Mientras la dirigencia opositora
sigan por la senda del desprecio a las mayorías,
seguirán saboreando derrotas y decepciones
(Pensamiento del Autor)
Se lo dijimos con tiempo; la paz es el camino, y ellos, encomiados opositores y sus prejuicios de clases, no lo creyeron. Se lo advertimos al punto sonar fastidioso y repetitivo, pero no quisieron escuchar, ni mirar, ni sentir, que este pueblo elevo sus niveles de conciencia y está en lucha contra la estupidez, en batalla contra la idiotez y vive en la victoria de su unidad táctica y estratégica: Por eso somos invencibles. Por eso la oposición no volverá.
En consecuencia la revolución vive y la lucha sigue, ahora hay que gobernar, en el pueblo y con el pueblo, hay que ir contra el especulador y sus redes, desmontar las mafias y aplicar la ley con todo su peso sobre aquellos que por desconocimiento y/o omisión participan del bachaqueo como algo normal para rendir los ingresos de sus familia, sin percatarse que le hacen el juego a los que desde siempre le han violado todos sus derechos.
Es urgente avanzar a un nuevo nivel en la organización del poder popular, es imperativo elevarle sus responsabilidades, otorgándole al pueblo organizado la facultad de sancionar, más que de solo denunciar al apátrida golpista y conspirador que a diario nos incrementa el precio de la cesta alimentaria, pues más allá, de la actuación de ley de las instituciones del Estado, es urgente romper el círculo vicioso de los especuladores cuyas consecuencia las vivimos a diarios pues no hay sueldo que pueda soportarlo.
Estamos en una guerra inusual y extraordinaria contra el imperio y sus secuaces, las victimas somos todos, pues el hambre no discrimina entre ricos y pobres cuando de escasez se trata. Sabemos que es una acción inducida desde los centros de poder que nos atacan, entendemos que nuestros adversarios y enemigos dentro y fuera del país, buscan con afán un levantamiento del pueblo contra el gobierno revolucionario y en consecuencia hacen lo posible para que cunda el pánico y el caos en la sociedad con el fin de confundirnos dentro de una lógica judéo cristiana de culpabilidades que rebota de un lado al otro sin tocar a los responsables de la problemática.
En ese sentido, es importante despejar la paja del trigo y en consecuencia no dejarnos confundir y caer en un ritornelo de señalamientos con el agravante de responsabilizar al gobierno nacional, a la constituyente y a los gobernadores recién electos, sin antes asumirnos todos, como parte de la solución estructural, la cual demanda organización, ciencia y conciencia, antes que la emocionalidad y culpabilidad.
En consecuencia, estoy convencido que es hora de unidad y combate, es hora de incorporarnos, de organizarnos, de entender que el socialismo no cae del cielo y las instituciones revolucionarias no son mágicas y no resolverán por obra de un poder divino las consecuencia de 200 y más años de imposición del capitalismo como sistema, como problema, como forma de vida.
En ese sentido, acusar a los constituyentes de inamovilidad con respecto a las acciones que demanda la actual situación económica o recostar, todos nuestros padecimientos, sobre el ejecutivo, sin revisar antes el nivel de participación del partido, los grupos sociales afectos a la revolución y de los sectores progresistas que hacemos vida dentro de la estructura del Estado, resulta una ligereza con la cual se mueve todo pero no se cambia nada.
Es imperativa la participación, es impostergable la organización y sobre todo, es urgente cerrar fila contra el enemigo histórico, sus secuaces y perritos mansos.