En América Latina y el Caribe (ALyC) se libra una batalla histórica, las fuerzas políticas de la conservación realizan una ofensiva para recuperar la hegemonía perdida a comienzo del siglo XXI frente a la izquierda democrática y socialista. A mediados de la segunda década del siglo se producen hechos socio-económicos y políticos que hacen retroceder los procesos progresistas, provocando un cambio desfavorable en la correlación de fuerza en el continente.
El punto de partida de cualquier reflexión o análisis es reconocer esta realidad, no evadirla. Volver a pensarlo todo como necesidad estratégica y no solo un ejercicio intelectual, preguntarnos los hechos que lo explican es un acto responsable. ¿Cuánto corresponde a la injerencia extranjera? Evidentemente, mucho. ¿Cuánto a los errores y omisiones propios?, parece que bastante. Es tiempo del análisis sin prejuicios con la razón como instrumento, buscando causas y no culpables, argumentos y no descalificaciones personales.
La mirada crítica, reconociendo la diversidad y pluralidad de nuestra ALyC, abstrae los elementos que le son comunes y que revelan falencias; de seguida la dirijo sobre la economía. El proceso vivido ha menospreciado el tema de la rigurosa gestión en política económica y de los cambios estructurales para alcanzar el desarrollo productivo.
I. Aún pesan en el liderazgo de izquierda las viejas e inútiles ortodoxias que llevan a no darle importancia a la estabilidad económica-social, ello es, no comprender que desde la ciencia económica y sus leyes, pueden y deben adelantarse políticas que objetiven el necesario crecimiento del producto, la estabilidad de los precios relativos y tasas de desempleo bajas.
Asimilar la estabilidad económica a los "equilibrios macroeconómicos" de visión contable neoliberal ha sido y es un gravísimo desacierto. Basten tres ejemplos: 1) Brasil fue afectado por la política de contención de gasto en 2015 y caída de sus exportaciones, ello lo impulsó a la recesión y a mayor desempleo; 2) En Argentina la inflación cercana a 30% en 2015-2016 y el desplome de su comercio exterior impactó a las clases medias y trabajadores y ralentizó el crecimiento; 3) En Venezuela los desequilibrios cambiarios (sobrevaluación) y de precios impactaron el abastecimiento y los costos de bienes y servicios.
Esta situación ha sido acompañada por un falso dilema según el cual hay que optar entre crecer para distribuir o distribuir para crecer. Imaginaria disyuntiva de la izquierda gobernante ya que no eran excluyentes, debe crecer la economía para crear riqueza material para distribuir y, al mismo tiempo, distribuir justamente para que la sociedad induzca una nueva reproducción de la economía; satanizar el crecimiento, despreciar los instrumentos de la política económica y desatender las leyes de la economía política, estigmatizándoles como neoliberalismo expresaba dogmatismo e ignorancia.
Un extremismo discursivo colocaba de lado aportes científicos marxistas, leyes que explican el transcurrir histórico de la vida humana: "La primera premisa de toda existencia humana y también por tanto, de toda historia es que los hombres se hallen para hacer historia, en condiciones de poder vivir. Ahora bien, para poder vivir hace falta ante todo comida, bebida, vivienda, ropa y algunas cosas más. El primer hecho histórico es por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas necesidades" (Carlos Marx. La ideología Alemana 1845). Producir la riqueza para atender necesidades materiales esenciales para una vida digna no tiene nada que ver con el consumismo e individualismo propio del capitalismo.
Los gobiernos progresistas de ALyC colocaron el acento en la distribución de la renta excedentaria con el propósito de reducir las desigualdades y la pobreza, en tal sentido, programas o Misiones sociales en la salud, educación, vivienda y alimentación evidenciaron un gasto creciente. Ello redujo la pobreza en 2000- 2014, de 43,8% a 28%, en promedio. El discurso registraba una supuesta "socialización" de la riqueza, se trataba de una mejor redistribución del ingreso.
II. El ciclo de crecientes precios de los commodities, 2004-2012 trajo en sí mismo una contradicción, por una parte, nos proporcionó divisas por exportación de alimentos, materia prima, minerales e hidrocarburos que explican el esfuerzo distributivista del ingreso y, por la otra, inhibía a la ALyC de la oportunidad histórica de dotarse de un modelo productivo alternativo.
El desenvolvimiento del capitalismo desde la crisis financiera de 2008 impacta desfavorablemente al continente. Nuestros gobiernos no se prepararon para la abrupta caída de precios del petróleo, cobre, soya y del consumo mundial de la carne y otros alimentos; la desaceleración del crecimiento económico de China de 10% a 6,5% impactó a Brasil, Argentina y en menor intensidad Uruguay. El ciclo commodities nos hizo incurrir en la ilusión monetaria, su descenso trajo crisis para la cual no estuvimos ni estaremos preparados si continúa dominante la actual estructura productiva de ALyC.
Ha estado ausente en la izquierda un pensamiento estratégico que permita cuestionar con pertinencia histórica el proceso de reprimarización de nuestro continente. En los últimos años, según la Comisión Económica para América Latina, CEPAL las exportaciones de bienes primarios en el total superan el 40%, ello supone una baja productividad y competitividad global. La reprimarización es una lógica de la división internacional del trabajo para mantenernos en dependencia y atraso con relación a los centros globales industrializados. Caso aparte Venezuela y su incapacidad de superar el diagnosticado colapso del capitalismo rentístico petrolero.
El desafío estratégico para superar la condición de exportadores de commodities requiere un proceso de industrialización especializada para las exportaciones que permita dar el salto al desarrollo productivo y la independencia económica. La experiencia histórica así lo demuestra, Japón, Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Malasia, Tailandia, Indonesia, Vietnam, China y, en menor grado Brasil, lo ensayaron con éxito desde economías intermedias.
Las complejidades del financiamiento y los encadenamientos productivos de la industrialización exportadora, requieren acelerar la integración regional que nos dote de una nueva arquitectura económica-financiera y de aperturas económicas a la Inversión Extranjera Directa.
Las viejas ortodoxias son buenos propósitos que no sirven para nada. La izquierda de ALyC debe estudiar y analizar con rigor científico las experiencias de los cambios económicos- sociales en China y Vietnam y, más recientemente en Cuba. Siendo economías diferentes los procesos de transformación de sus modelos tienen tres rasgos comunes, uno, reconocer a la Inversión Extranjera Directa, IED como "una fuente de desarrollo y vía de acceso a capitales, tecnologías, mercados y experiencia gerencial, que tributa…a encadenamientos productivos,…", dos, "el papel complementario de la propiedad privada sobre determinados medios de producción…" y, tres, "la necesidad objetiva del reconocimiento del mercado…" todo en un contexto de estado fuerte y regulador. (Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, Abril 2016, pag 7).
Los dogmas permitieron que cierta izquierda se inventara un "socialismo estatista" y descalificara aprovechar el flujo de inversión privada para financiar la inversión, el papel de la propiedad privada en la producción y no reconocer el poder del mercado para regularlo desde el estado, poniéndose de espaldas a la experiencia histórica del desarrollo y a las potencialidades de la ciencia económica.