La búsqueda de alternativas económicas al rentismo petrolero propone y promueve múltiples y variadas experiencias productivas, exportadoras. Entre estas experiencias, muy recientemente, fue dado a conocer un plan de exportación de la producción pesquera venezolana [1] ¡loable, plausible! ¡Nuestros pescadores “serán mejor remunerados” por su trabajo diario, incansable...!, pero, ¡siempre existe un pero!, preocupaciones, señalamientos, percepciones o detractores de iniciativas emprendedoras y “razonablemente buenas” como la planteada con la exportación de nuestra producción pesquera.
En aras del desarrollo y ejecución de estos planes exportadores, a lo largo de las costas venezolanas, ha surgido un importante grupo de “empresarios” que, con la buena pro, dentro de la legalidad y, ¡las alforjas a reventar de una incalculable masa monetaria en bolívares!, va comprando, como buen postor, al mejor precio posible, “toda, todita” nuestra producción pesquera artesanal. ¡Bueno!, ¡muy bueno! ¡Buenísimo para nuestros hombres y mujeres de mar!
¿Dónde esta el problema o razón del pero?
La compra de la producción pesquera artesanal por estos empresarios introduce elementos como: (1) los compradores ofertan con pago en efectivo altos precios, (2) “confiscan” toda la producción, (3) inducen acaparamiento, (4) distorsionan la cadena de distribución y comercialización nacional del producto pesquero. Basado en esos cuatro elementos se observa que; en el desarrollo del plan exportador pesquero existen “empresarios” de muy alto poder adquisitivo ávidos de divisas, bajo el manto de la legalidad compran a muy altos precios la producción pesquera nacional con miras a la exportación, proceso mediante el cual sus bolívares, “legales o ilegales”, serán convertidos en divisas y depositados en el exterior. Para la economía local se crea acaparamiento, desabastecimiento, distorsión de la comercialización y elevados precios imposibles de pagar por el consumidor nacional.
[1] Minpesca automatizará expedición de permisos para exportación