pueblo no deja que razonen como seres humanos, el odio guía sus pasos armando estrategias desesperadas tal como lo que en principio se llamó plebiscito para después denominarlo consulta popular, algo que sin ningún tipo de legalidad buscaba pretender demostrar que el pueblo quiere un cambio exprés, rompiendo la constitución al querer adelantar las elecciones presidenciales. Así por así en un proceso sin supervisión, donde no se sabe a ciencia cierta si las personas votaron más de una vez. Proceso que unido a la comodidad se caracterizó por la desorganización. Es que los oligarcas no tienen principios, su doctrina es hacer dinero y vivir bien disfrutando la vida, sin importarles para nada el bien común. Seguro que más de uno no fue a firmar porque les dio flojera, esperando que asistieran otros a hacer cola. La derecha siempre busca el camino fácil, históricamente fue de esa manera, se ponían de acuerdo adecos y copeyanos para distribuirse el poder, hoy hasta contratan jovencitos para que encabecen las guarimbas, no pueden llamarse universitarios los niños que en cholas, pantalones recortados y franelitas desteñida obstaculizan el tráfico en Lechería. Ya fastidian a los que desean ir a trabajar, o a los que quieren ir a comer a su restaurant favorito. Poco a poco se desgastan, poco a poco más gente se da cuenta que en el seno de los oligarcas no hay dirigentes capacitados. En estos momentos tan determinantes que vive la Patria, es la hora del patriotismo, 2017 se ha convertido en el año crucial dentro del proceso revolucionario que forjó Hugo Chávez. Desde abril la MUD y sus derivados se han dedicado a generar violencia, zozobra, terror y miedo. Han utilizado nuevamente su máquina terrorífica: Las guarimbas. Pensaron que ya el mandado estaba hecho, creyeron que la caída de la Revolución seria cuestión de días. Fue allí cuando nuestro Presidente obrero hizo gala de su sabiduría y el 1ero de Mayo en horas de la tarde anuncia la realización de La Asamblea Nacional Constituyente, dejando sin palabras a los integrantes de la derecha. Comenzaron sus luchas internas, los que querían participar y los que no. Para al final salir huyendo de la realidad. Al no participar pierden el derecho democrático de votar. No se puede querer Constituyente o elección solamente cuando le convenga a la derecha, especialmente si hay razones de orden imperialista. Con la participación en la Constituyente los oligarcas, de haber ganado, tenían el suficiente poder para cambiar las instituciones y convocar elecciones presidenciales, pero que va, buscan atajos cómodos ajustados a sus gustos. En la cola un camarada manifestaba, con La Constituyente los acabaremos definitivamente, y ese no es el espíritu de una constituyente, es sin lugar a dudas un sitio de encuentro en donde se debatirán ideas. Además un sistema democrático necesita de los partidos de oposición con sus virtudes y defectos.
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